GUERRERO (La Silla Rota).- Luego de que asegurara que entre las autoridades de Guerrero y el crimen organizado había un acuerdo “por debajo de la mesa” el obispo de la Diócesis Chilpancingo-Chilapa Salvador Rangel Mendoza, dijo que ya no hablará más del tema de la violencia, y acordó una tregua de declaraciones con las autoridades estatales.
El obispo quien también aseguró haberse reunido con el 80 por ciento de los grupos de la delincuencia que operan en la entidad, dijo que tomó la decisión de no hablar más del tema, luego de reunirse en privado con el secretario general de Gobierno Florencio Salazar Adame.
En declaraciones en la ciudad de Iguala el prelado dijo que no se retractaba de los señalamientos que había hecho sobre la relación que existen entre las autoridades y criminales.
"Ser gobernador es algo difícil como ser obispo porque debe conciliar muchos intereses, por lo que ya no hablaré del tema de violencia, porque causo molestias en mucha gente y no busco polémica ni que la gente se sienta mal, y yo mismo me he impuesto una cuarentena en lo que se calma los ánimos pero no me desdigo de las opiniones que hecho sobre la violencia".
Rangel Mendoza obispo de la Diócesis Chilpancingo-Chilapa, una del las zonas más violentas de Guerrero resultado de la disputa entre cárteles, sostuvo que lo que busca es hacer su trabajo como pontífice, y ayudar a todos.
“No quiero tener enemigos de un lado o de otro porque mi papel es de conciliar y no de politizar”.
El obispo ha manifestado la necesidad que las autoridad es dialoguen con los diversos grupos de la delincuencia organizada en busca de lograr la paz en una de las entidades más violentas del país.
A dicha postura se sumó el presidente de la Cámara Empresarial de Comercio (Canaco) en el municipio Víctor Manuel Ortega Corona ante "el fracaso" de la estrategia de seguridad en la entidad.
kach