Antonio Juárez, profesor en el colegio lasallista, es una de las víctimas que en Puebla han debido reforzar sus medidas de seguridad ante el incremento de los delitos: a su departamento, ubicado en la colonia San Manuel de la capital del estado, le violaron las chapas de la puerta principal y se llevaron una computadora portátil, una IPad, botellas de vino, ropa de marca y parte de su colección de relojes.
Las historias de asaltos, con o sin violencia, son ya parte de la cotidianidad de los poblanos: el pasado 15 de septiembre el restaurante Casa Linaloe de Camino Real a Cholula fue asaltado minutos antes de que iniciara la ceremonia del Grito de Independencia. Nueve días después, el 24 del mismo mes, un estudiante del Centro Escolar Gregorio de Gante fue herido de bala en los campos deportivos La Cobra, ubicados en San Jerónimo Caleras: dos sujetos vestidos de negro lo despojaron de su celular y le dispararon.
Este mismo mes, el día 8, a un cuentahabiente lo despojaron de 30 mil pesos que había retirado de una sucursal bancaria ubicada cerca de Plaza Cristal, en la colonia Huexotitla de la capital del estado.
Del asalto en pleno festejo patrio, del joven baleado en los campos deportivos y del despojo de 30 mil pesos dieron cuenta las autoridades de seguridad locales; pero no todos confían o tienen tiempo para pedirles ayuda. El catedrático lasallista prefirió tomar sus propias medidas de seguridad que, asegura, le significaron un gasto que no tenía contemplado.
La inseguridad en Puebla costó 14 mil 208 millones de pesos de los cuales 4 mil 299 millones fueron gastados por los hogares en medidas preventivas, reportó la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (ENVIPE) 2018 del Inegi.
Las medidas preventivas tomadas por los poblanos van desde cambiar o colocar cerraduras o candados, puertas o ventanas, colocar rejas o construir bardas hasta comprar un perro guardián.
Antonio Juárez afirma en entrevista con La Silla Rota que compró dos chapas y en al menos una de ellas gastó mil pesos; otra de las medidas que tomaron él y sus vecinos fue construir una barda para cerrar la calle en donde hay unas 50 viviendas de las cuales entre 10 y 12 ya han sido saqueadas al menos una vez. A cada uno de los 50 vecinos, dice, le tocó cooperar con 700 pesos para la barda.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública en Puebla se cometieron un millón 635 mil 590 delitos y en 990 mil 761 de ellos la víctima estuvo presente; el 86.9 por ciento de los afectados manifestaron haber sufrido daño ya sea económico, físico, laboral, emocional o psicológico.
El Inegi estimó que 34.7 por ciento de los hogares poblanos tuvieron al menos una víctima del delito; la tasa de víctimas por cada cien mil habitantes fue de 31 239 hombres y 28 mil 86 mujeres.
El robo o asalto en la calle o transporte público es el delito más frecuente con tasas de 12 mil 401 por cada cien mil habitantes; le siguen la extorsión con 6 mil 689 casos y el robo parcial o total de vehículos con 4 mil 672 casos.
A pesar del alto número de delitos, la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública estima que sólo se denunció el 14.4 por ciento de ellos y que los ministerios públicos iniciaron la investigación en 58.6 por ciento. De quienes no denunciaron 36.9 por ciento adujo pérdida de tiempo y 15.2 por ciento no lo hizo por miedo a que las autoridades lo extorsionaran, trámites largos y difíciles, así como actitud hostil de quienes deben procurar justicia.
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