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A Fernanda la silenciaron, pero no podrán callar a su madre

La familia de Fernanda nunca vio indicios de violencia en la relación que su hija mantenía con Enrique, quien la asesinaría de un disparo para luego suicidarse

Escrito en ESTADOS el

MÉRIDA.-. Fernanda Gual Martínez tenía 21 años cuando fue víctima de feminicidio. La joven participaba activamente en el movimiento feminista y creía que las y los niños debían educarse sobre la violencia de género para erradicarla. 

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Su madre, la señora Elizabeth Lizbeth Ethel Martin Esquiliano la recuerda como un ser libre que tomaba el control de sus propias decisiones. Y cuyo único defecto es que no podía ver malicia en las personas.

Fernanda acudió a la última marcha feminista que se realizó el 8 de marzo, antes de entrar al confinamiento por la crisis sanitaria de la covid-19. Sin embargo, Lizbeth no comprendía porque su hija salía a las calles a gritar por las que ya no están.

(Fotos Claudia Arriaga)

“En la última marcha que participó Fernanda yo le decía “no estoy de acuerdo en que rompan monumentos, en que pinten”. Y veía a una señora mayor pintando, gritando en la televisión”.

Y ella me contestó: “¿Ves esa señora? le mataron a su hija y puede romper y puede gritar” Y en ese momento no lo comprendía, no comprendía el inmenso dolor que es perder a una hija

La familia de Fernanda nunca vio indicios de violencia en la relación que mantenía con Enrique, ni tampoco ella manifestó nada. Nunca se imaginaron que Enrique la asesinaría el pasado 20 de agosto de un disparo en la cabeza para luego suicidarse.

“He visto en redes que dicen “¿y donde estaba la familia y la mamá?”, aquí estábamos con Fernanda, con el psicópata, con el asesino, nunca lo venimos venir ¿qué te puedo decir de él? era la persona más encantadora, nos ganó a todos, al abuelito, al tío... hace poco celebramos su cumpleaños en familia”. 

A su corta edad, la joven tenía muy claras sus metas, quería terminar la licenciatura en Administración de Negocios de Comunicación y Entretenimiento y para pagar sus colegiaturas. Hasta antes de la pandemia de la covid-19 trabajaba como maestra de educación artística, de danza e instructora de zumba.

 

Fernanda quería concentrarse en sus estudios por lo que desde junio decidió terminar paulatinamente con Enrique; la razón, no quería que se desestabilizara emocionalmente, ya que ella sabía que él tenía problemas psicológicos. Sin embargo, ella nunca habló al respecto del tema con su familia.

ENRIQUE NO ACEPTÓ UN NO POR RESPUESTA

Pero Enrique tenía otros planes para Fernanda y no la dejaría seguir adelante sin él. “El único pecado de Fernanda fue decirle no quiero nada contigo, dame espacio, quiero volver a estar tranquila”, señaló su Lizbeth Martín.

A partir de junio que la joven intentó alejarlo, la madre de Fernanda observó cambios en el comportamiento de Enrique al grado que llegó a acosarla, le hablaba por teléfono en repetidas ocasiones e iba a la casa varias veces al día. 

El feminicida se aprovechó de los buenos sentimientos y que la joven quería un trabajo, la engañó con una oferta laboral para llevarla a su casa donde finalmente la asesinaría.

Si me preguntas hoy te puedo decir que conozco un psicópata que buscaba la debilidad más pequeña de Fernanda para poder entrar, y en este momento la desesperación de Fernanda era tener un trabajo. Su familia no la iba a dejar sola, si nos hubiera dicho no tengo para este semestre la íbamos a apoyar

El 3 de agosto, la joven decidió terminar definitivamente con Enrique, pero de nueva cuenta el lunes 17 de agosto fue a su casa a visitarla como si nada. El miércoles 19 Fernanda le comunicó a toda su familia que él seguiría siendo amigo de la familia, porque le había ofrecido trabajo, donde ganaría 400 mil pesos vendiendo una casa. “Le dije si una termina una relación la termina completa y quise explicarle a Fernanda, pero no me dio la pauta”.

ENRIQUE PLANEÓ EL FEMINICIDIO DE FERNANDA

En el celular de Fernanda encontraron mensajes donde Enrique parecía avisarle de sus intenciones. Su hermana Stephanya Gual Martín detalló que quizás en el momento la joven no lo comprendió, pero ahora todo tiene sentido.

“El 18 de agosto le dijo a Fer: “Mañana vas a brillar más que cualquier estrella” y un día antes escribió “Mereces descansar guerrera”. El jueves 20 de agosto, antes de pasar por ella, le puso “Hoy por fin se te va a cumplir y te ayudará a solucionar muchas cosas, con esto serás libre”, señala.

 

El jueves que Enrique fue por Fernanda entró a la casa y saludó a su abuelito y tío, incluso les invitó unos refrescos. La joven bajó por las escaleras, buscó un cubrebocas y se despidió de su familia. “Se veía muy bonita como siempre, era la luz de su abuelo y hasta le dijo ‘hija que bonita te ves’'''', comentó Lizbeth.

Siempre recordará como su hijo menor le avisó que algo le había ocurrido a Fernanda. “Estaban pasando una nota, yo cuando vi las cintas amarillas dije “¡Mi hija está muerta!”. Como pudimos, salimos de la casa y tenía la esperanza de que solo estuviese herida”, narró.

LUCHÓ POR SU VIDA

Fernanda se aferró a la vida hasta el último instante. En los detalles que la Fiscalía General del Estado dio fueron unas grabaciones de la casa donde ocurrió el feminicidio, ubicada en el fraccionamiento Pensiones, de la ciudad de Mérida. En los videos se observa que, al principio, ella no se sintió amenazada.

Cabe mencionar que no vivían juntos como muchos medios de comunicación han mencionado.

En el video, comenta la señora Lizbeth, en un primer instante se observa que llegan a la casa y Enrique baja de la casa, se sienta en la acera para platicar con ella y luego entra al auto.

 

En otro momento se desciende nuevamente del auto y abre el portón de la casa y de nuevo regresó al auto y busca una mochila de dónde saca el arma envuelta en una toalla, se sienta otra vez en la acera y de pronto se levanta y le arrebató su computadora a Fernanda para obligarla a bajar del vehículo. Justo ahí intentó meterla a la casa, una vecina que pasaba en el lugar fue testigo.

Fernanda luchó por su vida, se aferra al portón, él agarra la otra parte del portón y le empieza a pegar en las manos para que se soltara, Fernanda se suelta, el cierra y la señora golpeó para que abra y en ese momento escuchó el disparo

También opina que si la madre del joven se hubiera apoyado también en la familia de Fernanda para ayudar a Enrique esta tragedia se hubiera evitado. Hoy saben que la víctima acudía a sesiones psicológicas con la familia del joven y que tenía temor que padeciera paranoia o esquizofrenia. 

“Si su madre (de Enrique) sabía que mi hija peligraba, como madre ¿por qué no me hablo y me lo dijo? ¿Por qué no fue empática? ella es madre también y hubiéramos hecho muchas juntas, para evitar que ella también perdiera a su hijo y yo a mi hija”, reitera Lizbeth.

LA REVICTIMIZACIÓN DESPUÉS DEL FEMINICIDIO DE FERNANDA

La familia de Fernanda recuperó el cuerpo casi dos días después y la Fiscalía estaba dispuesta a no permitirles la última voluntad de la joven: cremarla. Sin embargo, el sábado, a las 15:00 horas, la familia logró una dispensa para poder llevar sus cenizas a casa.

Stephanya Gual Martín es la hermana mayor de la joven y está consciente de que cuando una persona es asesinada el cuerpo queda como evidencia. Sólo que en este caso el crimen era claro y no había nadie a quien juzgar. 

Fernanda tuvo que reposar en una plancha junto a su victimario y no la podíamos cremar cuando era su última voluntad. Esto fue de impotencia, tristeza y enojo
  

Y el reclamo de la madre de Fernanda es que no le permitieron ver a su hija hasta después de la autopsia, ha sido uno de sus peores sufrimientos y hasta el momento a la familia no se ha acercado ninguna institución de Gobierno ni la Secretaría de la Mujer. El silencio lastima.

“La recibí con una abertura desde el cuello y unos hilos en el cuerpo ¿por qué no tengo derecho a decidir dónde la quiero tener? No te puedes imaginar y comprender el dolor de pensar que todavía que mi hija murió de un balazo, la tenía que dejar en una caja en un cementerio lejos de su familia, fue una situación que a pesar del dolor que pasaba, fue extremo, aquí yo me tiraba gritando de dolor porque no lo aceptaba”, lamenta.

CALLARON A FERNANDA, PERO NO A SU MADRE ¡YO SOY SU VOZ!

Lizbeth, junto con su familia, serán la voz de Fernanda y continuarán con su causa porque como ella decía se tiene que educar a las niñas y niños sobre la violencia de género y si no lo hace el Gobierno lo harán ellos:

¡Mientras yo viva y tenga el último aliento de mi vida voy a gritar que ni una más, que ni una Fernanda más! ¡Porque le quitaron a ella la voz, pero a mí no y voy a seguir con la causa que Fernanda emprendía! ¡Yo hoy me visto de morado y gritó también que ninguna más!

“¡Y si tengo que romper, que quemar para que todo el mundo me escuche lo voy a hacer porque soy una más de esas que camina con el dolor de haber perdido a una hija brillante que le quitaron la luz a sus 21 años con un balazo en la cabeza con un feminicida que nunca vi venir!”, reclama entre lágrimas. 

La familia de Fernanda realizará este domingo una caravana automovilística. La protesta partirá a las 5 de la tarde del Remate de Paseo de Montejo para rodear en varias ocasiones el Monumento a la Patria, en Mérida.