Puebla es un estado reconocido por sus numerosas iglesias, su legado colonial y sus profundas raíces religiosas, con millones de habitantes que se identifican con la fe católica. No obstante, también existen personas que, pese a haber recibido una formación católica desde la infancia, hoy no se adscriben a ninguna religión y se asumen como ateas.
De acuerdo con el Censo de Población y Vivienda 2020 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en Puebla viven poco más de 6 millones 583 mil personas, de las cuales 5 millones 547 mil se declaran católicas. En contraste, 233 mil 982 personas, equivalentes al 3.6 % de la población, no se identifican con ninguna religión.
Segunda entrega de una serie que abordará los alcances sociales y la creciente diversidad de las creencias religiosas entre la población mexicana.
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Contexto: la historia de Jesús, el católico que se volvió ateo
Jesús Pérez Mitre, de 40 años, es psicólogo, abogado y ateo. Forma parte de esa minoría que, pese a haber sido educada bajo la tradición católica como la mayoría de los poblanos, decidió tomar distancia de cualquier creencia religiosa.
“El bautizo, que la confirmación, que la primera comunión, o sea, de hecho, hasta mi nombre es Jesús, o sea, ¿te imaginas, a qué grado, tal vez, mis padres tienen arraigado ese fervor por Cristo o por Jesús?”, comentó en entrevista con La Silla Rota.
Su familia es profundamente religiosa. Su madre fue líder en un grupo cristiano y católico en Tehuacán, donde reside. De niño, Jesús siguió el ejemplo de sus padres y fue un creyente activo; disfrutaba aprender más sobre su fe a través de cursos bíblicos. Sin embargo, con el tiempo, empezó a cuestionar el contenido de la Biblia.
Cuando expresaba sus dudas a sus padres, estos reaccionaban con enfado, lo que intensificó su escepticismo. Así, alrededor de los 30 años, se identificó como ateo y adoptó una postura crítica hacia las religiones.
Esto le trajo consecuencias, como el aislamiento. Su propia madre dejó de hablarle durante un largo periodo. En respuesta, Jesús creó una página en Facebook llamada “Ateos Tehuacán” para conectar con otras personas que compartieran su visión.
Con el paso del tiempo, Jesús desarrolló “mucha tolerancia” hacia su entorno. Aunque sus ideas se alinean más con la ciencia y la ética —como creer que los humanos surgieron por evolución o considerar que la Biblia contiene elementos machistas—, hoy en día asiste a misa o a eventos religiosos para acompañar a su familia, incluida su pareja, quien es muy creyente.
“Los ateos también somos llamados libres pensadores. ¿Por qué? Porque, así como podemos entrar, no sé, a una iglesia cristiana, pues sin problema podemos entrar a una iglesia satánica, o budista, o hindú, o sea, no nos afecta realmente conocer esas culturas”, comentó.
Jesús es padre de una niña y tiene el deseo de formarla con una mente abierta, no tan cerrada como la de su familia. Aunque todavía es una bebé, ya piensa en cómo guiarla para que sea una “libre pensadora” y no se sienta excluida como él lo fue.
“Va a llegar un día, en el que a lo mejor va a dudar, y va a decir ‘¿Oye papá, Dios existe?’ Pues tendré que ser lo más políticamente correcto. Me he puesto a pensar mucho en eso, cuando crezca pues yo solo lo único que le voy a decir es que hay muchas creencias en el mundo, y le voy a explicar a lo mejor las diferentes religiones que hay, incluido el enfoque ateo”, reflexionó.
Jesús está convencido de enseñarle a su hija a cuestionarlo todo, a investigar, leer historia y decidir con libertad si quiere seguir alguna religión o identificarse como atea.
Para él, ser ateo no ha sido un camino sencillo. Incluso como psicólogo, se le dificulta tratar a personas profundamente religiosas que enfrentan cuadros severos de depresión. Sin embargo, con el tiempo ha aprendido a convivir respetuosamente con personas creyentes, aunque a menudo se sienta excluido en una sociedad que acude a mirar dioses en iglesias, mientras él prefiere mirar las estrellas.
Guadalupanos vs comunistas: la Puebla de los 70
Armando Etcheverry y Beltrán recuerda que comenzó a volverse ateo a los 15 años. Antes, había sido educado en la religión y se preparaba como acólito, en una formación propia de un joven vanguardista.
Esa etapa quedó atrás cuando ingresó a la Prevocacional del Instituto Politécnico Nacional (IPN), donde recibió nuevas ideas por parte de sus profesores. Clases como Lógica Aristotélica y Ética despertaron en él dudas sobre las enseñanzas católicas. Además, la actitud cerrada de los religiosos ante sus cuestionamientos contrastaba con la apertura al conocimiento que encontraba en el entorno científico del IPN.
El retorno a Puebla, su ciudad natal, para estudiar Ingeniería Civil en la entonces Universidad Autónoma de Puebla (UAP), fue un nuevo choque. Define la Puebla de los años 70 como “absolutamente cerrada y enfrentada a muerte entre los creyentes y no creyentes”.
Rememora que en una ocasión tuvieron que huir de una manifestación en el Zócalo cuando fueron agredidos por defensores de la Virgen de Guadalupe, o que hubo enfrentamientos armados con miembros del Frente Universitario Anticomunista (FUA), organización que más tarde fundó la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP).
En aquella época, la UAP había expulsado a las clases empresarial y eclesiástica, y por primera vez nombró a un rector surgido del Partido Comunista: el ingeniero Luis Rivera Terrazas.
“Era una manifestación del pueblo organizada por el clero y se da un enfrentamiento entre el clero y la Universidad Autónoma de Puebla contra quienes ellos llamaban comunistas; ni siquiera todos eran socialistas, eran más bien defensores de la libertad de cátedra”, agrega Armando.
Su amor por el conocimiento lo ha llevado a sostener largas discusiones teológicas, incluso con sacerdotes. “Creo que, en el caso de la Biblia no vino del cielo, sino que es un proyecto político para controlar a las masas y esto no quiere decir estar en contra de la fe.
“Se hace ver que el texto es demasiado sagrado para que un simple mortal lo interprete. Y por lo tanto lo convierten en leyes inamovibles como un código legal para construir un estado con un soberano absoluto. Por lo que la salvación del alma no es posible al disentir. Se aniquila la disidencia y al venir del cielo se vuelve una herramienta política en lugar de redimir”, considera.
Recuerda que, cuando era joven, hasta resultaba difícil encontrar una novia cuya familia aceptara que no se casaran por la iglesia. Aclara que nunca siguió esos ritos y que años después les dio plena libertad a sus hijos.
“Uno es porque es científico y nunca se casó por la iglesia, la más grande hizo una vida dentro de una relación abierta, sin matrimonio”, cuenta, mientras que su otra hija le avisó que se quería casar por Iglesia: “Pues tú decides tu vida”, le respondió.
Afirma que la Puebla actual es mucho más abierta, aunque en ciertos círculos todavía lo rechazan por ser ateo.
“‘No inviten a Armando porque ya saben cómo piensa y ya saben cómo es’”, dice. Aun así, con el tiempo ha construido un círculo de amistades que comparten su visión y mantiene una sólida relación con una pareja que también es atea.
Armando Etcheverry resume su ateísmo con lo que aprendió del filósofo Baruch Spinoza (1632–1677): “Hablo en primera persona de acuerdo con mi formación desde niño, y cada ley, cada promesa y cada amenaza, fui entendiendo que era una construcción humana y no celestial. Escrita por hombres con ambiciones, con miedo, con poder y sobre todo con una intención, controlar al ser humano”.
¿Cuántas iglesias hay en Puebla?
En el estado hay más de 2,500 templos, santuarios y ermitas católicos, según datos de la Arquidiócesis de Puebla, lo que refleja el papel central que la Iglesia católica ha desempeñado desde la fundación de la ciudad.
Desde la llegada de los jesuitas en 1572, la construcción de iglesias fue parte esencial del proceso de evangelización, y hasta hoy, cada nueva colonia busca contar con su propio templo, muchas veces impulsado por la misma comunidad.
¿En qué cree la gente en Puebla?
De acuerdo con datos del Censo 2020 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), las creencias religiosas en Puebla se distribuyen de la siguiente manera:
- Católicos: 5,547,167
- Protestantes / cristianos evangélicos: 555,536
- Judaísmo: 2,079
- Islam: 346
- Religiones de raíces étnicas: 783
- Religiones de raíces afro: 471
- Espiritualistas: 4,685
- Otras religiones: 2,154
- Sin adscripción religiosa (pero creyentes): 224,057
- Sin religión: 233,982
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Estos datos reflejan que, aunque la mayoría de la población se identifica como católica, también hay presencia de otras creencias y un número significativo de personas que no profesan ninguna religión.