El Cerro de la Silla es, sin duda, el ícono más importante de Monterrey y de todo el estado de Nuevo León. Sin embargo, muchas personas desconocen cómo se formó y se han preguntado si, en la antigüedad, fue una especie de volcán, similar a la Peña de Bernal en Querétaro.
Este imponente cerro se extiende por tres municipios de Nuevo León: Monterrey, Guadalupe y Juárez. Forma parte de la Sierra Madre Oriental y es reconocido por su peculiar forma, que recuerda a una silla de montar. Fue el historiador portugués Alberto del Canto quien le dio este nombre debido a su apariencia única.
Según la página web del Gobierno estatal, en 1991, el Cerro de la Silla fue declarado Área Natural Protegida bajo la categoría de monumento natural. Desde este punto, se puede admirar el tradicional Paseo Santa Lucía, que rememora el antiguo manantial donde se fundó Monterrey.
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¿Cómo se formó el Cerro de la Silla?
De acuerdo con el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), el Cerro de la Silla se formó hace millones de años como parte del proceso geológico que dio lugar a la Sierra Madre Oriental. Su origen está vinculado al movimiento de las placas tectónicas y a la actividad volcánica en la región.
Durante el Mesozoico, hace aproximadamente 100 millones de años, la zona experimentó un levantamiento tectónico que dio lugar a las montañas y cerros que hoy componen la Sierra Madre Oriental. La erosión provocada por el viento, el agua y el paso del tiempo desgastó la roca que originalmente formaba una gran masa, creando las formaciones actuales.
La característica forma de silla de montar del cerro es resultado de la erosión diferencial. Las partes más duras de la roca resistieron mejor la erosión, mientras que las capas más blandas fueron desgastadas con el tiempo, lo que dio lugar a la icónica silueta del cerro. Además, las corrientes de agua y la actividad tectónica continúan modelando la estructura geológica de la región, preservando la forma del Cerro de la Silla.
Es un claro ejemplo de cómo la geología y la erosión han trabajado juntas para crear una formación natural única que ha perdurado a lo largo de los siglos.
¿Era un volcán?
No, el Cerro de la Silla no fue un volcán. Aunque su formación geológica está asociada con la actividad tectónica y volcánica de la región, no se trata de un volcán activo ni de un volcán extinto. El cerro es el resultado del levantamiento y la erosión de materiales rocosos a lo largo del tiempo.
El Cerro de la Silla forma parte de la Sierra Madre Oriental, una cadena montañosa originada por procesos tectónicos ocurridos hace millones de años. En esa época, las placas tectónicas se desplazaron y causaron el levantamiento de grandes áreas de roca, que con el tiempo fueron erosionadas por el viento y el agua, formando las montañas y cerros que observamos hoy.
Aunque la región experimentó actividad volcánica en el pasado, el Cerro de la Silla no es un volcán, sino una formación rocosa modelada por la erosión de las capas de roca caliza que componen la sierra.
¿Quién fue el portugués que lo nombró el Cerro de la Silla?
Alberto del Canto fue un historiador y cronista portugués que llegó a México en el siglo XVI. Es conocido por su trabajo como explorador y por sus contribuciones a la documentación de la historia de México en los primeros tiempos de la colonización.
Aunque no es tan famoso como otros personajes de la época, su influencia como historiador le permitió dejar su huella en algunos aspectos de la geografía y la historia de la región.
La razón por la que se le atribuye el nombre "Cerro de la Silla" es que, durante sus viajes en la región, Alberto del Canto fue una de las primeras figuras históricas en documentar este icónico cerro y su forma tan particular.
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Según algunas versiones históricas, al ver la estructura de la montaña, que se asemeja a una silla de montar, el historiador portugués la bautizó con ese nombre debido a su peculiar apariencia.