GUADALAJARA.- Los familiares de los estudiantes de cine de la Universidad de Medios Audiovisuales (CAAV), Javier Salomón Aceves Gastelúm, Jesús Daniel Díaz García y Marco Francisco García Ávalos, solo se quedaron con unos dientes que les fueron entregados por la Fiscalía de Jalisco para intentar dar carpetazo a este caso de desaparición forzada, que en Jalisco suma una cifra oficial de más de 13,900 casos.
A pesar de la “la verdad histórica” impuesta por el gobierno de Jalisco sobre el caso, familiares, amigos y profesores aún los buscan con vida, toda vez que consideran que en la explicación oficial sobre su muerte no existen pruebas forenses contundentes para concluir que, efectivamente, sus cuerpos hayan sido disueltos en ácido, como afirma la Fiscalía de Jalisco.
En diciembre de 2018, el entonces fiscal Gerardo Octavio Solís, dijo que la investigación sería reabierta, luego de un pronunciamiento del Alto Comisionado de las Naciones Unidas al detectar diversas inconsistencias en el proceso y agregó que hasta ese entonces la Fiscalía Estatal no tenía elementos para suponer su muerte, por lo que los consideraban en calidad de desaparecidos.
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Actualmente, la investigación quedó en manos de la Fiscalía General de la República (FGR), luego de las conclusiones que llegó la Fiscalía de Jalisco, de que todo se trató de una confusión y los estudiantes fueron asesinados, luego de que los delincuentes creyeron que se trataba de integrantes de una célula delictiva rival.
El 19 de marzo de 2018, Jesús Daniel Díaz García, Marco Francisco García Ávalos y Javier Salomón Aceves Gastélum, estudiantes de cine de la CAAV, fueron privados de la libertad por un grupo de hombres armados que se identificaron como miembros de la “Fiscalía”, según el testimonio de Alejandra, compañera de los jóvenes. “Ya cuando levanté la cabeza, vi que ya no estaban las camionetas ni ellos”, dijo la joven en su testimonio de 2018. Se trataría de un comando del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).
Los alumnos regresaban de una larga jornada de rodaje para un trabajo escolar que se había llevado a cabo en una casa en Tonalá. En la soledad de la vía, seis hombres con armas de alto poder bajaron de dos camionetas y les ordenaron a los tres estudiantes que se subieran a uno de los vehículos.
Los jóvenes no tenían el más remoto vínculo con los narcos de la región, sólo estuvieron en el lugar y la hora equivocados. La cabaña, donde montaron el rodaje escolar, en algún momento fue una casa de seguridad del Cártel Nueva Plaza, acérrimos enemigos de la organización dirigida por Nemesio Oseguera Cervantes, "El Mencho".
Los narcotraficantes del CJNG habrían confundido a los alumnos con miembros del Cártel Nueva Plaza.
Jesús Daniel Díaz García, de 20 años, al momento de su desaparición es originario de Los Cabos; Marco Francisco García Ávalos, también de 20 años al momento de su desaparición, es de Tepic; en tanto que Javier Salomón Aceves Gastélum, de 24 años en 2018, es originario de Tijuana. Los tres vivían en Guadalajara donde estudiaban cine.
PROTESTAS… Y NADA
Durante estos 5 años se han producido manifestaciones, marchas y declaraciones de distintas autoridades, pero hasta el momento todo ha quedado en palabras huecas y vacías por parte de los responsables de la investigación y procuración de justicia para Javier, Jesús y Marco.
En junio del año pasado, la Fiscalía de Jalisco logró la detención de un presunto implicado en el asesinato de tres estudiantes de cine, con el que sumaban cinco los detenidos por estos hechos. Se trató de Alejandro B.
Además desde abril del 2018 a la fecha se ha capturado al menos a cuatro sujetos más Omar N., Gerardo N., Jonathan que también se hace llamar César Arnoldo y Miguel Ángel N. alias “El Tun Tun”. Actualmente se encuentran internados en el complejo carcelario de Puente Grande, en espera de sentencia.
La desaparición de Daniel, Marco y Salomón abrió la conciencia de miles de estudiantes de la gravedad de lo que ocurría en Jalisco, lo que los llevó a convocar asambleas generales en las que participaron estudiantes tanto de universidades públicas, como de privadas.
DESAPARICIONES… UN MAL INTERMINABLE
Jalisco se convirtió en el primer lugar nacional en materia de personas desaparecidas, después de la guerra entre los Cárteles de la Nueva Generación y de Sinaloa, conocidos como la Nueva Plaza.
Este fenómeno ha sido analizado por académicos y catedráticos de la Universidad de Guadalajara, quienes han organizado diversos foros para intercambiar y discutir sobre las razones de estas atrocidades.
El director del Centro de Estudios Estratégicos para el Desarrollo (CEED), César Omar Avilés González, “de las razones y causas que motivan las desapariciones forzadas y cometidas por particulares, se trata de una realidad atroz que cuesta entender”.
Para la coordinadora del Comité Universitario de Análisis en materia de Desaparición Forzada, Carmen Chinas Salazar, no hay voluntad para atajar el problema, que en la actual administración estatal se duplicó.
“Hay una tendencia que es la falta de voluntad política, es difícil pensar en una solución de corto plazo que, aunque no surge en el actual gobierno, la mitad de los desaparecidos ha sucedido en el actual gobierno; nada nos lleva a pensar que hay una solución”.
Pese al esfuerzo del gobierno estatal para detener el incremento de las desapariciones, en los últimos tres años el problema forma parte el Estado debido a su colusión con la delincuencia organizada, de acuerdo con el profesor investigador del Departamento de Estudios de la Comunicación Social del CUCSH, Humberto Darwin Franco Migues.
“La desaparición requiere una complicidad con las autoridades. Es un delito de lesa humanidad, personas que lo cometen y existen condiciones de seguridad que generan un terreno para que ocurra; existe un sistema que permite que esto ocurra”, precisó.
Mientras que a diario se reportan hasta diez casos de privación ilegal de la libertad, en la zona metropolitana de Guadalajara y el interior del estado.
“Cinco años después de la desaparición de los tres estudiantes de cine, lamentablemente en Jalisco y la zona metropolitana de Guadalajara, el fenómeno de las desapariciones se ha agravado y estamos inmersos en una barbarie administrada por la alianza estatal-criminal, sin que la sociedad haya podido detenerla y pararla”, dijo Franco Migues.