INJUSTICIA EN GUERRERO

Aurelia pasó 1,140 días en la cárcel; su único “delito” tener un aborto involuntario

Aurelia tenía 19 años de edad, a consecuencia de una violación resultó embarazada, jamás esperaba terminar tras las rejas

Créditos: Especial Twitter: SIWA — artesanas de paz y justicia
Escrito en ESTADOS el

CHILPANCINGO.- Aurelia es una joven indígena guerrerense, de 19 años de edad, su vida ha sido una injusticia, ha sufrido abuso sexual y a sus derechos humanos. El pasaje más intenso de su vida comienza el 1 de octubre del 2019, cuando siente un dolor fuerte en el abdomen, bajo la zona lumbar, esto la debilita, trata de estar tranquila en su cama, pero de pronto un torrente precipitado baja por su útero con mucha fuerza.

Junto con el sangrado ella expulsa una masa corporal que desconocía, ella se asusta y se debilita, se encuentra sola en casa, ni sus primos o tía la pueden ayudar, por lo que ella toma fuerza camina a la cocina y a cómo puede corta, con un cuchillo común, el cordón umbilical. Toma la decisión de dejar al cuerpo sin vida en una caja de zapatos y se desvanece.

Aurelia García Gruceño se encontraba en Iguala, apenas tenía cuatro meses de estar ahí, era la casa de su tía Lucía Palazin. Su familiar a acepto a cambio de labores en el hogar. La joven no hablaba español, pero lo que ella quería era salir de su pueblo, Xochicalco, comunidad nahua de Chilapa.

La mujer apenas logró terminar la secundaria y con su corta edad, nunca supo que estaba embarazada, su intención era escapar de un hombre que la violó, de hecho, ese hombre es una autoridad comunitaria de su pueblo.

Lamentablemente, no era la primera vez que Aurelia sufría de esto, de pequeña fue violada por un hombre de su familia. Las ideas precarias y con costumbres machistas la asustaron, ella había escuchado que las mujeres que quedaban embarazadas antes del matrimonio eran quemadas vivas. En su momento sospecho, así que pidió orientación en la Casa de Salud, pero se le negó.

Tés y brebajes fue la única opción que encontró, todo por recomendaciones, pero entre tantas preocupaciones lo olvidó y salió huyendo del pueblo.

Jamás olvidará la noche del 1 de octubre en Iguala, al llegar sus familiares lo que encontraron les alarmó, era Aurelia, estaba desangrada. Sus signos vitales eran débiles, según lo dicho por el médico Jason Muñoz que la vio a media noche. Por su estado grave fue llevaba al Hospital General Dr. Jorge Soberón Acevedo. Sus familiares no tenían idea del embarazo, días antes ella había presentado cólicos menstruales y la tía le había dado algunas pastillas para calmar el dolor.

De inocente a culpable

Fue hasta el 2 de octubre del 2019 cuando Aurelia retomó la conciencia, se dio cuenta que estaba esposada a la cama hospitalaria. Ella no sabía que había pasado. Se encontraba anestesiada un poco, debido a la placenta que aún le sacaron del útero. Fue el propio personal del hospital que llamaron a la Fiscalía General del Estado (FGE).

Fue trasladada a una cárcel mixta el 4 de octubre, aún no la habían dado de alta, la acusaron de matar a su hijo de 8 meses de gestación, fue el 8 de julio de 2021 cuando recibió condena de trece años y cuatro meses de reclusión.

Tras las rejas

Dentro de su celda Aurelia estaba triste, con la mirada baja y con el cuerpo encorvado, el 4 de marzo de 2022 se presenta una nueva esperanza, las activistas Red Guerrerense por los Derechos de las Mujeres, un colectivo integrado por diversas organizaciones de mujeres de Guerrero la visitaron.

Desde el primer día le dieron acompañamiento en el rubro penal y difundieron su caso, a la par las abogadas del Instituto Mexicano de Derechos Humanos y Democráticos (IMDHD), Ximena Ugarte y Verónica Garzón Bonetti, decidieron llevar su defensa. La tía de Aurelia había buscado a Bonetti por su reconocida trayectoria.

Aurelia les contó todo, incluso les contaba lo mucho que extrañaba a sus padres Agustina Cruceño y Alberto García, soñaba con construirles una casa, en su estancia ya había aprendido un poco de español, incluso trabajó en un puesto de aguas frescas dentro del penal; a la joven indígena la acusaban de homicidio en razón de parentesco.

Los primeros abogados no dieron resultados, fue hasta que llegaron las abogadas Ximena y Verónica, cuando apelaron la sentencia y pidieron a la justicia que les permitiera probar la inocencia de Aurelia. El 17 de enero de 2022, la magistrada Indalecia Pacheco León les dio la razón, revirtió la sentencia condenatoria y repuso el procedimiento judicial, ya que se encontraron varias violaciones a sus derechos humanos.

Para el IMDHD, la magistrada reconoció que la joven “fue juzgada por un sistema jurídico al que ella no pertenece y cuyas reglas no comprende. Y en el camino, además, sufrió discriminación por ser mujer, por ser indígena, por ser migrante y por encontrarse en situación de pobreza”. En ese momento Aurelia ya había estado recluida dos años y dos meses, por eso las abogadas pidieron enfrentar el proceso en libertad, ya que se había excedido de tiempo la reclusión preventiva.

La audiencia para revocar la medida carcelaria se dio el 20 de julio del 2022, la jueza encargada del caso, Mariela Alfaro Zapata, negó la propuesta y dlclaró que:

“si es tan pobre como dicen —les dijo a las abogadas—, ¿Quién va a garantizar que va a poder pagar su transporte para venir acá?”; también dijo: “cómo una mujer no va a saber que está embarazada”, dijo una vez, “obviamente era su bebé”.

Nunca fue importante para la fiscalía los abusos sexuales que padeció Aurelia, ni la violencia posológica y falta de oportunidades que tuvo a lo largo de su vida, ni la última agresión sexual en el 2019, mucho menos la falta de asistencia y orientación médica para interrumpir el embarazo, dentro de las primeras semanas.

Llegó la libertad

Después de diferentes procesos políticos y jurídicos el 20 de diciembre de 2022 a las 9:20 de la noche, Aurelia sale libre, camina por la entrada del Palacio Judicial de Iguala, acompañada de su madre y padre. Cruza las rejas de la fachada y sonríe, le acompaña el grito de sus compañeras: “¡Aurelia, hermana, aquí está tu manada!”.

Ella declara que está muy feliz y menciona que siempre soñó con estudiar para ser maestra y así poder cumplir sus sueños.