VIOLENCIA DE GÉNERO

Ana Karen y Adrián: dos historias de acoso sexual y laboral en Yucatán

Actualmente se encuentra en investigación el caso de Ana Karen, quien interpuso la denuncia GP/001812/2022 en la fiscalía de Yucatán; denunció a la empresa Tere Cazola y a sus agresores

Actualmente se encuentra en investigación el caso de Ana Karen, quien interpuso la denuncia GP/001812/2022 en la fiscalía de Yucatán; denunció a la empresa Tere Cazola y a sus agresores
VIOLENCIA DE GÉNERO.Actualmente se encuentra en investigación el caso de Ana Karen, quien interpuso la denuncia GP/001812/2022 en la fiscalía de Yucatán; denunció a la empresa Tere Cazola y a sus agresores Créditos: Especial
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MÉRIDA.- Ana Karen y Adrián denunciaron a la empresa yucateca Tere Cazola de explotación laboral. En el caso particular de ella, vivió violencia digital y acoso sexual, en tanto que él fue víctima de maltratos e, incluso, su supervisor lo intentó extorsionar. Ambos coincidieron en que la dueña de las franquicias sabe de estos casos de acoso, pero prefiere no intervenir. 

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La Silla Rota intentó contactar a personal de Tere Cazola para conocer su postura respecto a las denuncias, pero no hubo respuesta. Y en su sitio web no existe un teléfono para comunicarse. La empresa se dedica a la repostería fina.

El nombre de Ana Karen fue cambiando por temor a represalias. Actualmente, se encuentra en investigación su caso, ya que interpuso la denuncia GP/001812/2022 en la Fiscalía General del Estado (FGE) de Yucatán. Denunció a la empresa y a sus agresores. 

En entrevista, la joven explicó que trabajó durante dos años y medio en la empresa. Primero ingresó al área del call center, en donde vivió malos tratos de sus supervisoras. Aseguró que fueron ellas las que filtraron una fotografía íntima. Buscó ayuda en la empresa, pero no las sancionaron, en respuesta, la cambiaron al departamento de ventas. 

“En el área de ventas estuve por dos años y fui víctima de acoso por parte de uno de mis compañeros, así como de un trato abusivo por parte de mis supervisores, quienes a pesar de saber la situación de acoso por la que pasé, nunca hicieron nada al respecto y me mantuvieron trabajando a lado de mi agresor”, recordó.  

La joven renunció hace una semana de Tere Cazola y todo este tiempo vivió acoso sexual por parte de un compañero. De nueva cuenta pidió apoyo a sus jefes inmediatos, pero no hicieron nada, únicamente lo suspendieron unos días. 

“No soy la única chica que ha pasado por esto y dudo mucho ser la última, pero espero que alzar la voz sirva para algo, pero mientras sigan encubriéndose entre ellos mismos no creo que pase nada”, indicó.  

Aunque los responsables de mediar las denuncias son el área de Recursos Humanos, declaró que para los empleados es casi imposible tener contacto con la oficina.

“A la propietaria de la empresa nunca teníamos acceso, la gente de recursos humanos, siempre la negaban. Nos decían que a ella no se le molestaba con estos temas y que no tenía tiempo para atendernos”, manifestó.

A Ana la contactaron sus excompañeras y le informaron que tras su renuncia y denunciarlos, los empleados buscan fotografías de ella en redes sociales para amenazarla.

 

 

ADRIÁN FUE TESTIGO DE LA VIOLENCIA Y TAMBIÉN LA VIVIÓ

Adrián H. era chofer repartidor de Tere Cazola y se unió a las denuncias de Ana Karen. Relató que presenció los malos tratos que recibían las cajeras a manos de los supervisores de la tienda. 

“No les daban hora de comida y en días festivos las dejaban laborando todo el día, al igual que el tema del acoso es muy evidente en las sucursales, los supervisores y hasta los mismos compañeros hombres siempre las estaban molestando”, apuntó. 

Ser hombre no salvó a Adrián de vivir maltrato de sus jefes inmediatos.  En su caso, su supervisor de seguridad intentó extorsionarlo.

“Me quería añadir más cosas de lo que hacía, pues él señalaba que me metía con las compañeras; cuando yo llegaba a la planta buscaba agarrarme solo y me amenazaba que si no quería que pasara el reporte con mis supervisores le pagará entre 500 y 600 pesos, pero a lo cual yo no accedí nunca”, mencionó. 

“La dueña ni siquiera se dirigía a nosotros como empleados, ella nunca accedió con nadie de nosotros. Nunca se presentaba ahí en la planta procesadora”, comentó el exempleado. 

Él renunció porque le impusieron reglas absurdas para vigilarlo, situación que no era justa, ya que todo el día trabajaba fuera de la empresa sin horario fijo de salida.

“La gota que derramó el vaso es que, una semana me pagaron solo la mitad de mi sueldo, 650 pesos, solo porque no realice el chequeo de mi media hora de comida diario, fue una burla pues fue la mitad de mi sueldo que me descontaron, que ya de inició este era bajo”, puntualizó.

 

 

 

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