INSEGURIDAD SINALOA

Mando policiaco de Culiacán asesinado tras asumir el cargo era conocido como héroe

El subdirector de la Policía Municipal de Culiacán, Juan Miguel Silva Alvarado, fue asesinado a unas horas de que asumiera el cargo; tenía 22 años de carrera y hace dos años salvó a una joven del suicidio

Escrito en ESTADOS el

CULIACÁN.- El subdirector de la Policía Municipal de Culiacán, Juan Miguel Silva Alvarado, fue asesinado la noche del domingo cuando preparaba un operativo, el ataque ocurrió solo unas horas después de que había asumido el cargo.

El mando policiaco perdió la vida en un ataque directo, a unos 120 metros de la Fiscalía General del Estado, en la zona del Desarrollo Urbano de Tres Ríos, de Culiacán, Sinaloa.

Versiones policiacas señalan que Silva Alvarado, conocido como “El Boxer”, se encontraba en el Sector Tres Ríos con elementos de tres patrullas policiacas preparando un operativo en cantinas y antros. 

Los agentes fueron sorprendidos y despojados de sus armas por el grupo criminal, quienes después dispararon contra el mando policiaco. 

Aunque fue activado el botón de pánico y llegaron más elementos en apoyo de sus compañeros los asesinos lograron darse a la fuga.

Héroe con 22 años de carrera 

Juan Miguel Silva Alvarado, era originario de la sindicatura de Costa Rica, tenía 22 años de carrera en la policía municipal.

En enero de 2020 el comandante impidió el suicidio de una joven de 15 años que intentó tirarse de lo alto de un edificio.

Alrededor de las 12:30 del miércoles 22 de enero recibió por radio el reporte de que una jovencita estaba en la intención de arrojarse desde lo alto de un edificio en el sector Centro Sinaloa de Culiacán. Fue él quien la sujetó y la sometió, después narraría que en ese momento lo invadió un gran escalofrío pensando que la perdería.

Juan Miguel llegó seguido de los cuerpos de auxilio, pero fue quien tomó prisa para subir el edificio e ir al rescate de la menor.

Ha contado a los medios que fueron momentos de segundos, en una reacción muy rápida. “en el momento que el compañero Nicasio López abrió la puerta, salí de sorpresa, la agarré para inmovilizarla y no darle tiempo de nada. Me empezó a cachetear, aruñar, patearme, pero en ningún momento la dejé ir”, comentó a Línea Directa.