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“Esta casa está toda reventada”: los narcotúneles que cruzan Tijuana-San Diego

La oficina del fiscal del distrito sur de California, EU, revela que desde 1993 han sido descubiertos 90 túneles utilizados para el trasiego de drogas

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TIJUANA.- En la calle Sor Juana Inés de la Cruz, de la colonia Nueva Tijuana, ya perdieron la cuenta de los túneles descubiertos por las autoridades debajo de sus viviendas.

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Carlos Jiménez recuerda al menos tres en las calles cercanas a la casa de su hermano, ubicada junto al pasadizo subterráneo descubierto hace una semana.

Mientras Carlos habla con reporteros, soldados y policías resguardaban la vivienda en espera de que la Fiscalía General de la República (FGR) llegara con la orden judicial para ingresar formalmente y tomar el inmueble.

La presencia de uniformados en esa colonia colindante con la Garita de Otay, la última aduana que deben saltar los cárteles para llevar sus drogas a Estados Unidos y multiplicar sus ganancias, ya no es novedad para Carlos.

Apenas en mayo del año pasado, a tres cuadras de donde está parado, las autoridades mexicanas encontraron una bodega con un túnel en construcción que no alcanzó a conectar al norte.

Pero la preocupación de Carlos no es la constante presencia de los cárteles en la colonia, sino los daños que sus excavaciones clandestinas provocan.

Esta casa está toda reventada, porque por aquí, por abajo, atravesaba uno (narcotúnel) hasta allá, hasta al otro lado (San Diego, Estados Unidos)

La calle sobre la que se encuentra la casa de su hermano está separada del cerco fronterizo apenas por una nave industrial al otro lado de la acera, y todo el día transitan por allí camiones cargados con mercancías para exportación.

Con sus varias bodegas y paso continúo de vehículos pesados, la zona es junto a los alrededores del aeropuerto internacional Abelardo L. Rodríguez, a unos cinco kilómetros de distancia de la garita internacional de Otay, un imán para los narcotraficantes.

UN QUESO GRUYERE

De acuerdo con la oficina del fiscal del distrito sur de California, Estados Unidos, el pasadizo que las fuerzas norteamericanas recién descubrieron es el número 90 del que tienen registro desde 1993 a la fecha.

Del total, 27 los califican como “sofisticados” y esto sucede cuando los túneles tienen energía eléctrica, sus paredes están recubiertas o reforzadas para seguridad, tienen ventilación y hasta elevadores o rieles para transportar la droga con mayor rapidez y menor esfuerzo sobre vehículos o planchas hechizas con madera.

 

El túnel más largo descubierto a la fecha fue presentado en enero de 2020, durante una conferencia de la patrulla fronteriza en San Diego, California.

Medía 1.3 kilómetros de largo, estaba también en Otay y al parecer había sido abandonado porque se inundó. En esas condiciones lo encontró el equipo especializado de Estados Unidos que trabaja para detectar dichas excavaciones a lo largo de la frontera.

En cambio, el aseguramiento de droga más grande en un pasadizo ocurrió el 1 de abril de 2020 en la misma colonia Nueva Tijuana.

Según la oficina de Aduanas y Control Fronterizo (CBP, por sus siglas en inglés), fueron casi 30 millones de dólares en cinco toneladas de cocaína, 39 kilos de metanfetamina, 7 kilos de heroína, más de una tonelada de marihuana y casi un kilo de fentanilo.

"El trabajo conjunto entre México y Estados Unidos es clave para desmantelar a las organizaciones criminales que usan estos túneles para el trasiego de drogas", publicó en su cuenta de Twitter el embajador de Estados Unidos en México, Ken Salazar, el pasado 12 de mayo luego de visitar del lado norte un pasadizo ya clausurado.

Ese mismo jueves, el diplomático estuvo en Tijuana anunciando, junto con el canciller mexicano Marcelo Ebrard, una inversión millonaria para mejorar la infraestructura y la seguridad transfronteriza. Un día después, las autoridades norteamericanas encontraron el túnel que presentaron oficialmente el lunes 16.

En este último caso, según la fiscalía sudcaliforniana, la salida en suelo estadounidense estaba en una bodega situada a 90 metros del límite fronterizo y dieron con el sitio luego de seguir a un hombre y una mujer como parte de una investigación por tráfico de cocaína.

Del lado mexicano, en la vivienda de un nivel donde está el otro extremo del túnel de medio kilómetro de extensión y 18.5 metros de profundidad, solamente fue localizado un perro, que quedó en resguardo de una asociación civil que lo dará en adopción.

“Nomás venían a darle de comer al perro, a hacerle limpieza”, contó Carlos Jiménez sobre los movimientos en la casa donde fue descubierto el túnel.

Dijo que jamás notaron que llegaran más personas o vehículos extraños, como tampoco hubo señales de que estuvieran construyendo.

“Por aquí nunca se miró que sacaran tierra o escombro. Nada”, agregó.

La fiscalía norteamericana dio a conocer que, tras su investigación, fueron detenidas seis personas, cinco hombres y una mujer, quienes ahora enfrentan cargos de conspiración para distribuir cocaína, metanfetamina y heroína.

También en suelo estadounidense, informó, fueron decomisados 800 kilos de cocaína, 74 kilos de metanfetamina y 1.5 kilos de heroína.

La casa en Tijuana estuvo custodiada por policías y soldados durante al menos tres días hasta que la FGR llegó con la orden de cateo, aunque no han dado a conocer si encontraron algo más en la vivienda.

En el pasado, mandos operativos de seguridad han atribuido las excavaciones principalmente al Cártel de Sinaloa, aunque en la FGR, funcionarios con conocimiento de antiguas indagatorias, dicen que formalmente nunca han podido atribuir un túnel a un grupo criminal.

En esta ocasión tampoco hay datos fidedignos sobre el tiempo que pudo haber estado en operación el subterráneo recién localizado.

Carlos Jiménez asegura que se dieron cuenta de su existencia el fin de semana que la familia regresaba de un paseo y encontraron la calle cerrada por policías municipales y soldados.

Ahora, las autoridades tendrán que inhabilitarlo, vaciando concreto en la boca del túnel, una acción que no resuelve la preocupación de los vecinos sobre los daños que, por tanto movimiento de tierra, puede ocasionar a sus propiedades.

“Se ha estado hablando, pero como que no hacen caso”, lamenta Carlos Jiménez.

 

 

 

 

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