FERIA CHIGNAHUAPAN 2022

FOTOS: Chignahuapan, el pueblo de las esferas

Chignahuapan comenzó a fabricar esferas navideñas hechas de vidrio: en 1965 Rafael Méndez Muñoz y Héctor Rodríguez fundaron los primeros talleres

Año con año la fabricación de esferas ha ido aumentando en esta zona del país
El origen de las esferas se encuentra en la Edad Media.Año con año la fabricación de esferas ha ido aumentando en esta zona del paísCréditos: ISRAEL VELÁSQUEZ
Escrito en ESTADOS el

Hay que adentrarse en el frondoso verde de encinos, pinos y oyameles de la Sierra Norte de Puebla para encontrar las esferas navideñas más hermosas de México. A 2 mil 280 metros de altitud, con un clima semifrío y temperaturas que van de los 18 a -3 grados centígrados se localiza un valle donde se asienta el pueblo de Chignahuapan.

En esta misteriosa y pequeña ciudad tiene en su plaza principal un quiosco de estilo mudéjar hecho de madera que data de 1871; sus más de 66 mil habitantes viven rodeados de laderas verdes, cascadas, cafetales, pozos termales y aguas sulfurosas a las que se atribuyen propiedades curativas. Aquí, cada año se fabrican más de 50 millones de esferas en más de 400 fábricas y talleres familiares.

El origen de las esferas se encuentra en la Edad Media: cuentan los que saben que el misionero Bonifacio se dio cuenta de que algunas comunidades rendían culto a sus deidades nórdicas decorando un fresno. El religioso sustituyó el fresno por un pino y colgó de él manzanas que representaban el fruto prohibido que habían comido Eva y Adán.

El tiempo hizo su trabajo y en el año 1858, cuando en un pequeño pueblo de Francia hubo una gran sequía, no hubo manzanas para decorar los árboles. Fue entonces cuando se recurrió a un taller de vidrio cuya función se centraba en la relojería y nacieron las esferas.

Otra versión indica que las esferas navideñas tienen su origen en el siglo XVI en Lauscha, Alemania, una localidad alemana de la región de Turingia que apenas supera los 3000 habitantes. Esta localidad fue fundada cuando los artesanos Hans Greiner y Christoph Müller recibieron una concesión para levantar en esa zona su fábrica de vidrio.

Cuenta la leyenda que en 1847 había un vidriero en Lauscha que no podía decorar su árbol con manzanas, nueces y otros frutos, como mandaba entonces la tradición. Y tuvo la idea de fabricar sus propios adornos templando vidrio. Las suyas fueron las primeras esferas de vidrio que decoraron un árbol de Navidad.

Cualquiera que sea la versión correcta, más de 100 años después de aquella sustitución Chignahuapan comenzó a fabricar esferas navideñas hechas de vidrio: en 1965 Rafael Méndez Muñoz y Héctor Rodríguez fundaron los primeros talleres e introdujeron la técnica vidrio soplado para elaborarlas.

Sus habitantes, ahora expertos en soplado, cromado y decorado de vidrio, semejan a los viejos alquimistas que buscaron transformar el plomo en oro, o a los filósofos y teólogos que en la vieja Galia eran llamados druidas.

En la sierra poblana, las varillas de vidrio se calientan a temperaturas superiores a los 360 grados, luego se inflan con la boca y se van manipulando hasta darles las formas que piden los clientes o aquellas que nacen de la mente de los artesanos. Luego viene sobre ellas un color plateado que se aplica para mejorar los matices tornasolados que lucirán en los árboles navideños de millones de hogares en el mes de diciembre.

Hechas a mano, se distribuyen en Europa, América Latina, Estados Unidos y México. Una de ellas, con la forma de la Virgen de Guadalupe llevó hojas de oro y adornó, en 2010, una parte del Vaticano. Las hay de todos colores: el rojo simboliza el pecado, deseos y plegarias; las plateadas representa gratitud; las verdes, esperanza, vida y naturaleza; las de color dorado, abundancia y prosperidad; las blancas, felicidad, fe y pureza; y las de color azul representan arrepentimiento y remordimiento por los pecados cometidos.

Año con año la fabricación de esferas ha ido aumentando en esta zona del país: en 2018 la actividad dio empleo directa o indirectamente a 70 por ciento de la población de la región, y generó una derrama económica de 200 millones de pesos. Este 2022 se tuvo una afluencia de más de 290 mil visitantes a la Feria Del Árbol y de la Esfera que terminó el 4 de diciembre pasado.

Hoy día los talleres las fabrican de enero a octubre y las ponen a la venta todo el año aunque los mayores volúmenes logran colocarlos en noviembre y diciembre, cuando las calles de Chignahuapan se ven desbordadas por la gente que recorre cientos de negocios para apreciar o comprar esferas con forma de gnomo, de dirigibles, de piñatas, calaveras, calabazas, bellotas, y hasta aretes y dijes.

Al taller Esferas Campanita en 2010 formó parte de los artesanos que decoraron las capillas de El Vaticano. Entre todos los artesanos fabricaron 10 adornos monumentales, cinco árboles de Navidad hechos de esferas pegadas a estructuras de alambre, un diseño especial para la capilla de la Virgen de Guadalupe, un nacimiento de Cristo en el pesebre, y algunos obsequios para Benedicto XVI.

A Esferas Campanita le tocó elaborar una Virgen de Guadalupe, acompañada de 9 esferas pintadas a mano, que fue colocada en la capilla dedicada a la guadalupana en la Catedral de San Pedro.

La experiencia se repitió en 2021: los artesanos de Chignahuapan llevaron ante el Papa un nacimiento hecho a base de costal de ixtle natural, teñido, cortado y confeccionado cien por ciento a mano, con un metro y setenta centímetros de altura, compuesto por diez piezas donde destacan las figuras religiosas del niño Jesús, María, José, un ángel, los tres reyes magos, así como un pastor, una mula y un buey. Y en la entrada de los Museos del Vaticano fue expuesto un árbol de pino adornado con esferas.

Y todo esto comenzó por un pequeño taller instalado por un jalisciense que se enamoró de la sierra norte de Puebla. Ahora, cualquier día es bueno para visitar y comprar en Chignahuapan.