VIOLENCIA CONTRA POLICÍA

Policías atacan con ácido a su compañera; "no sabía que me odiaban"

De acuerdo con cifras de la Secretaría de Salud federal, de enero a la fecha se han registrado en el país alrededor de 50 casos de mujeres agredidas con sustancias como el ácido

Entre sus recuerdos, Dulce Esmeralda, quien se siente orgullosa de ser policía, manifiesta que no había notado algo extraño entre quienes laboran para la corporación de seguridad, hasta el día en que le arrojaron la sustancia.
Entre sus recuerdos, Dulce Esmeralda, quien se siente orgullosa de ser policía, manifiesta que no había notado algo extraño entre quienes laboran para la corporación de seguridad, hasta el día en que le arrojaron la sustancia.Créditos: Christian González
Escrito en ESTADOS el

TUXTLA GUTIÉRREZ.- Hace 14 años, Dulce decidió formar parte de las filas de la Policía Municipal de esta ciudad capital de Chiapas para defender, a capa y espada, a la ciudadanía; sin embargo, nunca imaginó que dos elementos de corporación (una es mujer) intentarían asesinarla: le lanzaron una sustancia corrosiva en parte de su cuerpo.

Con las cicatrices en casi 20 por ciento de su anatomía, la mujer de 34 años de edad lamenta que, de ese hecho ocurrido en marzo del año 2020, la justicia haya llegado “pero a medias”, pues sus agresores pagaron 6 mil pesos de multa cada uno para quedar en libertad a los pocos meses y fueron dados de baja de la institución policiaca.

Su caso fue tipificado como homicidio en grado de tentativa, debido a que no solo participó un hombre, sino una compañera policía. “Pero el dinero que pagaron los agresores para ser liberados, ¡ni lo que cuesta una cirugía!, ¿verdad?”, se cuestiona.

Con lágrimas y la voz quebrada, Dulce Esmeralda Guillén Hernández, originaria de Tuxtla Gutiérrez, pide que el Estado le haga justicia a las mujeres que han sufrido violencia como ella, y no esperar hasta que sean asesinadas. “No puede ser posible que tengamos que esperar a estar muertas, para que nos ‘escuchen’; no es válido, ni para mí, ni para las familias de otras víctimas de feminicidio”.

“Aunque me quiten las cicatrices, en mi memoria quedará lo que me hicieron… ¿Cómo sentirme después? Y sobre todo, tener que cubrirme bien, porque me afecta el sol, me irrita mucho”, prosiguió.

De acuerdo con cifras de la Secretaría de Salud federal, de enero a la fecha se han registrado en el país alrededor de 50 casos de mujeres agredidas con sustancias como el ácido. De hecho, uno de los casos más “sonados” fue el de la saxofonista María Elena Ríos, en septiembre de 2019 en la entidad oaxaqueña, presuntamente ordenado por el exdiputado Juan Antonio Vera.

ATAQUES QUE MARCAN

Según la “Fundación Carmen Sánchez Mx”, en las últimas dos décadas han registrado al menos 28 víctimas de ataques con ácido (seis fallecieron), aunque aclara que no existen cifras más reales u oficiales. Además, evidencia que Ciudad de México, Puebla y Estado de México son los lugares donde hay más agresiones de este tipo.

Entre otros datos, evidencia que más del 30 por ciento de los ataques fueron cometidos por dos o más personas, ya sea como autores materiales o intelectuales.

Foto: Christian González

Para esa AC, es necesario que se propongan iniciativas y reformas legales que tipifiquen los ataques con ácido como delitos autónomos, con penas más agresivas para los agresores.

NO SABÍA QUE LA ODIABAN

Entre sus recuerdos, Dulce Esmeralda, quien se siente orgullosa de ser policía, manifiesta que no había notado algo extraño entre quienes laboran para la corporación de seguridad, hasta el día en que le arrojaron la sustancia. 

Para ella, ha sido complicado este proceso, debido a que en algún momento pensó que no la libraría, “confié demasiado en mis compañeros, y la agresión que sufrí fue porque no sabía que el policía que me agredió es homofóbico; no sabía qué percepción tenían de mí”.

A pesar de que fue dada de alta del hospital, tras un mes, donde se recuperó de las quemaduras de segundo y tercer grado, Dulce vivió, en un principio, un trato “fuerte” por parte de la Policía Municipal, e incluso de algunos medios de comunicación que la revictimizaron.

“Pero transcurrió el tiempo, se calmó la situación, y las cosas cambiaron, comencé a recibir ese respaldo”, confiesa.

Dulce pudo haber estado mejor si la atención médica hubiera llegado a tiempo. Sin embargo, sufrió el “viacrucis” de tener que ser trasladada, en principio, a un sanatorio particular, donde no le brindaron el apoyo, luego a la Cruz Roja, donde le dieron los primeros auxilios, hasta ser internada en un nosocomio público.

Pese a que desde esa fecha no se ha encontrado con sus agresores, advierte que existe un poco de incertidumbre, “lo he superado poco a poco”. 

A más de dos años del hecho, externa que, si no fuera por su familia, amigos y el apoyo psicológico que recibió, estaría “encerrada en mi cueva, por así decirlo”.

 

(djh)