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Así fue el último gol de Alexander +Video

Acatlán de Pérez Figueroa es uno de los municipios con mayor violencia en la entidad; apenas en mayo fueron asesinadas seis personas durante un tiroteo

Escrito en ESTADOS el

OAXACA.- Llegó cargado en hombros como lo hacen los campeones.¡Chander!, ¿Chander!, gritó la multitud en las gradas. Sería la última vez estaría sobre la cancha, en donde tantas veces jugó. Colocados frente a la portería, sus amigos lo descendieron. Lo rodearon. Con la pelota en juego, hicieron un pase hacia el cajón mortuorio para que Alexander, joven futbolista asesinado a manos de elementos de la policía municipal de Acatlán de Pérez Figueroa, metiera su último gol.

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Y así se fue Alexander, el joven que soñó con ser futbolista en un contexto en donde la violencia, las armas y la impunidad se enraizaron.

Ubicado en Oaxaca, Acatlán de Pérez Figueroa, región de la Cuenca del Papaloapan, es uno de los municipios con mayor violencia en la entidad. Apenas en mayo pasado fueron asesinadas seis personas durante un tiroteo. Un mes antes, en abril un par de jóvenes que habían sido reportados como desaparecidos fueron encontrados con signos de tortura y ejecutados con disparo de arma de fuego.

Ese mismo mes dos menores de edad, Iker Antonio y María de Jesús, de 4 y 7 años de edad, respectivamente, fueron las víctimas mortales de un ataque armado en la congregación Miguel Hidalgo, mientras que su madre y su abuelo resultaron heridos de gravedad. La lista es larga.

La vida de Alexander fue apagada de tajo la noche del 9 de junio. Había ido a comprar unos refrescos. Regresó a casa con un disparo en la cabeza.

“Soy una mujer fuerte y no me voy a dejar caer”

Virginia Gómez corrió hasta llegar al lugar en donde estaba tendido el cuerpo de su hijo. Vio el disparo en la cabeza, aquél que le arrancó 16 años de vida y el sueño de ser futbolista; bala disparada por la policía municipal de Acatlán de Pérez Figueroa.

Llena de rabia Virginia se levantó. Aguantó el nudo en la garganta. Tomó aire suficiente y de frente a quienes en ese momento se arremolinaron ante la indignante escena, lanzó la petición: “Yo soy una mujer fuerte y no me voy a dejar caer, pero quiero que todos se levanten y que no se dejen. Si esto me hicieron a mí con mi hijo se lo pueden hacer a cualquiera de ustedes. (…) Por favor gente, luchen, luchemos, a mí ya me vale madre todo, ya me quitaron mi sangre, mi bebé por quien me desvivía”.

Minutos antes, Alexander de 16 años de edad estaba en casa, acababa de arreglarse para el convivio de su amigo Gerardo quien cumplía años. Le pidió 50 pesos a su mamá para ponerle gasolina a la moto. Aquella sería la última vez que Virginia lo vería con vida.

Eran aproximadamente las 22:00 horas, “Chander”, quien jugaba en el equipo de tercera división Rayados Tierra Blanca, tomó su motocicleta y se dirigió hacia la gasolinera en donde se concentraron otros de sus amigos, compraron unos refrescos y regresarían en caravana a la casa de Alexander para comer pizza.

A unos metros de ahí, la patrulla 023 estaba estacionada, agazapada en la oscuridad. “Estaban en la cuchilla, cerca de la capilla de Guadalupe, dicen que la patrulla apagó las luces y se les atravesó, ellos venían en sus motos, y se bajaron y les dispararon como si fueran delincuentes y mi hijo no era un delincuente, era un jugador de la tercera división tenía una beca, estaba parado por el Covid porque no tenía clases ni entrenamiento”, relata Virginia en un video circulado en redes sociales, con la voz llena de dolor y saturada del coraje que exige justicia.

Virginia sostiene un balón verde, aquél con el que Alexander entrenaba. Esta sentada frente al cadáver de su hijo. Veladoras y flores lo rodean en su último adiós. Iracunda por el abuso de autoridad cuestiona el actuar de la policía quienes tendrían que estar al cuidado de la ciudadanía, pero por el contrario han sembrado el terror.

Para tapar la presunta confusión, los elementos de la policía intentaron sembrar un arma en la mano de Alexander hecho que fue impedida por una vecina, la primera en llegar al lugar del negligente ataque que también dejó en estado de gravedad a otro joven de nombre Carlos. “Estamos hartos de sus pinches mentiras, mi hijo era sano, era deportista”.