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Cherán, ocho años de lucha contra depredadores del medio ambiente

Desde 2016 la comunidad instaló una olla recolectora de agua de lluvia en el cráter natural del cerro Kukundicata, la más grande en América Latina

Escrito en ESTADOS el

El 15 de abril de 2011, esta comunidad purépecha decidió alzarse contra los talamontes, el crimen organizado y el sistema partidista del gobierno. En Cherán se respira libertad y autonomía; sin embargo, la lucha continúa contra los monocultivos y la explotación minera desmedida alrededor de este pueblo, donde aún se mantienen encendidas las fogatas, el auto-gobierno y las rondas comunitarias.

Es por eso que uno de sus objetivos de estas rondas comunitarias o grupos de autodefensa ha sido la conservación del medio ambiente de la zona.

Es así que construyeron un gigantesco captador de agua de lluvia en el cerro Kukundicata. Se trata del proyecto de eco-sustentabilidad más grande de América Latina.

El proyecto data de 2016, cuando la comunidad instaló una olla recolectora de agua de lluvia en el cráter natural que hay en la cima del cerro Kukundicata, con el que se busca aprovechar los más de mil litros por metro cuadrado de agua que caen en la región cada año.

La olla tiene un área de dos mil metros cuadrados que puede contener hasta 20 millones de litros de agua. Está cubierta con geomembrana, un material poco absorbente, que además es libre de concreto y evita que el agua se filtre entre las rocas.

De acuerdo con un reportaje de Noticieros Televisa, cada sección capta el agua de lluvia y tiene compartimientos de filtro, por lo que antes de llegar a la olla de captación pasa por esos filtros, los cuales hacen la retención de basura, sedimentos y cualquier otra cosa.

 

El agua se almacena en cisternas instaladas en el cerro Kukundicata y a la entrada del pueblo y desde esos depósitos se distribuye a edificios públicos, escuelas, casas e incluso se usa para una planta purificadora que diario produce unos 150 garrafones.

Este proyecto sustentable genera una decena de empleos y es administrado y operado por los habitantes de Cherán.

El municipio autónomo de Cherán, es habitado por personas de origen purépecha; éste se ubica en el centro de Michoacán y tiene una extensión territorial de 223 mil kilómetros cuadrados; este territorio, además, está rodeada por cuatro cerros: El Tecolote, San Marcos, La Virgen y Pilón. Actualmente el número de habitantes es de más de 19 mil personas.

Michoacán es uno de los principales productores de aguacate en el país; conforme a la Secretaría Estatal de Desarrollo Rural y Agroalimentario, 8 de cada 10 aguacates que se consumen en México son producidos en este estado; de ahí que la producción de este monocultivo, junto con el de la papa, hoy son de las principales amenazas para los bosques de Cherán, ya que el crecimiento de estas agroindustrias amenazan con deforestar los bosques que defendieron hace ocho años de los talamontes y el crimen organizado.

Otros males

Hace ocho años, las y los comuneras lograron expulsar al narcotrafico y al gobierno municipal.

La noche del 15 de abril de 2011, el templo de El Calvario fue testigo de los muchos tráileres que cruzaban el pueblo para sacar la madera robada de la sierra de Cherán; ahí fue el sitio donde un grupo de mujeres comenzaron la insurrección, el 15 de abril del 2011. Ellas, ahí, se enfrentaron a los talamontes con lo único que tenían: su cuerpo.

Hace ochos años, las comuneras y los comuneros estaban cansados del saqueo masivo de madera, de la violencia a causa del narcotráfico y de la injusticia e impunidad por parte de las autoridades municipales y estatales.

Aquel 15 de abril de 2011, los comuneros comenzaron la resistencia; ese día prendieron 189 fogatas y construyeron cinco barricadas ubicadas a las salidas del pueblo; el objetivo era cerrar el paso a quienes por años saquearon sus bosques.

Las campanas del templo de El Calvario y los cohetes fueron las alarmas para los comuneros. Un cohete significaba que todos estaban bien; dos, que debían estar alertas; tres implicaban un riesgo inminente para la comunidad y el llamado para que todos salieran y con lo que tuvieran a la mano defender Cherán.

Primero expulsaron a los talamontes y junto con ellos al crimen organizado que los controlaba; después al venirse las elecciones estatales en 2011, decidieron también sacar de la comunidad a las autoridades municipales y a los partidos políticos; ya que la voluntad popular decidió que era tiempo de apegarse a lo que indica la Constitución y exigir para Cherán un gobierno autónomo, que debería regirse por los usos y costumbres tradicionales.

Para hacerlo, decidieron reunirse por barrios y nombrar a tres comuneros para con ellos conformar un Concejo Mayor con distintas comisiones y trabajos; en una de las asambleas, después del levantamiento, decidieron realizar un pliego petitorio, donde las principales exigencias fueron: seguridad, justicia y reconstrucción del territorio.

La vigilancia nocturna continuó casi un año después del levantamiento. Las fogatas también. La Ronda Comunitaria se formó durante la revuelta, la cual es una especie de policía que protege y resguarda a los comuneros de día y de noche.