Ciudad Juárez (La Silla Rota).- Ella despertó por el movimiento y contacto que surge entre dos cuerpos que mantienen una relación sexual. Pero estos no eran dos cuerpos que se movían, sino uno golpeteando al otro. Ni era una relación. Ximena abrió los ojos porque un hombre decidió que quería tener sexo, levantó la falda de ella, retiró la ropa interior, se puso sobre ella y dispuso su pene para penetrar la vagina una y otra vez. Ximena despertó porque estaba siendo violada por el novio de su mejor amiga.
Ximena en realidad no se llama así, pero pidió que no usara su nombre.
Ciudad Juárez es el municipio del país que tiene más denuncias por violación: 220 casos en los primeros 6 meses del año. Un poco más de una mujer al día denunció ser violada. Una cada 20 horas sería más exacto.
Sin embargo el estado que más denuncias registró fue el Estado de México, con 989 carpetas iniciadas en los primeros 6 meses del año. Le sigue Chihuahua con 486 casos. Y después Chiapas con 355, según los datos del Secretariado Ejecutivo de Seguridad Pública.
En cuanto a municipios después de Ciudad Juárez en Tijuana se denunciaron 132 ataques sexuales como violación. Y en Chihuahua capital fueron 131.
La cifra negra de delitos cometidos en México, es decir, aquellos que no se denuncian, es estimada por el INEGI en un 93.7 por ciento. Entre las razones para no hacerlo el instituto enlista: “Por causas atribuibles a la autoridad se entienden: miedo a que lo extorsionaran, pérdida de tiempo, trámites largos y difíciles, desconfianza en la autoridad o por actitud hostil de la misma. Por otras causas se entienden: miedo al agresor, delito de poca importancia o no tenía pruebas”.
No existen para el INEGI como razones para callar, ni la culpa ni la vergüenza. Y sin embargo fue lo que Ximena sintió. Le dio vergüenza saberse violada y le dio culpa pensar que, quizá, pudo evitarlo, que, tal vez, ella provocó algo. Como si quedarse dormida con una falda en su cuarto, en su casa, fuera motivo para ser violada o como si eso le diera cierta entrada al violador.
El problema está, según Itzel González, coordinadora del área de Monitoreo de la Red Mesa de Mujeres de Ciudad Juárez, en diversos ámbitos culturales y sociales que revictimizan a una mujer que ha sido violada. Por eso es que la cifra negra es inmensamente más grande que la oficial. Y en los últimos 18 meses 541 mujeres denunciaron una violación en esta frontera, un promedio de una cada día, según cifras de la Fiscalía Especializada en Atención a Mujeres Víctimas del Delito por Razones de Género. Pero si tomamos como referencia la encuesta del INEGI sobre cifra negra del delito en México, no sería una, sino diez las mujeres que son violadas cada día tan sólo en Ciudad Juárez.
Acceso a la justicia
Para la especialista, Itzel González, una de las razones principales para no denunciar una violación es la desconfianza que se tiene en la autoridad. Ciudad Juárez tiene una impunidad de alrededor del 97 por ciento. Saber que la denuncia no genera un castigo, lleva a no hacerlo, comenta.
Además los procesos en los que se revictimiza a la denunciante son recurrentes, dice la especialista que al momento de denunciar, en ocasiones, se le cuestiona a la víctima la manera de vestir, el lugar por el que caminaba, si se defendió o no, si gritó o no, entre otras cosas.
El personal especializado para atender agresiones por razones de género es la Fiscalía Especializada en Atención a Mujeres Víctimas del Delito por Razones de Género, pero esta dependencia trabaja en horario de oficina y está cerrada por las tardes y noches. En caso de querer hacer alguna denuncia fuera de horario se debe asistir a la Fiscalía General del Estado y entonces tratar con personal poco o menos capacitado y acusó una de las madres de mujeres desaparecidas en una reunión de derechos humanos, completamente insensibles.
En una audiencia del caso de María Guadalupe Pereda, acusada de homicidio simple por la muerte de su pareja sentimental y quien, asegura la defensa, vivía violencia doméstica y por razones de género, la psicoterapeuta Rosina Eliza Uranga testificó como experto y dijo que “el riesgo cesa cuando el Estado cumpla su obligación de brindar seguridad a las víctimas de violencia”.
Estigma social
Agregado a la ineficiencia para dar seguridad o acceso a la justicia, las mujeres víctimas de violación no denuncian porque, en la esfera social, la mayor parte de las veces en los casos de violación, la víctima tiene un vínculo con el agresor. Esta situación pone a la víctima en una posición de confrontamiento directo con un conocido de su círculo que, posiblemente, no se acepte violador, según Itzel González.
Además hay una tendencia, según la especialista, a señalar a la víctima como responsable de su propia violación de tal manera que las preguntas se hacen a la mujer y no al agresor, en dónde estabas, cómo vestías, qué hora era.
Alrededor de la identidad de lo femenino y lo que debe ser una mujer se han interpuesto conductas que vienen de mucho tiempo atrás cargadas de sentimientos cristianos que conllevan sumisión, resignación y culpa. Para la académica Marcela Lagarde: “La identidad y los hechos vividos por las mujeres son evaluados y contrastados, además, con lo que en su círculo se considera femenino o masculino”.
Políticas públicas
Hay un Estado omiso a la prevención del delito, no se fomenta la educación a los hombres para que no agredan, dice la especialista.
Y se deja la seguridad en manos de las mismas mujeres para que sean ellas quienes se encarguen de evitar una violación en un contexto de violencia, la mayoría de las veces, dispar en cuestión de fuerza física. De tal manera que se les enseña a portar gases, navajas, o silbatos, como esperando a que en cualquier esquina un hombre intente violarlas, según la integrante de la Red Mesa de Mujeres.
La ciudad, en sus espacios más pobres y vulnerables, no es un espacio cercano a ser seguro. Falta alumbrado, pavimento y servicios básicos además de patrullajes y elementos de seguridad.
Esfera personal
Todas las razones anteriores inciden de manera directa, de lo general a lo individual, en la decisión de no denunciar una violación. La mujer, esta mujer que se sentó frente a mí para contar cómo fue violada sin estar segura si debía decirlo, sintió miedo, culpa y vergüenza por algo que alguien más hizo. Se sentó a descargar el peso de un secreto que no le correspondía y dijo al final “quién sabe, tal vez fue mi culpa”. Confiar, para una mujer, es, en esta sociedad, un motivo para ser violada.
Protocolo de actuación policial
Ciudad Juárez fue, a partir de 1993, catalogada como la capital mundial del feminicidio. Chihuahua es el segundo estado del país en homicidio de mujeres por razones de género, sólo detrás del Estado de México, que es casi cuatro veces más poblado. Aún así es de las pocas entidades en las que no se ha tipificado el feminicidio.
En los últimos 18 meses se reportaron un promedio de 487 denuncias diarias por violencia familiar en la Fiscalía Especializada en Atención a la Mujer Víctima del Delito por Razones de Género. Si aplicamos la lógica de la cifra negra, 4 mil 383 mujeres sufren violencia física en su hogar cada día.
Diversas asociaciones civiles, de derechos humanos, académicas diseñaron el Protocolo Policial de Atención a Mujeres Víctimas de Violencia de Género. El documento busca erigirse como “un mecanismo que compromete a los y las policías municipales de Juárez a su cumplimiento y actualización constante en búsqueda de la mejora continua. Pero también responde a la urgencia de brindar una herramienta de apoyo en la atención, prevención, sanción y erradicación de la violencia hacia las mujeres, e impulsar acciones para su seguridad y protección a partir de sus características y necesidades particulares”.
Sin embargo decirle a la Secretaría de Seguridad Pública Municipal (SSPM) cómo debe actuar en ciertos casos no es fácil, al contrario. Según la directora de Casa Amiga Esther Chávez Cano, Lydia Cordero, el protocolo debía ser aprobado primero por la SSPM pero quedó “congelado” casi un año. Aprobarlo implica que se deben buscar más recursos y capacitación para los oficiales. Apenas la semana pasada fue aprobado y ahora pasa al Cabildo del Municipio donde los regidores deciden si pasa o no.
De ser aprobado los oficiales deberán actuar rigiéndose en tres principios: pro-persona, que trata de privilegiar los derechos del ser humano; perspectiva de género, que busca identificar y reconocer las diferencias, discriminación, desigualdad y exclusión por el simple hecho de ser mujer; transparencia policial, que se refiere al desarrollo de una actuación policial sometida al escrutinio público.
Ximena decidió cerrar los ojos otra vez, esperar a que su violador terminara de penetrarla, para después guardar el silencio, la culpa y la vergüenza.