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Para resistir la violencia, empresarios se hacen virtuales

La violencia en Acapulco ha orillado a que los empresarios a tomar nuevas alternativas de operación, con el fin de minimizar riesgos

Escrito en ESTADOS el

ACAPULCO (La Silla Rota). El 28 de junio pasado, Abundio Martínez escogía la verdura y el marisco como todas las mañanas en el Mercado Central de Acapulco. Al mediodía solía reunirse con sus colaboradores y por la tarde atendía desde la caja de alguno de sus tres negocios. Cuando lo mataron, estaba en el de zona Diamante.

Abundio Martínez fue más conocido como “El Amigo Miguel”, por el nombre de sus restaurantes en la zona turística del puerto.

La violencia del municipio ha orillado a que los empresarios ahora tomen nuevas alternativas de operación

A juicio de Alejandro Martínez Sidney, el presidente de la Federación de las Cámaras de Comercio del Estado de Guerrero, lo visible que sea un empresario en Acapulco es el nivel de su riesgo, sobre todo si es habitante del puerto, porque las rutas a casa y al trabajo son los trayectos en los que más vulnerables son.

Esa circunstancia lo mantiene dedicado a impulsar una campaña del nuevo perfil del empresario acapulqueño: líder virtual o supervisor desde un sistema de video vigilancia, aunque eso genere más gasto. “No es lo mismo estar al frente de un negocio a partir de estos lamentables acontecimientos que han empezado a transformar nuestra vida ordinaria”, comentó el empresario.

Martínez Sidney cree que no hay inversión de 80 mil o 100 mil pesos, precios en los que oscila un sistema de ese tipo, que valga más que la vida. Lo había dicho antes, “los compañeros deben adecuarse a los tiempos”.

Los nuevos hábitos de los empresarios deberían incluir cajas automáticas sistematizadas y seguridad privada, otro gasto mayor. Un elemento armado, según sus cotizaciones, les cuesta 15 mil pesos al mes, y uno no es suficiente. Sus cálculos son 850 millones de pesos al año que gastan los empresarios de Guerrero, para eso consideró los 8 mil 500 afiliados a la organización empresarial que representa y a las otras cámaras que existen en el estado.

Parece que la campaña de Martínez Sidney surte efecto. En una tienda de cómputo de la colonia Progreso, un cliente toma una botella de agua y paga con un billete de 50 pesos, quien atiende lo guarda y no recuerda su denominación al momento de darle el cambio, pregunta al cliente, pero le queda la duda, luego lo resuelve con un: “voy a checar en las cámaras qué billete me dio”.

La costera de Acapulco, el búnker

  Hubo balazos. La música del bar La Hamaca, ubicado sobre la costera del fraccionamiento Magallanes, nunca se detiene. En la esquina de la banqueta, a unos metros de las primeras mesas del bar, está el cadáver de un joven todavía desangrándose. Quienes quedan en el lugar también siguen empinándose las botellas de cervezas sin asombro, mientras policías y peritos hacen las diligencias. 

Es jueves 6 de julio, faltan ocho días para que inicien las vacaciones de verano en el puerto donde la gente se acuesta con la noticia de un muerto y se levanta con la de 28.

La costera es el búnker del puerto. Parece que los empresarios también lo creen y no ven mal una propuesta que circula entre ellos de convertir la zona, desde Caleta hasta Barra Vieja, en el municipio. El empresario Guido Rentería Rojas, dedicado a los recorridos en barco en la bahía, cree que al blindar así la zona turística recuperarían los buenos cruceros de las décadas del 70 y del 80 o las excursiones del 90.

La oferta turística de Acapulco se concentra en los 40 kilómetros de Caleta a Barra Vieja. Los primeros 12, o sea la costera Miguel Alemán, reúne a la mayoría de los 3 millones de turistas que, conoce el empresario, visitan el puerto al año. Incluido el lugar donde mataron al hombre durante los primeros minutos del jueves, después de perseguirlo por la playa, según informaron algunos periódicos de Acapulco al día siguiente.

Antes de iniciar la faena de atraer gente al Palao, una de sus embarcaciones que recorre la bahía, atracción turística famosa en el puerto, que ahora va en picada, Guido Rentería dedica parte de la mañana del miércoles a explicar cómo ve la transformación de Acapulco a partir de la inseguridad, que para él inició 12 años atrás. “La violencia tiene sus valles, ya no les cortan la cabeza, ya sólo dejan el muertito”, explicó. Antes, la violencia se mostraba en la manera de asesinar y ahora en la cantidad de muertos: de enero a mayo suman 340 homicidios dolosos en Acapulco, arrojó el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública en su último reporte.

Pero para el empresario la violencia se concentra más en el Acapulco suburbano y el rural, donde, asegura, nadie se asume como acapulqueño. En medio de esa reflexión afianza la idea de convertir la franja turística en el verdadero Acapulco.

El corredor turístico del que hablan rescatar porque sostiene a Guerrero, tampoco es el mismo. La costera es la parte que reflejan más cambios: de la zona de bares y restaurantes se convirtió en el de las tiendas de autoservicios de 24 horas y taquerías. De Caleta a la Base Naval hay 35 tiendas Oxxo visibles, sin contar otras tiendas de esquemas similares. “Para mí el gran ganador de la costera es el señor (Eugenio) Garza Sada, que vive en Monterrey; tiene una sucursal aquí en Acapulco de arriba de 150 oxxo´s”, comentó Rentería Rojas sobre el dueño de FEMSA, propiedad de Oxxo.

Petra, Primos, Acapulco mi amor, El Olvido, California, son restaurantes tradicionales y de cadena cerrados en Acapulco. El turista, que prácticamente es nacional, improvisa en los puestos de tacos de la zona, como el corredor entre el hotel y el centro de convenciones de Copacabana.

Para cuando amaneció el jueves, ya se sabía que en el penal de Acapulco, ubicado en la zona rural, había ocurrido una masacre de reos. Las cifras de ocupación hotelera para el domingo siguiente fueron de seis puntos porcentuales menos que el domingo anterior, indican los reportes de la Secretaría de Turismo.

El vacío en las plazas

–Oigan, ¿y qué pasó acá?

–Ya sabe, es la misma respuesta de todo Acapulco –contesta un policía municipal que acompaña a un vigilante en la plaza Las Pérgolas, ubicada sobre la avenida Escénica.

Desde hace cuatro meses la plaza se vacío por el acoso de delincuentes.  

Los últimos en resistir fueron los dueños de los bares Penthouse y La Bartola, pero la gota que derramó el vaso fue el 18 de febrero, cuando los clientes hallaron una mano humana en el baño de mujeres del segundo bar.

Cinco días antes les habían lanzado una advertencia al quemar un Tsuru blanco que una compañía de carros, ubicada a unos metros, dejó en el estacionamiento de la plaza y un mensaje muy explícito con dedicatoria a los locatarios por no atender su exigencia.

Las Pérgolas la estrenaron en 2007, con giros variados, pero los últimos dos años se llenó de bares, la causa de que se vaciara, dice el vigilante que por seguridad llamaremos Mario.

El acoso de delincuentes a los dueños de los bares comenzó en septiembre de 2016, narra Mario, quien al mismo tiempo reflexiona que hasta se tardaron los delincuentes en iniciar a pedir la cuota. Desde entonces el acoso fue gradual. “Haga de cuenta que cuando quemaron el carro los primeros que cerraron fueron La Esquina, Barriles, Gallagher y La Hamaca, y luego arriba estaba El Mami, El Enigma. En un tronar de dedos. Haga de cuenta que cuando se quemó el carro, como a la hora, vinieron a quitar los anuncios”, dijo el vigilante.

Él también tiene una versión de cómo llegó la mano al tanque de un excusado de La Bartola. Una muchacha llegó con un paquete de regalo que decía era para su novia que ya estaba en el bar, al menos ese es el argumento que les dio a los policías que cuidaban la plaza desde que quemaron el carro en el estacionamiento que a él le tocó apagar.  

La plaza ahora es un montón de cuartos semivacíos cerrados, porque los locatarios de bares todavía no sacan el mobiliario, donde se observa a personal que hace reparaciones. Mario comenta que la idea de los dueños es convertir la plaza en una zona de oficinas.

La imagen de locatarios se repite en muchas otras partes del puerto, como en la Condesa, un lugar muy distinto al de principios de los 2000, donde lucía como la mejor zona de bares, ahora está semivacío con locales vacíos con letreros de “Se vende” o “Se renta”, y barras de bebidas, antojitos, y más tiendas Oxxo. En ese lugar recobra sentido las cifras de la Federación de las Cámaras de Comercio del Estado de Guerrero de mil 800 negocios cerrados en Acapulco a mitad de 2017.