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“Busco ayuda para que el oficio no se acabe allá en mi pueblo”

Ernesto es la quinta generación de una familia que fabrica zapatos a la medida. Durante la precampaña AMLO visitó Noalinco, él le regaló unos zapatos

Escrito en NACIÓN el

Con una caja de zapatos bajo el brazo y una idea, don Ernesto Barradas salió el domingo de su pueblo Noalinco, Veracruz. Primero viajó a Xalapa, de ahí a la Ciudad de México y de la Tapo a la colonia Roma Norte; en total 10 horas en autobús y metro.

Cuando llegue el virtual presidente electo quiere proponerle que durante su sexenio las familias de su pueblo natal sean las productoras oficiales de zapato escolar.

”Que (Andrés Manuel López Obrador) nos ayude a que Naolinco sea el pueblo que haga calzado escolar y ya que nos indique qué hacemos con el calzado (¿como programa de gobierno?) ándele si lo vendemos nosotros, si ellos lo venden, que él me da ideas”, dice don Ernesto.

La idea ha paseado en su cabeza desde hace al menos 20 años, por eso tiene bien calculado que no sólo se beneficiaría el pueblo, donde la producción ha caído –según sus estimaciones– en 70 por ciento principalmente por la entrada de producto oriental al país.

“Desgraciadamente los chinos, los taiwaneses y de todas marcas nos están invadiendo, nuestro oficio está con peligro de extinción (...) rescatamos el oficio, los niños usan calzado escolar de calidad de pura piel y el precio es económico”, detalla el veracruzano y agrega que, por mayoreo, cada par cuesta 180 pesos.

Ernesto es la quinta generación de una familia que fabrica zapatos a la medida. Durante la precampaña cuando el tabasqueño visitó Noalinco, él le regaló unos zapatos.

“Le llevé unos y no le quedaron, pero como estábamos cerquita de la casa corriendo fui por otros que sí le quedaran (¿de qué número calza?) calza del 7”, dice con un matiz de orgullo en la voz.

El zapatero esperará el tiempo que sea necesario a que Andrés Manuel –que hoy concluye una visita a Chiapas y Tabasco– llegue a su casa de transición en la colonia Roma.

No le avisó a su familia de este viaje a la casa de transición y mucho menos trae suéter, sólo lo importante: un par de zapatos para niño y la idea que espera contarle al virtual presidente electo en cuanto lo vea.

“La idea de hacer calzado escolar bueno bonito y barato es la idea que los niños se beneficien, los padres de familia, nosotros y que el oficio no acabe allá en mi pueblo”, finaliza.

AJ