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Trump, entre la ficción y la realidad: productor de Big Brother

En entrevista con La Silla Rota, el productor de Big Brother consideró que el presidente estadounidense aprendió a mostrarse como “hombre de acero”

Escrito en ESPECIALES LSR el

CIUDAD DE MÉXICO (La Silla Rota)- El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, podría estar mezclando la realidad a la que se enfrenta todos los días en La Casa Blanca con la ficción que interpretó en el reality show El Aprendiz (The Apprentice), explicó el productor de televisión de Argentina, Sergio Vainman.

 

En entrevista con La Silla Rota, el productor de Big Brother México y creador de las telenovelas más exitosas de la televisión argentina consideró que el presidente estadounidense aprendió, a través de la repetición y con la ayuda de la televisión, a mostrarse como “hombre de acero” y esa misma imagen inflexible que logró posicionar en el imaginario del televidente trata imponerla al momento gobernar.

 

Sin embargo, el especialista de contenidos televisivos expuso que tarde o temprano Donald Trump se topará con algo que no podrá controlar: la realidad, la cual estará por encima de cualquier imagen icónica o de cualquier producto virtual creado desde un reality show.

 

“Las imágenes y los personajes creados desde la ficción tienen pies de barro y en cualquier momento se derrumban”, dijo.

 

En esta charla, Sergio Vainman también reflexionó sobre el futuro de la televisión latinoamericana, especialmente de la mexicana, a la que no le depara malos augurios, aunque sí importantes retos como el de construir contenidos que estén al altura de la competencia, como el caso de los nuevas plataformas como Netflix, Amazon o Claro Video.

 

El argentino también habló del “boom” de las narconovelas en Latinoamérica y sostiene que la televisión refleja en sus pantallas mucho del acontecer cotidiano y las drogas y quienes las mueven son parte de esa cotidianidad en México, pero también en todas las naciones de habla hispana.

 

 

¿Cómo entender a Donald Trump desde una visión mediática?

 

Todos, en menor o mayor medida, actuamos para la cámara y eso también pasa en una situación de encierro como pasa en los Big Brother, es decir, los personajes eligen la personalidad que quieren mostrar ante el televidente.

 

Lo que decidió mostrar Trump en ese reality show conocido como The Apprentice fue un perfil de inflexibilidad, de dureza, de absolutismo y despotismo, y seguramente eso sí es parte de su propia personalidad y seguramente es el que más le satisface y el que mejor desempeña.

 

Nos mostró, aconsejado de los productores de dicho programa, un recorte propio que le sirvió para sus propios intereses y que seguramente es parte de lo que está mostrando en La Casa Blanca.

 

 

¿Entonces La Casa Blanca se está convirtiendo en un reality?

 

De alguna manera The Apprentice fue su gran lanzamiento al gran público y su primer eslabón de campaña, por llamarlo de alguna manera, pues su instalación como personaje público en el imaginario colectivo, más allá de su fortuna, se dio en The Apprentice, es decir, este programa fue es como huevo de la serpiente.

 

Definitivamente creo que él mostró en ese reality el germen de su personalidad; eligió mostrar eso y seguramente no es todo, porque siempre hay una actuación y a lo mejor ahora con la presencia de miles de cámaras, porque ya no solamente lo sigue una cámara, él también está actuando en este reality y está sobreactuando ese personaje que ensayó en The Apprentice.

 

A lo mejor –y estoy entrando en el terreno de la hipótesis— parte de su personalidad es débil o totalmente diferente a la muestra y eligió ocultarla detrás de este manto que aprendió en el programa y que ahora está siguiendo con mayor enjundia como presidente de los Estados Unidos.

 

 

¿Qué opinión te merece que se utilicen estos programas de TV para llegar a fines distintos al de sólo entretener?

 

La TV es un medio, como lo son las redes sociales, que hoy permite hablar de una renuncia absoluta a la privacidad y de una necesidad de mostrarse ante el mundo y esto es un fenómeno que ha venido ocurriendo en los últimos años y que adoptado en algunos casos características patológicas.

 

Lo que tanto llamaba la atención en el Big Brother hace 20 años, hoy es tan frecuente y ahora vemos que la gente muestra su intimidad y cuenten su supuesta realidad cotidianamente y esto le ha hecho perder atractivo o su intriga a los reality de convivencia y es necesario aumentar más la apuesta.

 

¿Pero qué opino de la gente que usan a los medios para obtener cosas que van más allá de la televisión? Opino que la televisión se puede usar para varias cosas como entretener, para hacer un negocio de carácter publicitario o también se pueden construir campañas de orden político-ideológico de cualquier signo.

 

Pero también creo que la televisión en ese punto está perdiendo fuerza respecto a las redes sociales. Hoy en día hay muchos movimientos se han dado en las redes y no en la televisión.

 

Pero eso no significa que hay que descartar a la TV, pues todavía llega a muchos sectores de menor poder adquisitivo, de recursos, pues no todo el mundo tiene internet, es decir, no hay que quitarle poder la TV. La televisión es la instalación de imagen, es la que crea necesidades colectivas, etc.

 

 

Trump conoce a detalle esto, porque ahora gobierna prácticamente por Twitter…

 

Exactamente. Él arrancó con la televisión en un momento en el que todavía la televisión era mucho más importante que las redes sociales y evidentemente usó a la televisión como plataforma de lanzamiento para la masificación de la imagen y sobre todo para la masificación del hombre que resuelve todo más allá de la coyuntura.

 

Consolidó la imagen de un hombre que tiene la voluntad y la fuerza para resolver, para echar a alguien o para darle oportunidades a alguien, es decir, es una especie de sustituto de Dios en la tierra.

 

Y todo esto prendió en el colectivo porque él estaba representándose a sí mismo y mucha gente tomó esa imagen como un ícono religioso y ahora como no quiere tener una relación directa con la prensa se maneja a través de Twitter, pensando que esa comunicación le garantiza cierta inmunidad, respecto a las preguntas de los reporteros o ante la opinión de otros que no piensan como él.

 

 

¿Cómo se crean figuras icónicas en el televidente?

 

A través del efecto de repetición y en la televisión esto tiene mucha fuerza, porque se reitera una situación, como pasa con los latiguillo de los cómicos. La repetición genera una instalación y es un principio básico de la televisión, porque el público recibir, como los niños, el mismo cuento de hadas y el público somos todos como niños y queremos que se nos reitere situaciones familiares para corroborar que estamos en el camino correcto.

 

Y esta reiteración lo hizo Trump con ese famoso latiguillo de “estás despedido” en The Apprentice y formó un ícono, mediante un hombre de acero con mucho poder y una autocracia absoluta.

 

A mí no me consta que todo haya sido una campaña electoral desde el principio, pero sí que esto contribuyó a Trump en sus negocios, previamente a su campaña electoral.

 

 

¿Qué debemos esperar con Trump en los próximos años?

 

Más allá de la instalación de los iconos, más allá de la fuerza que puede tener una campaña, de la realidad virtual que puede crear la televisión, hay una cosa que no se puede reemplazar y eso es la realidad.

 

La realidad siempre sigue siendo la realidad e independientemente de la imagen que pueda proyectar Trump y de la inviolabilidad de sus decisiones, esa devoción icónica durará muy poco, porque el efecto que tienen las redes sobre la realidad es muy efímera.

 

Yo no le auguro un futuro venturoso a una imagen que ha sido apoyada en una colocación virtual, porque la realidad siempre termina por imponerse tarde o temprano y eso dependerá de la fuerza que tenga esa imagen virtual.

 

No se puede engañar a todo el mundo todo el tiempo y me parece que las imagines icónicas producidas virtualmente después se contrastan con la realidad y la realidad le está demostrando a Trump todos los días que no es tan sencillo, ni están mecánico o virtual dominar el mundo, como él lo hacía en The Apprentice.

 

Una cosa es The Apprentice, que es un espacio controlado y un casting elegido, a lo que es la realidad con un casting que él no puede elegir.

Y este es el problema de lo que está construido con virtualidades, pues terminan teniendo pies de barro y algún momento se derrumban.

 

 

¿Qué está sucediendo en la televisión que prácticamente toda Latinoamérica están consumiendo narconovelas? ¿cómo está en estos momento la televisión de habla hispana?

 

La televisión tiene una característica que la diferencia mucho del cine: el mensaje del creador de la televisión viene de la sociedad y es emitido por la televisión; el mensaje cinematográfico viene del creador a la sociedad.

 

Las temperatura social influye mucho en los creadores televisivos y todas nuestras sociedades desgraciadamente están atravesadas por el narcotráfico. Toda Latinoamérica, por múltiples razones, es la gran fábrica de la droga en el mundo y esto se ha reflejado en el imaginario de los creadores.

 

También tiene que ver la corrupción política, con la respuesta de la violencia social y como ésta se ha desarrollado. En ese sentido, ¿cómo darle la espalda a eso desde cualquier punto de vista, especialmente el creativo?

 

Y también se ha convertido en un negocio, porque la gente quiere ver eso. Primero querían ver las viejas historias de viejo oeste, con los Cowboys; luego pasaron a los detectives, luego a los abogados y ahora son narcos, es decir, hay modas que tiene que ver con la temperatura social y seguramente pasará.

 

 

¿Qué futuro le espera a la televisión mexicana o la argentina con el crecimiento de nueva plataformas para ver audiovisuales?

 

Más allá de los continentes y de la formas formas tecnológicas para ver un espectáculo, el contenido sigue siendo lo más importante.

 

Si las historias que recrea la ficción televisiva o los audiovisuales, independientemente de la plataforma por donde se vea, son buenas, va a funcionar; si el contenido es malo, pues seguirá siendo malo en la plataforma que lo pongas.

 

Además, yo creo que la televisión abierta seguirá muchos años más y quienes la dan por muerta, se equivocan, pues sigue siendo el medio que reúne la mayor cantidad de espectadores, muchos más que el cable o la plataforma.

 

Es más la gente que reúne la televisión abierta, que la nuevas tecnologías. Es cierto, Netflix está en 165 países, tiene 100 millones de suscriptores, pero no son la mayoría.

 

 

¿Es un tema generacional?

 

Sí, si lo es, pero hay que decir que lo que se ha modificado es la manera de ver la televisión abierta. Hoy hay distintos métodos para ver audiovisuales y uno puede armar su propia programación… es verdad, lo que está desapareciendo es la programación tal como la platea el programador de la empresa y la gente tiende a verlo en otros horarios o de otra manera, pero eso no quiere decir que haya cambiado la televisión.

 

Hay cambios técnicos, pues ahora la gente puede ver una serie completa y ya no sólo por capítulos, eso hace que quienes hacemos el producto tengamos otras formas de relato, más adaptadas a los tiempos actuales o al lugar donde será emitido.

 

Pero todo esto no elimina la calidad del contenido. Cambia la forma, pero no el fondo y sigue siendo vigente la buena historia, sea de narcos, de piratas o de lo que sea.

 

Con esto quiero decir que el raiting sigue siendo contenido.

mlr