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TLCAN no consolidó aún la integración

La pretendida zona de libre comercio ha estado limitada por disparidades laborales, dificultades para la movilidad de ciudadanos y mercancías y controversias cíclicas sobre los subsidios agrícolas que aún otorgan EU y Canadá

Escrito en ESPECIALES LSR el
Al celebrarse este 1 de enero de 2014 el 20 aniversario de la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), sus impulsores pueden presumir que ayudó a duplicar el tamaño del Producto Interno Bruto (PIB) de Canadá, Estados Unidos y México, pero es un hecho que no cumplió con la promesa de integración económica completa que ofrecían en 1994 los presidentes Carlos Salinas de Gortari, de México; George Bush (padre), de Estados Unidos, y el primer ministro de Canadá, Brian Mulroney.
 
Para alentar el optimismo de los defensores del tratado existen datos duros. Gracias al acuerdo comercial entre los tres países miembros del TLCAN, diariamente cruzan por sus fronteras bienes con un valor de 2 mil 800 millones de dólares. Esto significa que cada hora Canadá, Estados Unidos y México se compran y se venden productos por un valor de 115 millones de dólares y convierten a sus fronteras en los mercados más dinámicos de todo el planeta.
 
Desde el punto de vista del tamaño de la economía en la región. Cuando el TLCAN entró en vigor, la suma del PIB de Canadá, Estados Unidos y México era de 7.6 billones de dólares estadounidenses. Para el año 2010, el PIB conjunto de los tres países llegó a 18.2 billones de dólares estadounidenses.
 
A pesar de este evidente crecimiento en el tamaño de la economía de la región, organizaciones de trabajadores y productores agrícolas de los tres países afirman que con la apertura comercial también se hicieron más grandes las diferencias entre grupos humanos con capital y grandes sectores de la sociedad que sólo dependen de su fuerza laboral.
 
La mayor unión de sindicatos de Estados Unidos, llamada AFL-CIO, acusa al TLCAN de provocar la pérdida de 700 mil empleos en su país al facilitar el cierre de industrias en Estados Unidos y Canadá para trasladarse a México en busca de mano de obra barata, al mismo tiempo que se responsabiliza al acuerdo de despedazar la economía agrícola de México, al ponerla a competir en condiciones de inequidad financiera y tecnológica con sus socios.
 
Dos grupos estadounidenses de análisis económico y financiero, Bloomberg  y el Boston Consultin Group (BCG), coinciden en que los 20 años de operación del TLCAN pueden ser descritos como una integración incompleta.
 
Entre 1994 y 2013 se han registrado grandes sacudidas económicas y políticas que han cambiado los planes de quienes promovieron la eliminación total de barreras comerciales desde Alaska hasta Chiapas. Por ejemplo, la crisis mexicana de 1995 y el “efecto tequila”; los atentados terroristas de 2001 y el endurecimiento de revisiones en las fronteras de Estados Unidos, así como la crisis inmobiliaria de 2008 en Estados Unidos y Canadá.
 
El balance de resultados muestra que se ha desarrollado una economía regional gigantesca en la que muchos actores compiten y anulan fuerzas entre sí, en lugar de colaborar para vender desde América del Norte hacia otras partes del mundo.
 
Resultados mixtos
 
En el año 2005, el Banco Mundial concluyó un estudio, encargado a economistas de universidades y despachos privados, en el que se enlistan los impactos positivos y negativos del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (llamado NAFTA en inglés y ALÉNA en francés) en su primera década de operación. A partir de este trabajo se elaboró el libro Lecciones del TLCAN para América Latina y el Caribe.
 
Posteriormente se han elaborado otros análisis independientes de parte del Instituto de Economía Internacional, con sede en Washington. En esos documentos se pueden observar las ganancias y pérdidas que el tratado ha significado para cada uno de los países, entre las cuales destacan:
 
Canadá
 
Al igual que México y Estados Unidos, Canadá recibió un impacto económico positivo según lo medido por el PIB. Algunas áreas que veían amenazas en la apertura comercial no recibieron impactos tan negativos o incluso crecieron, como ocurrió con la industria canadiense de producción de muebles.
 
El empleo manufacturero canadiense se mantuvo estable, a pesar de una tendencia internacional de los países desarrollados de cerrar plantas de producción y migrar hacia países más pobres. Uno de los mayores efectos económicos sobre el comercio de Estados Unidos y Canadá fue impulsar el flujo bilateral de productos agrícolas, incluyendo granos y hortalizas. En este renglón en particular, Canadá ha experimentado ganancias en casi todos los años, recibiendo 25% más ingresos por sus exportaciones que lo que paga por sus importaciones agrícolas.
 
En contraste, un estudio sobre las micro y pequeñas empresas canadienses, elaborado por el investigador Mel Hurtig, en 2002, afirma que en la primera década de operación del TLCAN un total de 10 mil empresas canadienses tuvieron que ser vendidas a inversionistas extranjeros, principalmente de Estados Unidos, para tener capacidad de sobrevivir y competir después de la apertura comercial.
 
Estados Unidos
 
La Cámara de Comercio de Estados Unidos reconoce que entre 1993 y 2013 aumentó la venta de bienes y servicios hacia Canadá y México de 337 mil millones de dólares a casi cuatro veces más, es decir 1.2 billones de dólares.
 
Desde el punto de vista del empleo, la AFL-CIO y otras organizaciones de defensa de los trabajadores en Estados Unidos acusan al TLCAN de ser el causante directo de la pérdida de 700 mil empleos en la industria y al menos otros 300 mil en el sector servicios, los cuales eran de empresas que en teoría habrían emigrado a México. En contraste con esta afirmación, el Departamento de Comercio y el Buró Laboral del Gobierno de Estados Unidos afirman que entre 1993 y 2013 se crearon 25 millones de empleos en su país gracias al TLCAN.
 
Según estas cifras de creación de empleos, en 20 años el TLCAN generó 39 millones de nuevos empleos, de los cuales 25 millones están en Estados Unidos, 9 millones en México y 5 millones en Canadá.
 
En el balance sobre el impacto del TLCAN en la economía agrícola, la revista American Journal of Economics sostiene que el TLCAN ha aumentado las exportaciones agrícolas estadounidenses a México y Canadá, aunque la mayor parte de este aumento se produjo una década después de su ratificación, debido a las barreras comerciales muy alta antes del TLCAN u otros acuerdos de comercio regional.
 
México
 
De acuerdo con el análisis del Banco Mundial sobre los efectos del TLCAN, las maquiladoras se convirtieron en el hito del comercio en México.
 
Esas son las plantas que se trasladaron a México desde Estados Unidos y, por lo tanto, la prueba más sólida del debate sobre la pérdida de empleos estadounidenses.
 
En la primera década de operación del TLCAN, el ingreso en el sector de maquiladoras aumentó más de 150%. Otros sectores que se beneficiaron con el Tratado de Libre Comercio y la posibilidad de exportación hacia Estados Unidos tardaron más de cinco años en empezar a exportar o en trasladar sus plantas de producción a estados fronterizos.
 
Al mismo tiempo, la llegada de grandes plantas industriales a otros estados del interior de México permitió el rápido crecimiento de las áreas metropolitanas no fronterizas, como Toluca, León y Puebla, independientemente del crecimiento en las tres mayores ciudades fronterizas: Tijuana, Ciudad Juárez y Reynosa.
 
En el sector agrícola, el efecto del TLCAN es motivo de controversia. El Banco Mundial afirma que México no invirtió en la infraestructura necesaria para competir, incluyendo carreteras, ferrocarriles y tecnología para producción de alto rendimiento. Esto se tradujo en poca capacidad para competir y en el incremento de la pobreza entre los campesinos y agricultores del país.
 
Curiosamente, los números no permiten ver esta devastación del campo mexicano debido a que las exportaciones de productos agrícolas aumentaron 9.4% anualmente entre 1994 y 2001, pero este crecimiento se debe únicamente a algunos productos de alta calidad y demanda, como el aguacate y las hortalizas, mientras que en la producción de granos básicos México cada vez importa más granos de Estados Unidos y Canadá, a un ritmo que crece 6% cada año, llegando al grado que la Academia Mexicana de Ciencias ya ha alertado sobre el gran peligro de perder la soberanía alimentaria.
 
México es ya el segundo mayor importador de productos agrícolas de Estados Unidos y el TLCAN es reconocido por el Banco Mundial como un importante catalizador para este cambio.
 
México se ha convertido en un mercado creciente para la carne procedente de Estados Unidos, provocando un aumento en las ventas y ganancias para la industria cárnica de ese país.
 
30 comités
 
Debido a la amplitud y complejidad de los intercambios comerciales entre Canadá, México y Estados Unidos, ha sido necesario crear 30 comités diferentes para analizar el funcionamiento y distorsiones que ha generado el TLCAN.
 
Hasta ahora, el balance de sus resultados muestra que ayudó a duplicar el tamaño de las economías de Canadá, Estados Unidos y México, pero no cumplió con la promesa original de construir un bloque económico integrado. En lugar de esto, como señalan analistas del Banco Mundial, Bloomberg y BCG, se ha desarrollado una economía regional gigantesca en la que muchos actores compiten entre sí, en lugar de colaborar entre sí.
 
Entre los grandes rezagos e inequidades que se siguen subrayando están las disparidades en materia laboral, de protección al medio ambiente, las dificultades para la movilidad de los ciudadanos entre los tres países, las limitaciones para que entren a Estados Unidos los tráileres mexicanos y las controversias cíclicas sobre los subsidios que aún otorgan Estados Unidos y Canadá a sus agricultores y que perjudican a los campesinos mexicanos. 

Estos son algunos elementos de lo que ha sido calificado como la integración incompleta para crear, en América del Norte, una zona de libre comercio, al eliminar las barreras al intercambio de productos y a la inversión.