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''Quise abortar y en la clínica me engañaron''

Ana acudió a una clínica privada en la Ciudad de México para interrumpir su embarazo y esta serie de negligencias cambió su vida

Escrito en ESPECIALES LSR el

Ana decidió abortar porque en su plan personal y profesional no tenía espacio para un hijo en ese momento. Era octubre de 2018 y tras platicarlo con su pareja decidió buscar una clínica, ya que en la Ciudad de México la interrupción del embarazo es legal.

“Buscamos una clínica privada cercana. Mi pareja y yo nos encontramos con Naiset, se veía seria y era muy popular en redes sociales, así que saqué mi cita en internet y por correo electrónico pedí que el procedimiento fuera con pastillas”, cuenta “Ana”, nombre ficticio debido a que solicitó el anonimato.

Pero la negligencia que vivió ahí cambió su vida.

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Al googlear “clínicas de aborto en la Ciudad de México” o “clínicas ILE CDMX” entre las opciones principales aparece https://clinicas-aborto.com.mx/ o https://abortar-mexico.mx/clinicas/. Ahí aparece Fundación Naiset, donde se destaca que para concretar una cita es posible enviar un mensaje desde esa misma página. También tiene una página en Facebook con un número de teléfono para agendar una visita.

La Silla Rota envió un mensaje como si fuera una paciente y la respuesta no tardó más de 30 minutos.  La clínica solicita datos personales básicos para agendar, además de cuántas semanas de gestación aproximadas tiene la mujer. La cita se concretó.

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Con total confianza, Ana llegó a finales de octubre a Fundación Naiset localizada en Aguascalientes 6, en la colonia Roma Sur.

Al llegar, Ana presentó su folio a un vigilante que se encuentra en la banqueta; sólo así se lograr ingresar al lugar. Pasó a la consulta previa donde le preguntaron si se había realizado una prueba de embarazo antes; ella respondió que sí y que calculaba tener cuatro semanas de retraso.

Supuestamente me hicieron un ultrasonido, que dudo mucho que fuera real, y me recomendaron un ‘método más seguro y rápido’, que fuera la interrupción del embarazo por aspiración con anestesia general y acepté”.

Fue así como Ana, que inicialmente pagaría 900 pesos por una interrupción del embarazo con pastillas, se realizó un procedimiento por aspiración con anestesia por 4 mil pesos… o eso creía.

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“Para empezar, está muy mal el nombre de Fundación Naiset, quieren hacer creer que son una Fundación cuando no lo son, cobran y cobran demasiado por los procedimientos”, explica en entrevista con La Silla Rota el ginecólogo Raymundo Canales de la Fuente, especialista en Ginecología y Obstetricia desde hace más de 20 años y miembro del colegio de Bioética.

El ginecólogo trabajó desde el Colegio de Bioética asesorando a los diputados que redactaron la ley que aprueba la Legalización de la Interrupción del Embarazo del Distrito Federal en 2007; asimismo, trabajó como asesor de la clínica a petición de Fundación Naiset en 2011.

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Después de llenar una hoja con mis datos, pasé a la sala donde me realizarían el procedimiento y había cuatro chicas que parecían enfermeras y un chico que era el anestesiólogo, todos se veían muy jóvenes y sólo me presentaron a una doctora, recuerdo que se llamaba Tania”, cuenta Ana.

Tal como lo asegura en su sitio web, el procedimiento duró no más de 20 minutos. Despertaron a la joven, ella estaba adolorida, pero todo parecía bien.

“Me entregaron una hoja con recomendaciones y una receta con antibiótico y desinflamante. Me dijeron que mi periodo tardaría en llegar 40 días o dos meses aproximadamente y que tendría sangrado. Nunca me dijeron que fuera a un ultrasonido después porque me aseguraron que ese método es eficaz, pues lo que se extrae es el producto completo y no requiere segunda visita. Me dieron el número celular que viene en la hoja de recomendaciones para llamar, pero no contestaban cuando intenté llamar a los 15 días”, relata.

Los días y semanas pasaron y al mes y medio del procedimiento comenzó a enfermarse de gastritis y colitis. Ana acudió con un médico particular, a quien le comentó que había interrumpido un embarazo recientemente y éste coincidió que el medicamento (que tomó después de la aspiración) era la causa de su gastritis y colitis.

En ese lapso, el periodo de Ana llegó y al fin parecía haber terminado ese episodio de su vida.

Sin embargo, el tiempo pasó, llegó febrero y la colitis e inflamación que Ana tenía parecía no terminar y era distinta a otras veces que la joven había tenido colitis, por lo que una duda nueva llegó “¿y si estoy embarazada de nuevo?” aunque explica que después del procedimiento era imposible un nuevo embarazo. Es así como Ana decidió practicarse una prueba casera que dio positivo.

“Al día siguiente fui con un ginecólogo que me confirmó que estaba embarazada, pero no tenía pocas semanas de gestación, me dijo que mi embarazo era de cinco meses, y no podía creer que había tenido mi periodo hace poco”. Los tiempos coincidíeron: nunca fue extraído el producto.

El peor escenario

Cinco meses de embarazo eran para Ana uno de los peores escenarios que podía imaginar. El médico le dijo que el feto y la bolsa amniótica estaban intactos y ya no podía abortar por el tiempo de gestación que tenía. Era un gran riesgo en el que estaban tanto la vida de Ana como del producto, que ya estaba desarrollado y seguía creciendo.

Cambiaron todos nuestros planes, no solo emocionalmente, económicamente pues aún no tenemos cómo mantener a un hijo”, explica.

Sin embargo, nada estaba claro ¿qué procedimiento le realizaron entonces a Ana? ¿Para qué la sedaron? Alrededor de casi 20 minutos Ana estuvo con cuatro enfermeras, una doctora y un anestesiólogo ¿qué había pasado?

Ana buscó resolver todas esas preguntas dos días después de que el médico le anunciara su embarazo de cinco meses.

Había algo que me preocupaba, me hice estudios y el bebé estaba bien, estábamos sanos con excepción de que tengo riesgo de preeclampsia y el sangrado que creí como el regreso de mi periodo fue un riesgo de aborto, pero ¿qué me habían hecho?… me pasa de todo por la cabeza, quiero saber qué me hicieron exactamente cuando yo estaba inconsciente porque me hacen pensar de todo, no sé si fue un abuso sexual o qué fue”, dijo.

Ana se comunicó con la clínica quienes le dijeron que no podía sacar cita y que sería atendida en el número de teléfono que le dieron y tras no recibir respuesta al llamarles, inició una conversación vía WhatsApp.

Debido a que Naiset no recibe visitas sin cita, Ana solicitó una cita diciéndoles que "tenía dudas por el procedimiento por un tema bastante delicado y quería saber qué salió mal" y pidió hablar con la doctora Tania que la había atendido o con el responsable de la clínica.

Naiset se resistió a dar información por lo que Ana insistió diciéndoles parte de lo que había ocurrido.

La conversación reinició y me preguntaron de nuevo qué había pasado, pregunté con quién hablaba y me dijeron que me estaba respondiendo el cuerpo administrativo".

Luego de que Ana recibiera negativas vía WhatsApp para concretar una cita, la joven le dijo que sacaran la cita a nombre de un abogado y la respuesta que recibió fue ser bloqueada en el chat.

“Llegamos a la clínica de la colonia Roma, mi pareja, un familiar y yo y no nos dejaron entrar porque no teníamos cita. Mi novio les llamó y en cuanto dijo mi nombre, en recepción completaron con mi apellido. Nos dijeron que qué necesitábamos y le dijimos que queríamos pasar para hablar con algún responsable pero nos negaron la entrada”.

A pesar de que Ana y sus acompañantes solicitaron que los dejaran entrar a hablar, que los dejaran entrar en paz, que les devolvieran el dinero por un procedimiento que no funcionó y que los dejaran hablar con quien estuviera a cargo pero no los dejaron pasar e incluso les enviaron una patrulla.

Cuando llegó la patrulla nos dijeron que la habían pedido porque estábamos causando disturbios, les dije a los oficiales mi situación y no nos llevaron pero no hicieron nada”, relata.

Ese día fue el último que Ana tuvo “contacto” con Fundación Naiset. Los pacientes que en ese momento estaban en el interior de la clínica le contaron posteriormente que el personal les dijo que Ana era integrante de movimientos “provida”.

Ahora tiene 6 meses de embarazo. Los correos electrónicos para agendar la cita, la conversación en WhatsApp y el único papel físico con una hoja con las recomendaciones son las pruebas que Ana tiene sobre lo que ocurrió. “Quiero que Naiset pague, los voy a denunciar porque no es posible que esté pasando esto”.

Ana no es el único caso: Vianey, a punto de dar a luz



Sin embargo, el caso de Ana no es único, pues en cuanto hubo problemas, buscó en la página de Facebook de Naiset y se encontró con su comentario en el que se quejaba que solamente había sido lastimada y siguió embarazada, Vianey.

Vianey, otra joven cuyo nombre fue cambiado por seguridad, tiene más de ocho meses de embarazo y en poco tiempo dará a luz pese a que había asistido a Naiset a interrumpir su embarazo por aspiración sin anestesia.

El hecho de que realicen interrupciones de embarazo sin anestesia aunque sea local, me parece una barbarie”, reclama el ginecólogo Raymundo Canales de la Fuente.

"Pusieron en riesgo mi salud y realmente no sé ni lo que me hicieron o sacaron", cuenta Vianey cuyo embarazo permaneció intacto.

La joven, al igual que Ana, únicamente cuenta con la hoja de recomendaciones como evidencia.

¿Qué pasó entonces?

La Silla Rota contactó a la organización civil Fondo de Aborto para la Justicia Social MARIA (Mujeres, Aborto, Reproducción, Información y Acompañamiento) para informarse sobre qué es lo que podría haber pasado en el caso de Ana y Vianey.

“El retraso usualmente es a las 5 semanas pero normalmente no pueden hacerse aspiraciones antes de las 7 semanas porque el feto es muy pequeño y es muy fácil raspar cualquier tejido y se puede creer que se realizó el aborto”, señala la vocera de Fondo MARIA, Oriana López. Abunda que normalmente no se recomienda la sedación o anestesia general, pues no es tanto el dolor y además es importante para saber que sí estén haciendo el procedimiento como se debe.

Naiset: las irregularidades

“Hace algunos años cuando escribí un artículo sobre la clínica, yo advertí que podría pasar alguna complicación grave si no se corregían los problemas que había detectado”, explica el ginecólogo Raymundo Canales de la Fuente quien publicó un artículo en Excélsior en 2017

Dentro de dichas irregularidades, el ginecólogo Canales de la Fuente explica que en el catálogo de direcciones de esta clínica han inventado 15 o 20 sedes de Naiset en la Ciudad de México.

Hay un supuesto Naiset Hospital Ángeles y si una mujer llama le dicen que vaya a la clínica de la colonia Roma porque fíjese que ahorita no estamos atendiendo allá y francamente es un engaño, a mi me parece que todo en Fundación Naiset todo es fraudulento con sus clínicas fantasma; es un asunto estrictamente publicitario… y mal hecho”, explica el médico experto.

Esto no es lo único asentado en medios sobre Fundación Naiset puesto que en el mismo año, Buzzfeed News publicó un reportaje en el que dicha clínica junto a otras más daban diagnósticos falsos y ofrecían abortos legales a mujeres que no estaban embarazadas.

“De Fundación Naiset no es la primera vez que escuchamos malos procedimientos médicos, nunca hemos trabajado con ellos porque desde que nos plantearon colaboración nos pareció que no tienen un marco de los derechos de las mujeres y después nos enteramos que tienen un índice alto de aspiraciones uterinas”, explica Oriana López de Fondo MARIA.

La Silla Rota consultó el Listado de establecimientos de atención médica (actos quirúrgicos y/u obstétricos) a los que se les ha emitido licencia sanitaria por parte de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris)  y en dicha base de datos no aparece el registro de Fundación Naiset, cuyo supuesto permiso sanitario, anunciado en su sitio web, es el 18-AM-09-015-001. También se contactó al área de Comunicación Social de Cofrepris, quien reveló que en los registros virtuales de la comisión tampoco existe la licencia.  Se solicitó una entrevista, pero al cierre de edición no hubo respuesta,

Ana compartió con La Silla Rota el estado de cuenta del cobro que Naiset hizo por la aspiración y en vez de aparecer una razón social de Clínica Naiset, el cobro se realiza a nombre de “GLEE SERVICIO DE BELLEZA”. Esta información fue corroborada por este portal; esta reportera  acudió a la cita  y corroboró que el único boucher que entregan aparece con esa razón social. La mujer que cobró con la terminal resaltó con pluma la razón social y explicó que “es por privacidad” para que no aparezca el nombre de la clínica.

En opinión de un contador consultado por La Silla Rota, esta práctica es ilegal y puede ser usada para evadir impuestos.

Al respecto, el abogado Vulfrano Álvarez Salinas explica que existe responsabilidad civil directa por parte del médico que realizó el procedimiento; hay responsabilidad indirecta por parte de Naiset y sí procedería una demanda.

El abogado explica que “la responsabilidad civil es la obligación de resarcir que surge como consecuencia del daño provocado por un incumplimiento contractual (responsabilidad contractual) o de reparar el daño que ha causado a otro con el que no existía un vínculo previo (responsabilidad extracontractual), sea en naturaleza o bien por un equivalente monetario, habitualmente mediante el pago de una indemnización de perjuicios”.

LA SILLA ROTA intercambió correos con Fundación Naiset en los que se pidió entrevista y se enviaron preguntas, pero condicionaron responder a cambio de los datos personales de las fuentes, hecho al que esta casa editorial se negó.

Aborto sí, pero digno y seguro

“Es un atropello a toda la normatividad, no hay una autoridad que ponga orden… la autoridad ha sido muy laxa con este tipo de clínicas, deben exigirles control de calidad de lo que están haciendo”, señala el médico Raymundo Canales.

Para Ana, el problema es más grave. “Este es un derecho ganado en la Ciudad de México y están lucrando de una forma poco ética… está mal que realicen un servicio mal hecho que pone en riesgo la salud de las mujeres y vulnera nuestros derechos reproductivos”, concluye Ana.




fmma