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Por indiferencia crece problema de bullying

El acoso escolar no puede recaer solamente en un niño, todos son víctimas, incluso los agresores, explican las psicoterapeutas Karla Rock Lechón y María Eugenia Gordillo

Escrito en ESPECIALES LSR el

La sociedad mexicana ha sufrido un alto grado de agresión, en el ámbito familiar hay un incremento de la violencia y la situación social que viven hoy en día los niños es muy compleja, lo que genera efectos en las familias, escuelas, instituciones y personas. En la actualidad todos ven y ejercen la violencia con naturalidad, señaló a Sumédico Radio la especialista Karla Rock Lechón, psicoterapeuta psicoanalítica individual y grupal.

El problema de bullying no puede recaer solamente en un niño; todos son víctimas, incluso los agresores, hay que reflexionar sobre lo que está sucediendo y analizar los escenarios que los niños están viviendo. Los padres tienen la responsabilidad de platicar con sus hijos y explicarles lo que está aconteciendo, hablar de la violencia en general y no hacer del bullying caso omiso.

“La indiferencia de las personas hacia este conflicto lo ha hecho mayor y ese es el principal problema”, afirmó.

EL AGRESOR Y EL AGREDIDO

La psicoterapeuta mencionó en el programa de radio que se transmite los domingos a las 10 am en el 102.5 de MVS, que es necesario limitar y contener este problema pero también hay que reflexionar sobre las pautas educativas que los padres de familia tienen en casa.

Lo que un niño ve y vive en su hogar lo absorbe. "Su educación y actitudes emocionales se ven reflejadas en la manera en la que están siendo educados, sus manifestaciones son causa de todo lo que se vive en casa, por eso es importante tener constante comunicación con los niños”, dijo.

El cambio de conducta es el primer síntoma que puede avisar que un niño está siendo víctima de acoso en la escuela, explica a su vez la psicoterapeuta María Eugenia Gordillo, entrevistada en el mismo espacio.

Por lo general, señala, los niños agredidos son los que están apegados a su familia y tienen buena conducta; es importante que los padres no tengan actitudes sobreprotectoras, que les enseñen a los niños a defenderse de una manera adecuada y a confiar en sí mismos.

Si un niño empieza a presentar alteraciones en el sueño, en los hábitos de comida, se notan tristes, preocupados y se aíslan de la gente, son avisos de que podría estar siendo víctima de bullying.

Por el contrario, las características del agresor tienen que ver con la poca capacidad de empatía que tienen con los demás, se les dificulta la comunicación con sus padres, la manera de recibir las cosas que ellos quieren es a través de la agresión, se rebelan ante los demás y es posible que estén recibiendo agresión física en su familia, aunque no necesariamente pasa esto en todos los niños que juegan el rol del agresor, señaló Gordillo.

 


¿QUÉ HACER ANTE EL PROBLEMA?

Para poder evitar o detener el bullying, hay programas en las escuelas o instituciones que se han establecido como la creación de comisiones, asambleas y círculos, en los que también participan tanto agresores como víctimas, los profesores y padres de familia, para analizar y plantear los problemas que se presentan en los niños, y así poder erradicar poco a poco la situación.

La idea es hacerlos partícipes para que con sus comentarios u opiniones encuentren la solución para evitar el bullying. “Ni el agresor ni la víctima pueden ser criminalizados, debe haber para ellos muchas instancias de contención y comprensión”, dijo la psicoterapeuta Karla Rock.

También es importante tomar medidas que involucren a los grupos completos en primarias y secundarias para hacer conscientes a niños y adolescentes de cómo pueden participar involuntaria o inconscientemente en este comportamiento.