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No soy amiga del presidente López Obrador: Yasmín Esquivel

“Quiero ir a la Corte para aplicar la ley sin influencias de ningún tipo”, dice; “ni conservadora ni progresista; mi compromiso, con la justicia”

Escrito en ESPECIALES LSR el

Yasmín Esquivel Mossa, postulada en la terna de la que surgirá una nueva ministra en la Corte, advierte que, en caso de ser electa en el Senado, no se someterá a los esquemas de “progresistas" o “conservadores”, sino que buscará hacer justicia con apego a la ley y un criterio en beneficio de los ciudadanos. Una visión, dice, pro persona.

La actual magistrada presidenta del Tribunal de lo Contencioso Administrativo de la Ciudad de México (en el que se desempeña un segundo término de cuatro años tras ser reelecta por sus compañeros) refiere una trayectoria de 35 años en el ámbito judicial, donde ha estado en estrecho contacto con sectores vulnerables tanto del ámbito rural como magistrada agraria, como ahora con ciudadanos que levantan quejas de todo tipo contra la autoridad.   

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Propuesta por el presidente Andrés Manuel López Obrador en la terna para cubrir la vacante de la ministra Margarita Luna Ramos en la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), Esquivel valora el desempeño del máximo foro judicial en el país. Y dice que en su opinión, no se requiere un Tribunal Constitucional que sea colocado por encima de los tres poderes, como ha sido postulado en círculos académicos y políticos, incluso de Morena.

Entrevistada por LA SILLA ROTA, la abogada, que acumula casi 20 años en el Poder Judicial como juzgadora federal y magistrada, sale al paso de los señalamientos en torno a su esposo, el ingeniero José María Rioboó, cercano al presidente Andrés Manuel López Obrador. Reitera que ella lo conoció apenas siete años atrás, cuando ella ya tenía una larga trayectoria profesional. Estima que el señalamiento tiene un carácter sexista, “pues mi esposo no participa en este proceso”. Dice que solo ha tratado en dos ocasiones, brevemente, a López Obrador. “Nunca hemos tenido trato social, no soy amiga del presidente”.

Doctora en derecho por la Universidad Complutense, Esquivel Mossa ofrece que de resultar electa por el Senado será una ministra que buscará hacer valer la Constitución sin ningún tipo de sesgo.

Ni conservadores ni progresistas, sino aplicar la Constitución. Yo no me asumo ni conservadora ni progresista, no creo en ello”, explica.

Para Esquivel Mossa no es dable hablar de conservadores o de progresistas, cuando se plantean temas como el aborto o matrimonio entre personas del mismo sexo, pues lo que debe privilegiarse es el derecho de las personas más allá de otras consideraciones.

En ese terreno, admite que el país padece de un alto grado de impunidad. Está consciente de que en el país no hay castigo en casi nueve de cada 10 delitos. “Hay impunidad y estoy consciente de que lo que demanda la gente es justicia, ese es uno de los retos, justicia”, dice.

En 2004 Yasmín Esquivel fue propuesta por el entonces presidente Vicente Fox como magistrada unitaria de Tribunales Agrarios. En 2009, el entonces jefe de gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard, la nombró magistrada de la Sala Superior del Tribunal de lo Contencioso Administrativo. En enero de 2012 asumió la presidencia, y la reeligieron hasta enero del 2020, si antes no va como ministra de la Corte.

Esta circunstancia, asegura, no la hace tener ningún compromiso político. De hecho, afirma que ningún tipo de injerencia debe haber en las decisiones de un juez, menos de una ministra de la Corte. “No, simplemente es cómo apegarnos a la Constitución. Y la independencia judicial no tiene ninguna injerencia externa, ni de esposos, ni de gente ni de nadie. Nadie puede incidir”, precisa.

Es de la idea que se necesitan instancias autónomas, independientes e imparciales, apegadas a lo que establecen la Constitución y las leyes.

Por ejemplo, recuerda que ella no conocía a Vicente Fox cuando fue propuesta para el Tribunal Superior Agrario.

Y en el caso del presidente Andrés Manuel López Obrador sostiene: “a mí no me ha nombrado en ningún cargo”.

Por ello, al preguntarle sobre los señalamientos de su esposo, el empresario José María Rioboó, con el semblante serio dice que “al ingeniero lo conocí hace siete años. Por ello se me hace fuera de lugar, injusto y hasta misógino que hagan referencia a él. Yo tengo 35 años de carrera y desde el 2000 como juzgadora y magistrada. No hay conflicto de interés. Se me hace machista”.

Recalca que la misma ley prevé que si un ministro debe revisar un asunto vinculado con familiares o con alguna relación directa, establecida en la misma legislación, puede excusarse. Así, en caso de tener enfrente un asunto de su esposo ella no dudaría en excusarse, anticipa.

Para ella, incluso, no se puede hablar de que impulse la voz de las mujeres en la Corte, porque “la ley es impersonal y abstracta y así deben resolverse las sentencias”, por lo que la perspectiva de género tiene qué ver con aplicar la Constitución de manera indistinta.

Yasmín Esquivel presidió en 2012 y hasta 2017 el Comité Interinstitucional de Equidad de Género de los órganos Impartidores de Justicia de la Ciudad de México, para establecer una cultura jurídica para que en la capital del país se juzgue con perspectiva de género.

Desde que era estudiante preparatoriana ella se vio como abogada. Poco a poco se percató que esa era su vida. De hecho, algo que la ha marcado en su carrera fue un caso en Tabasco. Estaban en litigio una serie de propiedades de una persona que había establecido como heredero a uno de sus hijos.

Sin embargo, al momento de resolver el juicio, que es oral, apareció otro reclamante. Una hermana. Pero el heredero no se presentó, sino su esposa, quien informó en ese momento que su marido no podía estar ahí porque estaba en prisión, pero traía consigo un poder para representarlo.

El dilema de Esquivel Mossa, relata, no paró ahí. En la discusión de por qué estaban divididos en la familia, la hermana del ausente señaló que no asistía su hermano porque si estaba en prisión fue porque purgaba condena por violar a su propia madre. Ese caso, describe la jurista, delimita el tema del género, la justicia y la aplicación de la ley.

¿Y desde cuándo se imaginó como ministra de la Suprema Corte?, se le pregunta. Sonríe. “Desde 2004, cuando me proponen para ser magistrada del Tribunal Superior Agrario me nació el sueño de ser ministra. El hecho de ser propuesta para ello es ya un honor”, confiesa.

Ella se asume como una abogada apasionada por el servicio a los demás. En los últimos años, desde el Tribunal que preside, empujó la consolidación del Sistema Nacional Anticorrupción.


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