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Misión: destruir al Estado Islámico

Estados Unidos y nueve naciones se han unido para combatir a ese grupo extremista, responsable de la masacre en Medio Oriente y el secuestro y decapitación de periodistas estadounidenses. Llevará tiempo, pero tienen el apoyo de la ONU

Escrito en ESPECIALES LSR el


Los ataques iniciados por Estados Unidos en Siria e Irak en contra del grupo extremista Estado Islámico son la respuesta a la amenaza que representa para la humanidad. La misión del país más poderoso del mundo, apoyado por otras nueve naciones, es acabar con estos hombres que han hecho del terror, la sangre y las ejecuciones televisadas su modus vivendi.

Los bombardeos iniciaron la madrugada del martes. Aviones de combate despegaron de los buques de Estados Unidos localizados en el Golfo Pérsico y se dirigieron a zonas clave del Estado Islámico. Los primeros reportes indican que murieron unas 120 personas de ese grupo.

Pero el poder del Estado Islámico es mucho mayor que eso. Sus milicianos se cuentan por decenas de miles y su armamento es el de un ejército peligroso, capaz de enfrentar a los soldados de Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, Alemania, Italia, Dinamarca, Turquía, Polonia, Canadá y Australia.

Para comprender lo que pasa en aquella parte de Medio Oriente, es necesario ir a los orígenes.



La mayoría de las ejecuciones cometidas por parte del Estado Islámico obedece a la religión. Su idea de que no hay más dios que Alá ha llevado a los extremistas a tomar ciudades y asesinar a quienes tienen una religión distinta al islam. Así, miles de musulmanes (seguidores del islam) han perecido públicamente, igual que aquellos que se atreven a defenderlos.

Han muerto porque, además, desobedecen la sumisión a Alá y abandonan la idolatría hacia él. En Siria, por ejemplo, el Estado Islámico detuvo a varias personas por fumar cigarrillos o tener sexo fuera del matrimonio, lo que representaría un escupitajo sobre el libro del Corán, principal base de sus creencias religiosas.

Por eso, su objetivo ha sido avanzar por el Medio Oriente, tomar ciudades e imponerles a sus habitantes el islam como única religión.

Recientemente, el papa Francisco criticó el derrame de sangre inocente que, bajo el escudo de la religión, han realizado los extremistas.


Así, con ese argumento, han avanzado. En diciembre de 2013, el Estado Islámico ya controlaba la frontera entre Siria y Turquía (Atmeh, al-Bab, Azaz y Yarablus). Un mes después, tomó el control de las ciudades israelíes de Faluya y Ramadi. Para junio de 2014 tomó las ciudades de Mosul y Tikrit y asumió el control de la frontera con Jordania y Siria. El territorio de acción del Estado Islámico se había ampliado considerablemente y su número de milicianos se estimó entonces en 100 mil.


Alcances.


El paso de los extremistas ha sido devastador. En cada territorio que toma impone su religión, lleva a cabo ejecuciones públicas y destruye templos y mezquitas. Si bien les va, los cristianos que se niegan a convertirse al islam son expulsados de sus países, aunque a otros los decapitan en las plazas.

El 19 de agosto de 2014, a través de un video de YouTube, un integrante del Estado Islámico decapitó al fotoperiodista estadounidense James Foley, que no siendo musulmán fue ejecutado en represalia a los ataques aéreos conducidos por Estados Unidos. Foley desapareció en Siria, tras su secuestro en un café internet en noviembre de 2012.


James.Foley


En 2013, el reportero estadounidense Steven Joel Sotloff, de 31 años, fue secuestrado en Siria y ejecutado dos semanas después que James Foley.



Es común que los viernes haya ejecuciones públicas en las ciudades de Ar Raqqah y Aleppo, en Siria, de acuerdo con un informe del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, que describe la barbarie en 45 páginas.

El informe revela actos de tortura, violencia sexual, secuestros y masacres. Las ejecuciones tienen lugar en las zonas controladas por el Estado Islámico y se obliga a la gente que pasa por la calle a ver a las víctimas en el momento en el que son decapitadas o reciben disparos en la cabeza. Después, dejan los cadáveres hasta tres días como exhibición pública.

De acuerdo con la ONU, los niños observan a menudo estas ejecuciones o incluso se convierten en víctimas cuando se les acusa de ser colaboradores de los grupos que los combaten.

Las mujeres también son ejecutadas mediante la lapidación o son torturadas públicamente, las amputan o les dan latigazos. ¿Bajo qué cargos? A ellas por adulterio o por aparecer con el rostro descubierto. A ellos, por fumar, beber alcohol, comerciar en horas de rezo o no ayunar.

El informe está lleno de torturas con cables, apaleamientos, el uso de niños soldados, masacres sobre civiles, ataques a personal médico, secuestros o desapariciones forzosas.

Recientemente, el secretario general de la ONU, Ban Ki-Moon, respaldó las acciones militares de Estados Unidos y los otros nueve países para acabar con el Estado Islámico.




El diplomático surcoreano recordó que la ONU considera fundamental la protección de los civiles y defendió que en Siria esto requiere una "acción inmediata", siempre que esta se base en los principios de las Naciones Unidas.

Además, urgió a los países combatientes a "cumplir con la ley humanitaria internacional y a tomar todas las precauciones para evitar y minimizar las bajas civiles".



Detrás de estas ejecuciones está el líder del Estado Islámico, a quien han bautizado como "El nuevo Osama Bin Laden". Se llama en realidad Ibrahim Awad Ali Al Badri Al Samarrai, conocido como Abu Bakr al Bagdadí, y es un iraquí nacido en 1971 con estudios de doctorado en la Universida de Bagdad.

Esos son los únicos datos biográficos que se conocen acerca de él, a cuya cabeza Estados Unidos le puso un precio de 10 millones de dólares en 2011, cuando La Casa Blanca confirmó su liderazgo al frente de Al Qaeda en Irak, el grupo desde el que surgió el Estado Islámico.


Líder.

Este grupo está originalmente ligado a Al Qaeda, autor de los actos terroristas del 11 de septiembre de 2001 contra las torres gemelas de Nueva York. Fue en 2004 cuando se unió a Al Qaeda, bajo el mandato de otros líderes que ya fueron asesinados por el gobierno estadounidense y fue en este 2014 cuando Abu Bakr al Bagdadí decidió que fueran una agrupación independiente, aprovechando que ya habían tomado varias ciudades y su presencia se había desparramado por varios países árabes.

Fuentes de Inteligencia de Estados Unidos han dicho que la mayoría de los combatientes cuentan con gran experiencia guerrillera por haber tomado parte en otras guerras, especialmente, la de Irak. Han combatido contra el ejército de Estados Unidos, en Irak, y contra el de Bachar Al Asad, en Siria.

Además los han descrito como fieros combatientes, que no rehúyen la batalla y son extremadamente religiosos. En Siria, en muchas ocasiones comienzan sus ofensivas con un atentado suicida al que sigue un ataque guerrillero.

Argumentando esa expansión (que incluso ha llegado a Beirut, Líbano), Abu Bakr al Bagdadí se autoproclamó "califa" de todos los musulmanes, su único líder, pero los musulmanes que viven en otros países no están de acuerdo.



Los actos sangrientos y despiadados del Estado Islámico han horrorizado a los musulmanes radicados en Europa y por eso iniciaron diversas campañas para deslindarse.

En Reino Unido, la fundación Active Change lanzó en Twitter el hashtag "No en mi nombre" (#notinmyname) que insta a los tuiteros musulmanes a enviar mensajes contrarios al Estado Islámico.



En Noruega, unas cinco mil personas participaron a fines de agosto en una marcha convocada por jóvenes musulmanes, en tanto que en Alemania unos cuatro millones de musulmanes participaron en la jornada "Musulmanes contra el odio y la injusticia".

En Francia, "los musulmanes condenan firmemente ese 'estado' que no tiene nada de islámico", dijo a la agencia de noticias AFP Abderrahman Dahman, presidente del Consejo de los Demócratas Musulmanes de Francia.

Los musulmanes rechazan al Estado Islámico, pero hay algo más que los mueve: la necesidad de convencer al pueblo europeo de que no son iguales y que, por lo tanto, no deberían ser discriminados ni ser víctimas de la islamofobia.

Mientras ellos protestan, Estados Unidos y los otros nueve países comenzaron la ofensiva. El presidente Barack Obama aclaró que no se trata de otra guerra sobre Irak, sino una que está enfocada exclusivamente al grupo extremista. También advirtió que durará mucho tiempo.