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Miroslava, la mujer que con letras, desafió al poder y al crimen (video)

Un hombre llora y señala que lo último que le dijo Miroslava fue que cerrara la oficina porque no iba a volver y ninguno de los dos pensó, que en realidad, ya no lo haría

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Escrito en ESPECIALES LSR el

CHIHUAHUA, Chihuahua (La Silla Rota).- Un sacerdote sin sotana sostiene un altoparlante. No lleva sotana pero sí el tono solemne de letanía. Hay un sacerdote en una plaza de armas que dice, básicamente, lo siguiente: una vida no se acaba si persiste en la memoria de las demás personas. Alrededor del sacerdote hay decenas de esas personas a las que no les gusta olvidar. Al centro, bajo una cruz, está una manta con la imagen de una mujer cuya existencia se resisten a dejar ir estas personas que son la memoria de una sociedad violentadaperiodistas, les llaman.

Frente al sacerdote, cruzando la calle, en la entrada de Palacio de Gobierno hay una placa y la placa también es memoria. Dice que ahí, justo en ese lugar fue asesinada otra mujer. Marisela Escobedo recibió disparos de un hombre que murió sin pagar su crimen. A ella le costó la vida la misma actitud de las decenas de personas que están aquí y la de la mujer de la imagen bajo la cruz, negarse a olvidar, en este estado, cuesta la vida. Y Marisela no sólo no dejó de recordar sino que salió a las calles a buscar justicia para su hija asesinada. Por eso un hombre le disparó a quemarropa frente a Palacio de Gobierno el 16 de diciembre de 2010.

Atrás del sacerdote hay una columna que es memorial de la lucha de Independencia. En la columna hay otra placa. Esta dice que ahí, que justo ahí, fue fusilado el cura Miguel Hidalgo. Junto al sacerdote la cruz y alrededor de ella cientos de clavos con cientos de listones con nombres. Todos muertos, todos desaparecidos. Más cruces y más recuerdos y más negación hacia una amnesia absurda inducida por grupos políticos y criminales que, la mujer de la imagen de la manta, se negó a olvidar o a ignorar o a favorecer. Miroslava Breach fue la periodista que enfrentó al poder político y criminal en uno de los estados más peligrosos para hacerlo.




A las 7 de la mañana con cuatro minutos el arma calibre 9 milímetros disparó la primera bala. Ese 23 de marzo un hombre con toda la determinación de matar, de no dejar ni un vestigio de vida en aquel cuerpo, disparó después otras 7 veces. Todas en la cara de su víctima. Miroslava, inanimada ya, quedó en el asiento del piloto de su camioneta antes de que su hijo saliera de la casa para ir a la escuela. El hijo, los dos hijos, un hombre y una mujer, tienen ahora el recuerdo de una madre.

Miroslava publicó sobre el financiamiento de un  banco por parte del ex gobernador de Chihuahua César Duarte. Documentó el éxodo obligado de los habitantes de varios poblados de la Sierra Tarahumara, que presionados por grupos criminales dedicados a la siembra de amapola, dejaron su tierra. Y, dice el sacerdote Camilo, la tierra, para Miroslava, era muy importante. Tal vez por eso volvió de Baja California Sur, luego de terminar la licenciatura y laborar en varios medios,  al estado donde nació, quizá por eso se dedicó a investigar la corrupción y colusión de criminales y políticos en su municipio natal, Chínipas.



Foto: David Peindado



Ella no sólo señaló la corrupción como un sustantivo sin personalidad sino que le puso nombres y apellidos. Escribió por ejemplo en La Jornada, donde era corresponsal desde hacía 20 años: “Desde finales de 2012, la banda delictiva Los Salazares, comandanda actualmente por Crispín Salazar Zamorano, empredió una limpia de presuntos enemigos en la región que tiene bajo su control, desde los pueblos de San Rafael, Bachichivo, Guazaparez, Temoris, la cabecera municipal de Chínipas y los poblados de Milpillas, La Lobera, Las Chinacas y El Huicochi, en la zona límitrofe con Álamos, Sonora.

 “Moisés Velderrían Chávez y seis de sus hijos fueron asesinados por presuntos sicarios de Crispín, después de que su sobrino Alfredo Salazar Ramírez y su hermano Adán Salazar Zamorano fueron aprehendidos en el último año del gobierno del ex presidente Felipe Calderón. Sólo tres hijas de Moisés sobrevivieron a la venganza del capo.

 “El año pasado, presuntamente sicarios a su mando, expulsaron a las familias de los poblados limítrofes con Sonora e iniciaron una cacería contra quienes señalan como enemigos.


Foto: David Peindado

“En La Lobera, de donde fueron expulsados unos cien habitantes, los hombres de Crispín Salazar saquearon y destruyeron la mayoría de las casas; uno de los sobrinos del narco se instaló en la única casa que dejaron en pie. Las tierras, las huertas de manzana y el ganado de la gente, cambiaron de propietario”. Y después, claro, las amenazas. Después los disparos y la confusión.

Escribió también sobre el homicidio del activista tarahumara Isidro Valdenegro, quien se opuso a la tala indiscriminada de la zona serrana. Miroslava dijo muchas veces lo que intentaban callar. Así fue alzando la voz contra la corrupción, contra el crimen y a favor de la vida y los derechos humanos.

En la calle María Mata, quedó un mensaje, que, según una editorial de La Jornada, decía “por lengua larga”.

Foto: David Peindado

Chihuahua es uno de los estados más violentos del país y la violencia se ha venido recrudeciendo a partir del cambio de poder político en las estructuras estatal y algunas municipales. El mes con más homicidios en lo que va de la administración de Javier Corral ha sido justamente el de la toma de posesión, en octubre de 2016 fueron asesinadas 234 personas en el estado, un promedio de 8 por día.

La actual administración enfrenta dos asesinatos de periodistas. Jesús Adrián Rodríguez fue baleado afuera de su casa, también en la capital del estado, el 11 de diciembre de 2016.

Foto: David Peindado

 A las 9 de la mañana con 24 minutos, 26 horas y 20 minutos después de su asesinato, un grupo de mujeres periodistas pone un listón en un clavo de la cruz de la memoria por la injusticia y la impunidad. El listón dice “Miroslava” y así, la mujer de la incansable denuncia es otro nombre que recuerda los homicidios y desapariciones del estado frente al Palacio de Gobierno. La denunciante se vuelve denuncia, estadística y para las decenas de personas congregadas aquí, recuerdo y memoria de una vida entregada al oficio de informar.

El gobernador del estado declaró tres días de luto en el estado. Miroslava Breach, de 54 años, corresponsal de La Jornada y del periódico Norte de Ciudad Juárez, no volverá a escribir.

Foto: David Peindado


 

Un hombre llora y señala que lo último que le dijo Miroslava fue que cerrara la oficina porque no iba a volver y ninguno de los dos pensó, que en realidad, ya no lo haría. Un párroco sin sotana, defensor de los derechos humanos, amenazado desde 1996, deja la plaza que una vez dijo, pasó a ser del dolor a la esperanza. Un nombre nuevo cuelga de uno de los clavos de la cruz, una de las cruces. Un moño negro enluta la entrada al Palacio de Gobierno sobre la placa de Marisela y de frente a la columna del histórico fusilamiento. Una manta recuerda: “No se mata la verdad matando periodistas”, junto al mensaje la imagen del rostro de Miroslava, en la parte superior de la cruz se lee “Ni una más”.