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El pueblo de Chiapas que se levanta de las ruinas

Este lugar fue de los más devastados por el sismo del 7 de septiembre; tiene 6 mil 126 habitantes y su principal actividad es la pesca

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Escrito en ESPECIALES LSR el

TONALÁ (La Silla Rota).- Al entrar a Bahía de Paredón, un pueblo de este municipio, de la zona costera de Chiapas, se nota que el sismo devastó el pueblo. Hay casas derrumbadas y tienen letreros de pérdida total, así como fotos de cómo quedó y de cómo luce ahora sin los escombros. El paisaje desolador lo coronan máquinas que retiran cascajo.

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Las labores de remoción de escombros y reconstrucción de casas se aceleran porque, dicen los habitantes, el Presidente Enrique Peña Nieto visitará el pueblo y quieren que vea los avances. En las calles hay gente, ingenieros que no paran, van y vienen, checan planos y coordinan los trabajos. También se alistan porque el gobierno podrá la primera piedra para la clínica y la escuela Francisco Zarabia, que la reconstruyen. 

Con el sismo del 7 de septiembre se cayeron más de 100 viviendas y con las réplicas aumentó el número de casas y edificios dañados, los cuales también fueron declarados pérdida total. Algunos ya se demolieron y otros están en proceso. Este pueblo fue de los más devastados. Tiene 6 mil 126 habitantes y su principal actividad es la pesca. 

A casi dos meses, el pueblo comienza a levantarse entre las ruinas. La mayoría de sus habitantes que fueron afectados reciben 120 mil pesos del gobierno federal a través de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu) para reconstruir su patrimonio. A otras 100 familias, la Fundación Azteca les donó una casa.

Rosa Icela Manuel Torres está sentada sobre lo que fue su vivienda. Ya no queda nada, más que tierra y algo de escombro. Cuenta que donde vivía había tres casas, la de ella y sus hermanas. Las tres tuvieron fracturas severas y fueron declaradas pérdidas totales, las demolieron. La mayoría de muebles quedaron a la intemperie y la otra parte la guardaron con familiares. Ella se queda con un vecino que le da posada. 

Dice que apenas reparten las tarjetas de apoyo. A su hermana la mayor ya le dieron dos, una para mano de obra con 30 mil pesos y la otra con 90 mil para material. El recurso será repartido en partes, primero le depositaron 15 mil en un plástico y 15 mil en otro. En una segunda entrega se completará el apoyo. A Rosa Icela en la semana le darán lo que le corresponde. 

Se organizan para que el apoyo les alcance

En la entrada de Bahía de Paredón sobre la carretera, estaba la casa de Águeda Ruano Córdova. Ella está sentada junto con su madre a un lado de una galera donde por el momento viven. Atrás, los trabajadores levantan los cimientos de su nuevo hogar. Lo construyen con el primer apoyo que recibieron en dos tarjetas, que fue de 30 mil, 15 en un plástico y 15 en otro. Lo demás se lo depositarán en partes. 

Comenta que después del sismo del 7 de septiembre había caos, porque no estaban preparados para el desastre. Aún así la vida sigue y poco a poco intentan recuperarse. 

Águeda le pide al gobierno que los siga apoyando, porque si lo necesitan, ya que si tuvieran el dinero no lo solicitarían. Mientras tanto, organizan el recurso para que les alcance para construir su nueva casa, que será más pequeña de la que tenían. Tendrá cimientos más fuertes para que resista otro sismo, comenta.  

A Dulce le donaron una casa 

El otro esquema de apoyo para los habitantes de Bahía de Paredón fue la donación de casas por parte de Fundación Azteca. Sedatu les entregó una lista de personas que fueron censadas, y realizaron un sorteo, donde salieron 100 beneficiados. De entre ellos, está Dulce Solís Martínez, quien vivía en la calle Niños Héroes, barrio Las Flores. 

Hace 20 días hicieron el sorteo y en este tiempo, su casa ya muestra avances. Los trabajadores hicieron los cimientos y van a la mitad de la obra negra. “La lista llegó a la agencia municipal y ahí estaban los nombres de las personas que salimos beneficiadas.

Dulce tiene cinco hijos, ya están grandes y viven fuera de Chiapas. Su papá y una hermana habitan con ella. En el día, antes del sismo, vendía regalos y de noche, antojitos. Cuando tembló estaba afuera con su negocio. 

Cuenta que todavía tienen miedo porque sigue temblando, no tan fuerte. Aun así la tierra se mueve. “Esperemos que las casas que están haciendo aguanten”. 

Santiago espera a que le llegue ayuda

En medio de la destrucción, en el parque principal del pueblo, sentado en una banca, estaba Santiago Solís, un señor de 85 años que en su juventud fue pescador. Miraba a la nada. Habían pasado varios días desde que el temblor de 8.2 grados del pasado 7 de septiembre le cambió el rostro a Chiapas. Su hija que radica en Cancún encontró al hombre debajo de un árbol. Taciturno, absorto en su propia tragedia. 

Santiago nació en Bahía de Paredón, un pueblo costero del municipio de Tonalá.  Casi toda su casa colapsó. Fue declarada pérdida total. Estaba dormido cuando el temblor lo despertó. Su hija mayor vivía con él. En ese momento ella estaba en un velorio. Como pudo el señor alcanzó a salir antes de que cayeran los muros.  

El señor Santiago no salió en el sorteo para la donación, por lo que todavía espera que el apoyo de las tarjetas de Sedatu le toque. El proceso es lento. 

Días después del sismo, personal de la Sedatu realizó el censo de las casas inhabitables para otorgarles la ayuda que el Fondo de Desastres Naturales (Fonden) contempla en este tipo de situaciones. La vivienda de Santiago recibió un número. Sin embargo, el folio no aparece en la base de datos.

Desde que su hija que vive en Cancún lo encontró en el parque del pueblo, lo trajo de nuevo a lo que quedó su casa, permanece ahí, a la espera de que Sedatu le otorgue la ayuda. Juntos levantaron un cuarto de madera y láminas donde duermen sus tres hijas, él y nietos. 

Dice que no solo ellos no aparecen en registro de tarjetas, hay muchos del pueblo que están en situación similar. Otros que sus casas, los daños se agravaron con las réplicas.