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Ecatepec, foco de pobreza en la mira del Vaticano

El domingo 14 de febrero el papa Francisco dará su homilía en un altar levantado sobre el lago de Texcoco, enclavado en uno de los municipio más rezagados, poblados y violentos del país

Escrito en ESPECIALES LSR el

ECATEPEC DE MORELOS, ESTADO DE MÉXICO (La Silla Rota).- Los ojos del Vaticano están puestos en Ecatepec, uno de los municipios más poblados y violentos del país, donde el próximo 14 de febrero el papa Francisco realizará una multitudinaria misa en los terrenos salitrosos del lago de Texcoco para bendecir a más de 300 mil personas.

 

 

El altar será colocado en donde alguna vez estuvo la fábrica Sosa Texcoco, en el inmenso terreno circular conocido como El Caracol, en el que hasta hace dos décadas se ubicó una fábrica productora de un complemento alimenticio conocido como espirulina.

 

La comunión se celebrará a unos metros de la unidad habitacional más grande del país, Las Américas, colonia en la que apenas el año pasado un hombre fue asesinado de cuatro disparos cuando salía de lavar su automóvil de un establecimiento en el cruce de Avenida Insurgentes y la calle Ignacio Aldama.

 

La víctima llevaba el nombre de Alfredo Fierro Islas, de 55 años. Los responsables huyeron a bordo de una motocicleta sin que pudieran ser localizados por agentes municipales, quienes iniciaron un operativo en la zona, calificado como microscópico, en comparación con el que se ha dispuesto para la llegada del sumo pontífice el día de San Valentín.

 

Pero los pobladores de Ecatepec de Morelos parecen ya haberse acostumbrado a vivir en la cuna del gobernador Eruviel Ávila. Tan solo en 2015, de acuerdo con cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, se cometieron al menos 21 mil 137 delitos, entre homicidios, asalto a mano armado, secuestros y extorsiones, por mencionar algunos.

 

Incluso, la incidencia delictiva obligó al gobierno de la República a destinar, a finales del año pasado, un convoy de 250 elementos de la Gendarmería Nacional para integrase a las labores de seguridad del municipio mexiquense.

 

Mal incurable

La delincuencia en Ecatepec es una enfermedad que ni el Santo Padre podrá curar si no nos curamos primero nosotros, o al menos, así opina Andrés Meza, vecino de la unidad Las Américas, quien dedica su vida a la recolección y reciclaje de deshechos.

 

“(La seguridad) sí mejorará con la visita del Papa, pero el problema es que, aunque algunos podamos trabajar con lo mejor, no todos somos parejos, otros trabajan menos y otros simplemente no, pero… yo pienso y ojalá esto mejore”, dice el señor Andrés, de 57 años, quien asegura, ha vivido en Ecatepec toda su vida.

 

La unidad Las Américas, con 240 hectáreas, 13 mil casas de dos plantas y 61 mil 125 habitantes, fue edificada encima de cientos de toneladas de sosa cáustica. Durante 40 años estuvo instalada la empresa de sosa y sal más grande del país, hasta 1993, cuando fue cerrada, luego de una huelga de trabajadores.

 

Desde 1998 y hasta la fecha inició la polémica sobre la viabilidad de habitar Las Américas por encontrarse en terrenos salinos y en zona lacustre. Finalmente, fue en 2003 cuando el consorcio ARA comenzó la edificación y venta de las viviendas y se convirtió en el proyecto habitacional más ambicioso de Ecatepec y del entonces presidente municipal Eruviel Ávila, y del ex gobernador mexiquense Arturo Montiel.

 

El conjunto habitacional y El Caracol marcan el límite entre los municipios de Ecatepec, Texcoco y San Salvador Atenco y conecta el Distrito Federal con tres vías rápidas: la autopista México–Pachuca, la Vía Morelos (prolongación de Insurgentes Norte) y la Avenida Central; y con una vía tangente: el Circuito Interior Mexiquense.

 

Ecatepec es uno de los focos rojos del Gobierno del ahora gobernador Eruviel Ávila, limita con la Ciudad de México y oficialmente tiene un millón 655 mil habitantes, lo que convierte a esta ciudad dormitorio en el segundo municipio más poblado del país.

 

La estancia del papa Francisco en Ecatepec será de 9:40 a 12:50 horas del día domingo 14 de febrero, según el programa oficial, y se dispondrá de al menos 10 mil uniformados para el resguardo de la zona.

 

Laura Córdova es vecina de Las Américas, es católica y vive ahí desde hace más de una década, donde encontró una oportunidad de negocio con una tienda de abarrotes, y aunque está consciente del problema delictivo que atraviesa su municipio, está segura de que el Papa poco o nada podrá hacer para ayudar durante su visita.

 

“La fe se perdió, todo, y serán tiempos diferentes. A lo mejor había delincuencia, pero no se veía tanta y si el gobierno no puede hacer nada, menos el Papa”, lamenta Laura.

 

Por ahora, la seguridad del Papa correrá a cargo del Estado Mayor Presidencial, en su calidad de Jefe de Estado.

 

El capricho de Ecatepec

Para la Arquidiócesis de Ecatepec, los rezos terminaron, pues después de 14 se años se cumplirá su capricho de tener a un Papa en el antiguo lago de Texcoco.

 

Fue el hoy obispo emérito y entonces obispo de Ecatepec, Onésimo Cepeda quien, desde hace casi tres lustros, pidió a sus feligreses orar para que el santo padre visitara su Diócesis.

 

En 2002, Juan Pablo II estuvo a punto de oficiar una multitudinaria misa bajo el pretexto de que Juan Diego habría nacido en el dicho municipio, aunque fuera oriundo de Cuautitlán.

En aquel tiempo, Onésimo Cepeda había planteado construir un gran santuario en dicho municipio sin reparar en medidas de seguridad, infraestructuras, desplazamientos y movilizaciones, pues contaba con el apoyo del entonces gobernador Arturo Montiel.

 

Sin embargo, luego de una revisión en los terrenos mexiquenses, realizada por el entonces Jefe Adjunto del Protocolo del Estado Vaticano, Renato Boccardo, repentinamente, la quinta visita del papa Juan Pablo II a México para canonizar al beato Juan Diego pasó de ser un magno evento que pretendía imponer récord mundial, a una corta estancia de tan sólo 41 horas y media.

 

Dos argumentos pospusieron la misa en el lago de Texcoco, según reportes periodísticos de la época: la protección al Papa en un ambiente masivo; las instalaciones adecuadas que evitaran una catástrofe y no provocaran un lamentable accidente o la vulnerabilidad frente a posibles atentados. Y en segundo lugar, la deteriorada salud del Papa.

 

Catorce años después, la Arquidiócesis de Ecatepec realiza una nueva colecta para abatir los costos que generará la llegada del Papa Francisco a la zona.