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Antes de suicidarse, deportado gritó que no quería vivir en México

Especialista señala que no se atiende lo sufiente la salud mental de los migrantes que vuelven a México

Escrito en ESPECIALES LSR el

TIJUANA (La Silla Rota).- El joven migrante que se suicidó en las inmediaciones del puerto internacional de San Ysidro llevaba consigo una bolsa de plástico con insignias de autoridades migratorias -como las que son entregadas a los deportados-  que contenía ropa y artículos personales. Un testimonio extraoficial referido por autoridades indica que el hombre amenazó varias veces con lanzarse al vacío antes de quitarse la vida.

 

Testigos señalaron que el hombre aparentemente sufría un ataque de nervios y gritó que deseaba quitarse la vida porque no quería vivir en México. Posteriormente, se lanzó de un puente que conecta la garita El Chaparral con avenida Revolución y la calle Baja California.

 

El individuo fue declarado muerto cuando arribó al Hospital General de Tijuana. Las autoridades no han revelado su nombre ni su edad, sin embargo, se estima que podría tener alrededor de 25 años.

 

Para la doctora Alejandra Castañeda, investigadora del Colegio de la Frontera Norte, el proceso de la deportación tiene un impacto muy fuerte sobre la salud mental de los migrantes. Si bien las autoridades mexicanas y los organismos de la sociedad civil se enfocan en atender las necesidades inmediatas de los deportados, “la parte emocional recibe muy poca atención”, dijo.

 

De acuerdo con información recabada a través de encuestas aplicadas al momento de la deportación, los migrantes comúnmente presentan síntomas de depresión, una condición que los expone a otros problemas y desequilibrios emocionales, entre ellos el abuso del alcohol o las drogas, y en los casos más extremos, el suicidio.

 

Para la investigadora el impacto emocional se desata por ser expulsado de un país en el que vivía y había generado un arraigo, pero en mayor medida por la separación de su familia y círculo social.

 

El joven migrante se lanzó de un puente que conecta la garita El Chaparral con avenida Revolución y la calle Baja California. (Cuartoscuro/Archivo)

 

“De un momento a otro sienten que se les cierra el mundo”, sostuvo Castañeda.

 

Para brindar una atención más oportuna y reducir el riesgo de suicidios, es necesario que los migrantes reciban atención psicológica desde que viven en Estados Unidos. Esto se puede gestionar a través de la red de consulados mexicanos y organismos de la sociedad civil.

 

Una vez deportados corresponde a la Secretaría de Salud atender psicológicamente a los migrantes, así como a los sistemas locales para el Desarrollo Integral de la Familia, en el caso de los menores de edad.

 

Riesgo de deportaciones masivas

 

En caso de que la administración del presidente Donald Trump decida cumplir con la promesa de campaña de deportar a millones de mexicanos que radican sin documentos en Estados Unidos, las comunidades fronterizas tendrían que redoblar sus esfuerzos para brindar atención a la salud mental de los migrantes deportados.

 

Para Alejandra Castañeda, un grupo de aproximadamente 900 mil indocumentados que ya han sido identificados podrían ser los primeros en ser deportados a México. Sin embargo, las autoridades migratorias mexicanas aún no tienen conocimiento de deportaciones masivas de mexicanos a las ciudades fronterizas del país.

 

El delegado del Instituto Nacional de Migración, Rodulfo Figueroa, informó que 18 mil 696 mexicanos han sido deportados a nivel nacional en lo que va del año. Esto representa un descenso en comparación con los 20 mil 822 mil que fueron deportados durante el mismo periodo en 2016.

 

“Esto no es algo por lo que yo quisiera cantar victoria (…) pues no sabemos si esto va a ser una tendencia sostenida”, advirtió Figueroa.

 

lrc