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Alcaldes de Guerrero bajo blindaje

Guerrero ocupa el cuarto sitio con más asesinatos de alcaldes; solo detrás de Oaxaca, Michoacán y Veracruz

Escrito en ESPECIALES LSR el

GUERRERO (La Silla Rota).- Tres hombres con el dedo en el gatillo de un R-15 pegado al cuerpo caminan junto al alcalde priista de Chilpancingo, Marco Antonio Leyva Mena, durante un recorrido en la comunidad de Buenavista de la Salud, uno le abre paso entre la gente, sin dejar de observar el movimiento a su alrededor.

 

El otro hombre de casi dos metros de altura y robusto le cuida la espalda al alcalde, se convierte en la sombra del primer edil priista quien a inicio de su administración denunció amenazas de muerte por integrantes de la delincuencia organizada, quienes le exigían cuota.

 

Los guardaespaldas siguen con la mirada  cada uno de los movimientos que realizan las personas alrededor del alcalde durante una reunión con pobladores hace una semana. Sin embargo, el hecho se repite entre los alcaldes de Guerrero, quienes desempeñan el cargo en medio de un ritual de seguridad: Camionetas blindadas, guardaespaldas, y ceñirse a protocolos que incluyen no salir en las noches ni visitar pueblos violentos. Las amenazas de grupos criminales organizados los mantienen en esa dinámica.

 

De acuerdo con la Asociación Nacional de Alcaldes desde 2006 a la fecha han sido asesinados 37 ex alcaldes, 7 alcaldes electos y 43 en funciones; 87 en total.

 

Guerrero ocupa el cuarto sitio con más asesinatos de alcaldes; solo detrás de Oaxaca, Michoacán y Veracruz, con ocho homicidios, de los cuales tres fueron contra presidentes municipales en funciones y cinco más en contra de ex ediles.

 

El caso más reciente es el del alcalde de Pungarabato Ambrosio Soto Duarte, ocurrido apenas en julio pasado. El edil fue asesinado junto con su chofer tras ser emboscado por sujetos armados que le dispararon en más de 200 ocasiones a su vehículo. El hecho se suscitó luego de que el edil denunciara públicamente amenazas de Los Caballeros Templarios, quienes le exigían como cuota 3 millones de pesos del Ramo 33 para dejarlo trabajar.

 

Leyva Mena quien se desplaza en una camioneta blindada reforzó su seguridad en junio del año pasado,  precisamente tras el asesinado de Soto Duarte.

 

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"Se ha vuelto de manera permanente la inseguridad de los alcaldes. Además  creo que también los alcaldes tenemos que cuidar muy bien  los asuntos de seguridad no tan sólo los propios,  sino los de la familia", aseguró.

 

En el caso de Leyva, él también  recibió amenazas a los 20 días de asumir el cargo (octubre de 2015) y las documentó en una denuncia ante la PGR, no obstante, hasta el momento no existe ningún avance en su caso, reconoce.

 

"Creo que en estos tiempos ser presidente municipal es una actividad de riesgo. Finalmente, aun cuando tengas algún cuerpo de seguridad muy bueno, la verdad de las cosas es que ante estos grupos (criminales organizados) estamos indefensos", dijo en entrevista durante un recorrido por la plaza primer Congreso de Anáhuac, mientras un agente de seguridad le cuida la espalda.

 

 Además de sus escoltas, los policías municipales se encargan de su seguridad, y la de su familia. "…Yo quiero ser presidente municipal, no quiero ser un héroe", dijo tras el asesinato de Soto Duarte.

 

Cabe señalar que en Chilpancingo se encuentra en el quinto lugar de municipios con mayor número de homicidios en el país, según cifras del Secretariado Ejecutivo en Seguridad.   Incluso, su propio alcalde  resumela condición de Chilpancingo en esta estructura criminal: siembra y trasiego de droga.

 

Guerrero tiene cinco municipios en dicha lista y dos están en los 10 primeros lugares: Acapulco y Chilpancingo. A estos se suman Iguala, Chilapa y Zihuatanejo.

 

“Somos la parte más endeble del municipio”

Otros de los alcaldes que ha reforzado su seguridad es Hossein Nabor Guillén de Tixtla, zona Centro de Guerrero, quien tan pronto entró en funciones (enero de 2016, después de unas elecciones extraordinarias) recibió la primera amenaza de esos grupos que no explicó quiénes son.

 

"La parte más endeble en el municipio es el presidente municipal y tiene que protegerse. Hemos tenido algunas amenazas. De pronto para muchos no les gusta que el presidente (municipal) tenga gente que lo cuide. No lo comparto. Los tengo no por ego, los tengo por necesidad, y por seguridad”, dijo el alcalde.

 

Tixtla es un municipio de poco más de 40 mil habitantes, dentro del territorio en disputa, según la Fiscalía General del Estado (FGE), por dos grupos criminales organizados: Los Rojos y Los Ardillos. En esa cabecera municipal cometen crímenes como el de una mujer adulta y su hija en su propio domicilio, después incendiado con los cadáveres dentro.

 

Nabor Guillén comparte que hasta la gente que lo cuida ha recibido alguna amenaza por teléfono. Mantiene su propio régimen de protección: no salen de casa a partir de las 20:00 horas, casi todos los asuntos los atiende en la alcaldía, y canceló giras de trabajo para algunas comunidades.

 

"Yo tengo miedo también porque un municipio los más endeble, aun cuando se piensa que el presidente municipal cuenta con seguridad, los más vulnerables, en todo caso, somos los presidentes municipales, porque somos los responsables de darle seguridad a los ciudadanos", comentó en entrevista.

 

Luego del asesinato de una mujer y su hija a plena luz del día, el alcalde reforzó su propia seguridad, y consiguió, con un amigo, asegura, una camioneta blindada, que utiliza para desplazarse, además de ser custodiados por personas armadas.

 

"El municipio no tiene para comprar una camioneta blindada; es un tema personal. Si yo le pido al gobernador (Héctor Astudillo Flores) una camioneta blindada, creo que no nos la va dar, sin embargo, uno tiene que ver por su vida".

 

 

El alcalde de Teloloapan, Robel Urióstegui Patiño, también tiene una sentencia: "Todos los alcaldes, me atrevo a asegurar... no existe un alcalde en el estado de Guerrero que no ha recibido una llamada o un mensaje donde hay extorsión y chantaje".

 

En Teloloapan hay 53 mil habitantes, de quienes su seguridad está a cargo de 18 policías estatales, y 23 municipales. La Fiscalía estatal ubicó a la Familia Michoacana y Los Guerreros Unidos en esa zona.

 

En el municipio hace tres semanas se concluyeron las pavimentaciones de calles que se iniciaron el año pasado, luego de que las empresas constructoras salieran del municipio, tras el secuestro y asesinato de tres herreros, en noviembre de 2016.

 

Días antes de que el alcalde de Cocula, Érick Ulises Ramírez Crespo, retomara la presidencia, tras ocho meses de prisión en los que  no le probaron supuestos vínculos con la delincuencia organizada, asesinaron a un agente de tránsito. Junto al cadáver había un mensaje: "Tú, el que salió, disfruta de tu vida y tu libertad. No se metan en pedos ahora que hay paz, no le jueguen al vergas".

 

Desde noviembre de 2016 que Ramírez Crespo retomó sus funciones, el Comisionado Nacional de Seguridad (CNS), Renato Sales Heredia, le envió una camioneta blindada con seis policías estatales, y dos federales. Y con eso su vida se modificó: "prácticamente donde quieren que yo voy me acompañan, la privacidad la cambiamos por la seguridad que tenemos con ellos".

 

Sin embargo, pese a la seguridad personal con la que cuentan los alcaldes, no están excepto a ser víctimas  de la delincuencia organizada.

 

El 1 de febrero el presidente municipal de Copala, región de la Costa Chica, Nazario Damián Céspedes, junto a sus guardaespaldas, fue levantado por hombres armados cuando circulaba por la carretera Acapulco-San Marcos.

 

El edil fue interceptado durante la noche por hombres fuertemente armados quienes se los llevaron junto a sus tres escoltas, mientras que su chofer fue abandonado desnudo sobre la carretera.

 

Las autoridades dieron a conocer a través de un comunicado que el alcalde priista fue encontrado horas después de los hechos amordazado, junto a su personal de seguridad, quienes habían sido desarmados, en tanto la camioneta en la que viajaban le había sido robada.