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El escándalo de pedofilia en Iglesia de Argentina, a juicio

La Justicia del Estado será la que defina el destino de los hechos de pédofilia que se le imputan a Ilarraz

Escrito en MUNDO el

El cura Juan José Ilarraz representa uno de los casos más atroces de pedofilia enjuiciados en Argentina. La Corte Suprema deberá decidir si estos ataques a siete seminaristas, ocurridos entre 1989 y 1992, prescribieron y no pueden ser juzgados. El calvario psicológico de las víctimas, en un expediente que llegó al film "Spotlight".

La Corte Suprema no tiene fecha fija para expedirse sobre la suerte de Ilarraz, hoy con 57 años de edad y domicilio fijado en San Miguel de Tucumán. La diputada provincial Rosario Romero, una de tres abogados de la querella pidió por escrito a la Corte que devuelva el expediente principal y que se ratifique que los abusos no prescriben, basado en un lineamiento de la Corte Interamericana de Derechos Humanos

La Justicia del Estado será la que defina el destino de los hechos que se le imputan a Ilarraz. La Justicia de la Iglesia, por su parte, no hizo demasiado.

En el seminario arquidiocesano Nuestra Señora del Cenáculo, en la ciudad argentina de Paraná, había internos que pasaban las noches en vela, aterrados. Sus pesadillas eran reales y tenían nombre y apellido, Juan José Ilarraz, el prefecto de disciplina entre 1985 y 1993, publicó el diario El País.

"Se metía dentro de las camas de los muchachos y abusaba de ellos, casi ni dormían por temor a vivir esas situaciones", dijo al diario español el exalumno del seminario José Francisco Dumoulín, uno de los 71 testigos citados por el tribunal de Paraná en el juicio que arranca este lunes contra Ilarraz.

El sacerdote deberá responder por las acusaciones de abusos sexuales a siete menores de edad, aunque se sospecha que las víctimas fueron decenas.

"Elegía a los más vulnerables", asegura Dumoulín, quien entró en el seminario en 1993, justo después de que las autoridades eclesiásticas se enterasen de los abusos y decidieran enviarlo a Roma. Como ejemplo, cita a la primera víctima que le contó lo que le había sucedido: "Había fallecido su papá e Ilarraz se acercó a él, intentó reemplazar la figura paterna para aprovecharse de él".

Ilarraz tenía bajo su tutela a los niños y adolescentes que estudiaban en la escuela secundaria orientada al sacerdocio. Según los testimonios, escogía a sus víctimas entre aquellos alumnos del interior de la provincia que vivían en el internado desde los 12 años. La mayoría tenía vínculos escasos o conflictivos con su familia.

Los jóvenes dicen que no era fácil oponerse a su superior, quien les manipulaba y los atraía con engaños y tratos de favor. Quienes accedían recibían dulces, salían de paseo y podían ver sus programas favoritos de televisión en la habitación del cura. Pero si le rechazaban, Ilarraz declaraba rota la amistad y a partir de ese momento pasaban a ser invisibles para él.

Las víctimas comenzaron a denunciar lo ocurrido en 1993 ante las autoridades del seminario. Eso motivó la apertura de una investigación interna y la expulsión de Ilarraz a Roma. Sin embargo, el cura regresó al país cuatro años después y fue destinado como sacerdote a Tucumán. En 2012, un grupo de víctimas se decidió a hablar e hizo públicos los abusos en un reportaje publicado por la revista Análisis.

Ante el escándalo, la Fiscalía abrió una causa de oficio. La Justicia entrerriana consideró prescritos los delitos en primera instancia, pero tribunales superiores revirtieron la decisión y ordenaron sentar al cura en el banquillo de los acusados. Nerviosos antes de declarar, los exalumnos confían en que Ilarraz sea condenado y ver preso al hombre que arruinó su infancia.

AJ