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La administración de un gimnasio en la ciudad china de Jiangmen impuso un insólito castigo a sus empleados responsables de ventas.
Los trabajadores fueron obligados correr por la calle en calzoncillos por los malos resultados en la captación de clientes.
En la opinión de los empleados, la humillación era merecida por ser ordenada por el jefe al que "deshonraron".
Fueron 30 hombres los que salieron a correr, mientras que las mujeres fueron obligadas a hacer flexiones.
DB