ATENAS.-Tras cuatro años de austeridad, una nueva dosis de hartazgo y desesperación ha cundido sobre Grecia, arrastrándolo de nuevo hacia unas elecciones anticipadas, parece casi la anatomía de un país desdichado.
El agente bursátil Stelios Consantinous, analista de la Bolsa de Atenas, que trabaja como responsable de relaciones con los inversores, argumentó que "En estos años, a nivel macroeconómico, alguna mejoría ha habido, aunque, pues... sí, es cierto. El camino a recorrer es todavía muy largo, los problemas estructurales de la economía griega son muchos".
A pesar de las políticas de recorte, los mismos datos de la Bolsa helena reflejan las inacabadas turbulencias de Grecia, país cuya economía no acaba de despegar.
En 2014, esta plaza europea mejoró con respecto a los dos años anteriores, pero, aún así, acumuló 128 días en negativo de los 246 que permaneció abierta.
Mientras que en lo que va del año hasta el pasado martes, cerró 7 días en rojo, fuera de 12 jornadas.
Por su parte, Leonidas Vatikiotis, economista de calado socialista, dijo que "El problema es que Grecia se ha vuelto un paradigma de la austeridad impuesta por poderes externos, pobreza entre las clases populares y medias e indignación de la ciudadanía contra los bancos y los políticos. Los griegos no lo aguantan más".
Por lo que la gran mayoría de analistas económicos y burócratas coinciden en que en Grecia:
No se ha logrado fomentar suficientemente el crecimiento económico y aplacar la depauperación de las clases medias y bajas con los planes de austeridad, impuestos a cambio de dos rescates de 240 mil millones de euros al Estado griego por la llamada troika, grupo formado por la Comisión Europea (CE), el Banco Central Europeo (BCE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Aunque cabe destacar que las medidas de austeridad sí han tenido beneficios, que incluso los más críticos, como Vatikiotis, reconocen.
De acuerdo datos de la CE y del FMI, Grecia volvió a crecer por primera vez en 2014, desde el inicio de su larga recesión hace seis años, y, de acuerdo con datos del Gobierno, el déficit se ha reducido hasta el 1 por ciento, comparado con el 6.8 por ciento del año precedente.
Sin embargo muchos griegos no ven el beneficio en sus vidas diarias.
"El problema es el precio que han pagado muchos griegos. Cabe sólo tener en consideración que, si algunos empresarios griegos hoy apoyan a Syriza (el partido de la izquierda radical, favorito en las elecciones) esto se debe a que el poder adquisitivo de la ciudadanía se ha desplomado. Ya no saben a quién venderles sus productos. No se trata de ser solidarios, son leyes económicas", insistió Vatikiotis.
Argumentó que lo que está en vilo en estos comicios son dos modelos económicos: uno más progresista y el otro más neoliberal.
Es decir, son ejemplo de la catástrofe social que vive Grecia.
Las cifras relativas al desempleo, que afecta al 27 por ciento de la población y a más de la mitad de los jóvenes, así como los dramática datos de 3 millones de pobres (en un país europeo de 11 millones), con incluso el aumento del 23 hasta el 40.5 por ciento de la pobreza infantil entre 2008 y 2014.
Asimismo, la deuda de Grecia continúa creciendo hasta llegar al 175.5 por ciento del PIB, un tercio más que al inicio de la crisis, lo que frena el crecimiento, según datos de la CE.
Un ateniense de 65 años, Nikos, ha pagado en su piel el costo del aumento de la desigualdad social en su país. Hasta hace tres años, trabajaba como obrero en una empresa griega especializada en la construcción, pero ésta cerró su filial en Grecia y trasladó sus oficinas a Rumania, donde el costo de la mano de obra es más barato, así, el lo perdió todo.
"Con la excusa de las crisis, se fueron a Bucarest y allí están. Yo perdí mi trabajo, perdí mi casa y ahora sólo sobrevivo gracias a un proyecto social de una ONG privada", cuenta el anciano desocupado.
"Por ahora sobrevivo, pero no sé cuánto resistiré. Grecia es un país bonito. El país, sí". (Con información de Reforma)
glc