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“El Vicentillo”, el hijo de “El Mayo” que "no quería ser narco"

Zambada Niebla centró su defensa criminal en el arrepentimiento y la complicidad, según documentos de la fiscalía de Chicago, misma que le está funcionando, pues ya libró la cadena perpetua

Escrito en NACIÓN el

Jesús Vicente Zambada Niebla, “El Vicentillo”, volvió a la luz de la opinión pública, luego que el gobierno de Estados Unidos solicitara una pena de 17 años de prisión contra el capo del cártel de Sinaloa, en lugar de la tradicional cadena perpetua que reciben los altos mandos del narcotráfico.

El cabecilla del cártel de Sinaloa e hijo de Ismael Zambada García, “El Mayo”, se benefició de la justicia estadunidense, al convertirse de narcotraficante en testigo protegido –incluso arrepentido y autoproclamado culpable– del gobierno de Donald Trump.

Documentos de la fiscalía de Chicago, donde Zambada Niebla es juzgado, evidencian el supuesto arrepentimiento de “El Vicentillo” y sus intentos fallidos por dejar la organización que fundó su padre, junto a su compadre Joaquín Guzmán Loera, “El Chapo”.  

“El Vicentillo” nunca tuvo interés de formar parte del negocio de las drogas, en un principio, sin embargo, al ser su entorno natural nunca pudo escapar completamente de ella”.

Zambada Niebla para alejarse del narcotráfico y la violencia intentó huir junto con su familia fuera del país.

"Se trasladó a España y luego a Canadá con su familia en un intento de escapar del mundo en el que había nacido y la violencia que emanaba de él", refiere el documento de la fiscalía dado a conocer por The New York Times.

Sin embargo, el miedo que le generaba la posibilidad que organizaciones criminales enemigas del cártel de Sinaloa lo encontraran y asesinaran, junto a esposa e hijos, lo hacían regresar al seno criminal y bajo el resguardo de “El Mayo”.

“Cada vez, el temor de la imposición de la violencia sobre él y su familia, incluso en lugares lejos de México, lo llevó de nuevo a la protección proporcionada por su organización padre"

Cabe mencionar que los últimos 25 años el cártel de Sinaloa ha protagonizado alguna sangrienta guerra con bandas criminales enemigas e incluso aliadas, como los Arellano Félix, los Amado Carrillo, los Beltrán Leyva, el cártel del Golfo, “Los Zetas”, etcétera.

El arrepentimiento parecería factor, además de la cooperación con el gobierno estadunidense, para que la justicia juegue a su favor y la sentencia, como propone la fiscalía, sea menor.

Un ejemplo muy cercano para “El Vicentillo” es el de su medio hermano, Serafín Zambada Ortiz, quien fue detenido en 2013 en Estados Unidos. Luego de declararse culpable, se dijo arrepentido por los crímenes que cometió y prometió buscaría rehacer su vida fuera del narcotráfico.

Llegó al corazón de la justicia norteamericana sosteniendo que vivió en una jaula de oro, con días difíciles, sangrientos y en medio de una guerra. Además, envió una serie de cartas de amigos y familiares, donde lo calificaron como "un hombre de familia, cortés, inteligente y servicial".

Así, Zambada Ortiz solo recibió una condena de 66 meses de prisión, alcanzando la libertad el 6 de septiembre del año pasado.

“El Vicentillo” creció con la leyenda de su padre

“El Vicentillo” es el primogénito de Ismael Zambada García, “El Mayo”, líder fundador del cártel de Sinaloa, y Rosario Niebla Cardoza, nacido en marzo de 1975.

Creció a la par que el poder de su padre en el mundo criminal se consolidaba, primero de la mano de Miguel Ángel Félix Gallardo, “El Jefe de Jefes”; luego con Amado Carrillo Fuentes, “El Señor de los Cielos”; y finalmente la cúspide con Joaquín Guzmán Loera, “El Chapo”

Zambada Niebla, junto con otros hijos de capos de la droga, formó parte de la primera generación de “narcojuniors”, jóvenes que estudiaban en escuelas de excelencia, principalmente en el extranjero, donde se preparaban para liderar la “empresa” de sus padres, ya no serían agricultores que incursionaron en el narcotráfico, sino empresarios al frente de trasnacionales criminales.


“El Vicentillo”, entonces, se hizo de poder dentro del cártel de Sinaloa, convirtiéndose en el coordinador logístico de la organización criminal para importar a México droga procedente de Centroamérica, así como Sudamérica y luego trasladarla a Estados Unidos.

Jesús Vicente utilizaba desde barcos, aviones, submarinos, trenes, camiones y hasta automóviles para trasladar la droga.

Sin embargo, los planes de “El Mayo” para que su hijo se convirtiera en su heredero se fueron frustrados en 2009, cuando el 19 de marzo fue detenido en una zona exclusiva de la Ciudad de México, para –al poco tiempo– ser extraditado a Estados Unidos.

El vínculo “DEA-Sinaloa”

Cuando llegó a tierras norteamericanas, Zambada Niebla tiró una bomba: en su primera audiencia aseguró que la Administración para el Control de las Drogas (DEA, por sus siglas en inglés) tenía un pacto con el cártel de Sinaloa.

En su momento Reporte Índigo fue quien detalló dicho pacto: todo comenzó a cosecharse en 1996, cuando Humberto Loya Castro, hombre de confianza de “El Chapo” y pieza clave del cártel, fue acusado de narcotráfico.

Dos años después, relató “El Vicentillo”, Loya Castro llegó a un acuerdo con la DEA para que a cambio de impunidad, él le proporcionaría información sobre cárteles rivales.


Según Zambada Niebla, el fracasado y famoso operativo estadunidense “Rápido y Furioso” se dio con el fin de armar al cártel de Sinaloa, con la fachada de ser una estrategia de pasar armas de Estados Unidos a México para su rastreo y captura de traficantes, así como capos de la droga, pero éstas “se perdieron”.

Luego, en 2005, confesó el primogénito de “El Mayo”, el propio Loya Castro le hizo saber a la DEA que el interlocutor del cártel de Sinaloa sería “El Vicentillo”.

El papel de Zambada Niebla con la DEA no sólo era compartir información, sino que ésta autorizaba sus operaciones criminales, al igual que lo hacían el FBI y el ICE, según el joven capo criminal.

También relató que su captura se trató de una “entrega”, pues dos días antes se reunió con autoridades estadunidenses negociando impunidad. Las palabras del “narcojunior” no fueron bien recibidas e incluso la justicia norteamericana las calificó como falsas.

“Vicentillo”, el delator

Encerrado en Estados Unidos, Vicente Zambada Niebla se convirtió en un testigo protegido, lo que en otras palabras significa un “delator” contra la organización de su padre.

Además de desnudar las operaciones del cártel de Sinaloa, “El Vicentillo” aportó información valiosa para la captura de dos líderes de la banda criminal.

El primero, nada más y nada menos, que “El Chapo”. De acuerdo con una fuente de la DEA citada por Proceso, la segunda captura de Guzmán Loera, el 22 de febrero del 2014 en Mazatlán, Sinaloa, fue al menos 80% crédito de Zambada Niebla.

El segundo, dado a conocer también por los documentos de la fiscalía de Chicago, es Dámaso López Núñez, “El Licenciado”, quien fue catalogado como el sucesor de “El Chapo” tras su captura. Fue detenido en un lujoso departamento de la zona de Polanco en la Ciudad de México y luego extraditado.

De acuerdo con el documento, “El Vicentillo” no solo abasteció de información a Chicago, también a otras fiscalías como la de Texas, Brooklyn, Washington, California y Manhattan (donde fue juzgado “El Chapo”).

Otro de los detalles difundidos por la fiscalía de Chicago sobre la ayuda de Zambada Niebla es la intervención telefónica de varios miembros del cártel de Sinaloa, entre ellos una llamada de negocios entre Iván Archivaldo y Jesús Alfredo Guzmán Salazar, “Los Chapitos”, hijos de Guzmán Loera.

Las confesiones en el juicio de “El Chapo”

Durante el juicio de Guzmán Loera, “El Vicentillo” fue una pieza clave para que éste fuera declarado culpable.

Sus confesiones no solo inculpaban a “El Chapo”, lo desnudaban ante la sombra de su propia leyenda y ponían sobre la mesa la conexión del cártel de Sinaloa con el poder político.

Primero, Zambada Niebla negó que el expresidente Vicente Fox haya recibido algún soborno para que Guzmán Loera se escapara del penal de Puente Grande, en Jalisco, en su primera fuga. Sostuvo, además, que “El Chapo” se quedó sin dinero tras su escape y que si no fuera por su padre, “El Mayo”, Joaquín Archivaldo no habría salido de esa.

La ayuda de “El Mayo” con “El Chapo” consistió en darle la mitad de cada kilo de cocaína que llegara a México para que lo traficara a Estados Unidos y así se recuperara.

Uno de los relatos de “El Vicentillo” evidenció la relación narco-política: en 1997 visitó Los Pinos, la entonces residencia oficial del presidente. La visita se dio para reunirse con el general Roberto Miranda, quien fuera jefe del extinto Estado Mayor Presidencial, con el fin de pedirle un favor.

Dicho favor, precisó Zambada Niebla consistía en que dejaran de allanar los negocios de su madre y hermanas.

Finalmente, “El Vicentillo” fue acusado por Jorge Cifuentes –otro de los testigos del juicio contra Guzmán Loera– de intentar utilizar a Petróleos Mexicanos (Pemex) para traficar droga proveniente de Sudamérica, pues él tenía “conexiones” con la paraestatal.  

El plan era trasladar cocaína desde Ecuador dentro de barriles de petróleo para que llegaran a una refinería en México. Sin embargo, no funcionó.