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¿El Tenis es el deporte más igualitario del mundo?

El deporte blanco es considerado una de las disciplinas con más igualdad entre hombres y mujeres, ¿qué tan cierto es esto?

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Una edición más del Abierto de Australia, el primer Grand Slam del año, está por iniciar. El tenis es considerado uno de los deportes con más igualdad entre hombres y mujeres, pero ¿eso es una realidad?

El deporte blanco fue una de las primeras disciplinas en las que se aceptó la participación de mujeres, y aunque hoy en día hombres y mujeres reciben los mismos premios en los Grand Slam, el tema sigue siendo un debate y abre las puertas a que otros deportes se cuestionen qué tan necesario es la igualdad entre ambos sexos.

Durante el verano de 1884 en Londres, dos mujeres jugaron un partido de tenis histórico. Wimbledon, que en ese entonces contaba con una sola cancha de pasto rodeada de gradas a las que le cabían mil espectadores, permitía por primera vez en su historia que mujeres participaran.

En antes y después del futbol femenil en México

Las competidoras estaban vestidas con corsés, compitiendo a tres sets, al comienzo del segundo set, una de las participantes se desmayó, dejando el camino libre para que su rival pasara a la siguiente fase.

De acuerdo a Vice Sports, existen muchas versiones de esta historia con pequeñas alteraciones. La historia de la mujer en el tenis comenzaba así, las participantes no podían competir a cinco sets durante los Grand Slams, ni si quiera podían aguantar un set sin desmayarse. Nadie discutió la razón, a pesar de que las competidoras tuvieron que seguir usando corsés por 50 años más.

Los hombres jamás tuvieron que jugar con ese tipo de ropa, a pesar de todo esto, todavía hay quien asume que las mujeres son incapaces de mantenerse a la intensidad de los hombres.

Un partido histórico para la igualdad

Años más tarde, otro partido histórico significó otro gran avance en la igualdad del deporte blanco. Hace algo más de cuatro décadas, dos tenistas norteamericanos disputaron uno de los partidos más decisivos para la historia del tenis femenino.

Aunque todo el mundo estuvo pendiente de la pista, de acuerdo a Público, se calcula que fue visto por más de 90 millones de personas, el resultado tendría, en realidad, más repercusiones fuera de ella.

En 1973, la tenista Billie Jean King de 29 años derrotó al excéntrico Bobby Riggs de 55 años, que la había retado a un partido para dejar clara la superioridad masculina en el tenis y confirmar la teoría de que las mujeres no eran capaces, ni física, ni psicológicamente, de aguantar un partido a tres sets contra un hombre, un trato discriminatorio hacia las tenistas.

Para erradicar tal trato, algunas tenistas que pasaron de ser ‘teloneras’ de los hombres, quienes llegaban a percibir premios diez veces más grandes que ellas, decidieron fundar la Virginia Slim International. Esto les valió la expulsión de la ATP (Asociación de Tenis Profesional), dirigido por Jack Kramer un tenista que afirmaba las mujeres debían estar en su casa y no intentando jugar al tenis.

Pero todo cambio con la llamada ‘Batalla de los sexos’, como se le conoció al partido entre Billie Jean King y Bobby Riggs, pues supuso el inicio de la WTA (Women’s Tennis Association), fundada también por King, que inició una etapa de mayor igualdad en el tenis.

Años atrás de este histórico duelo, en 1951, se dio otro gran paso en la igualdad del tenis entre hombres y mujeres. La International Labour Organisation se juntó para discutir la igualdad de pago entre hombres y mujeres.

Muchos de los grandes slams pagan hoy premios iguales a hombres y mujeres. Sin embargo, aún siguen siendo discriminadas de muchas formas. Entre ellas, los horarios de los partidos con poca audiencia, reservando el horario estelar para los hombres y las transmisiones.

El debate eterno: Salario igualitario

Cada Grand Slam surge el debate, ¿Es justo que las mujeres ganen los mismos premios que los hombres? ¿El juego de las mujeres es tan popular o tan competitivo como el de los hombres?

En 2016 el tenista número uno del mundo, el serbio Novak Djokovic, defendió en público que los tenistas masculinos merecen ganar más dinero que las mujeres con el argumento de que ellos son quienes atraen más espectadores al negocio de la raqueta.

Esto provocó que muchas voces se le echaran encima, resaltando el carácter “machista” de uno de los deportes más importantes del mundo.

Sin embargo, la distribución ‘salarial’ del tenis ofrece perfiles contradictorios: los hombres ganan más que las mujeres, y sólo hay paridad de ganancias en unos pocos campeonatos (precisamente los de mayor prestigio y nivel, como los Grand Slam). No obstante, la brecha salarial es menos en comparación a la que existe en otros deportes más populares como el futbol.

Los cuatro Grand Slams (Australian Open, Roland Garros, Wimbledon, US Open) otorgan premios equitativos a hombres y mujeres, pero los tenistas sacan más rendimiento a las temporadas que ellas.

Un ejemplo de El Español muestra que Djokovic, número uno del circuito masculino en 2015, conquistó tres torneos del Grand Slam y ganó un 93,18 por ciento de sus encuentros, además ingresó en premios más de 21 millones de dólares.

En cambio, Serena Williams, triunfó también en tres Grand Slam, reinó en el circuito femenino y alcanzó un porcentaje de victorias del 94,64 por ciento. Se embolsó, en cambio, 10,58 millones de dólares. Es decir, que una campeona gana aproximadamente la mitad que un campeón en el curso de su carrera.

Hoy en día la atención mediática tiene preferencia sobre el circuito masculino (no solo en el tenis), que atrae a un número mayor de espectadores. Los contratos por los derechos de la televisión de la WTA y la ATP mueven cantidades muy diferentes y los derechos de imagen de las estrellas masculinas son por lo general muy superiores a los de sus compañeras.

El tenis, gracias a la decisión de los Slams para ofrecer premios monetarios igualitarios, es por mucho el deporte más equitativo de los deportes más grandes. Y este tipo de cosas deberían ser aplaudidas, en lugar de ser el punto de debates infinitos sobre si está justificado o no.

Época dorada tenis femenil

Desde finales de los 80 hasta mediados de los 2000, el tenis femenil se encontraba en una mejor posición que el tenis varonil. Martina Navratilova, Steffi Graf, Monica Seles, Martina Hingis, Lindsay Davenport, Serena Williams, Venus Williams, Jennifer Capriati, Justine Henin, Kim Clijster, Amelie Mauresmo, y Maria Sharapova se aseguraron de cada Grand Slam fue duramente competido.

En esta época, el mtenis femenil se percibía más competitivo que el varonil. El circuito contaba con 250 mujeres en 47 eventos alrededor del mundo y un total de 7.2 millones de dólares en premios. Los duelos entre Martina Nvratilova y Steffi Graff generaban gran interés en el público, eso permitió un crecimiento en contratos publicitarios y a su vez en pagos por torneos.

Para 1982 Martina Navratilova se convirtió en la primera mujer en ganar un millón de dólares en una temporada. Dos años después completó los cuatro torneos más importantes del circuito que le permitieron acumular más ganancias que su contraparte masculina, John McEnroe.

Gracias a las presiones de la número uno del circuito el Abierto de Australia se unió al US Open en ofrecer la misma cantidad de dinero al ganador en sus dos categorías. Sin embargo, la medida fue temporal porque de 1996 al 2000 el abierto pagó más al campeón varonil excusando mayor número de sets competidos

En 2005, el tenis femenil se mantenía en otra época dorada, con cerca de 15 atletas de élite compitiendo de acuerdo con Vice Sports. El interés del público aumentó, un millón más de personas vieron la final femenil de Wimbledon ese año que la final de hombres.

¿Tres sets igual a cinco sets?

El debate sobre el número de sets competidos se une al de la audiencia que excusa la diferencia salarial.

Marion Bartoli, la campeona de Wimbledon en 2013, dijo a BBC que pensó que las mujeres no podrían jugar cinco sets; por otra parte, Stacey Allaster, la presidenta de la WTA, había dicho lo contrario: “Nuestras jugadoras siempre han dicho que están dispuestas a jugar los mejores tres de cinco sets”.

Andy Murray dijo en 2013 que estaría a favor de que las mujeres jugaran al mejor de cinco sets en Slams, citando a la historia como su precedente.

Entrenadoras mujeres sin objeción

Justo es el tenista británico, Andy Murray, quien ha asegurado que ningún deporte ha hecho “tanto por la igualdad de género como el tenis”, aunque también ha afirmado para la BBC que queda mucho trabajo por hacer, ya que “raramente las mujeres deportistas gozan del mismo tiempo de exposición en la televisión que los hombres.

Murray es uno de los deportistas masculinos más comprometidos con la igualdad de género. El campeón de tres Grand Slams fue el primer jugador del más alto nivel en tener como entrenadora a una mujer, la excampeona francesa Amélie Mauresmo.

“Mi experiencia trabajando con Amélie Mauresmo me dio una pequeña percepción de las actitudes hacia las mujeres en el deporte”.

“Trabajar con Amélie fue, para mí, sumamente positivo, porque ella fue la persona ideal para que el trabajo, sin importar su sexo. No obstante, fue evidente que ella no siempre era tratada de la misma manera que los hombres que hacían un trabajo similar, y sentí que tenía que hablar sobre eso”, aseguró para la BBC.

Cada Grand Slam surge el debate de la igualdad entre el tenis femenil y varonil. Pero en la cancha es una historia feliz, el deporte blanco es el deporte con el perfil femenil más alto en el mundo y las atletas top ganan mucho dinero.

El tenis emerge como el deporte de masa con menos brecha salariar entre hombres y mujeres, si fuera futbol, no habría una mujer entre los 100 deportistas mejor pagados por su actividad deportiva.

Serena Williams es la única mujer dentro del Top 100 de deportistas mejores pagados que realiza Forbes. La estadounidense descendió once puestos de 2017 a 2018 después de estar de baja por maternidad durante toda una campaña y ahora ocupa la posición 51 de la lista.

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