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El Pistache y El Tiger, los narcos millennials que veían Netflix antes de su captura

El capo más poderoso de la CDMX lloró al verse rodeado por autoridades policíacas; esta es la historia

Escrito en METRÓPOLI el

El Pistache fue capturado entre lágrimas, rebanadas de pizza y tenis de marca. El capo que controlaba la mayor organización de la capital del país de venta de drogas, extorsión, trata de personas y asesinatos, lloró luego de ser esposado.

En su columna “Serpientes y Escaleras” publicada este jueves en El Universal, Salvador García Soto, cuenta que las autoridades se sorprendieron al entrar al departamento de 70 metros en High Park, en Santa Fe, donde atraparon a David García Ramírez “El Pistache”, y ver a un joven escuálido de 32 años.

En su mesa tenía comida japonesa, pizza y alitas que había pedido la noche anterior. En su cuarto tenía un vestidor lleno de ropa y tenis de marcas como Gucci y Louis Vouitton, algunos incluso sin haberlos estrenado.

Al sentirse superado por los policías de la Agencia de Investigación Criminal (AIC) y agentes de la Marina y escuchar por las radios que sus lugartenientes en la Narvarte habían sido capturados, “se sentó esposado en una silla, se llevó las manos y (…) soltó el llanto”.

En el departamento, el cual rentaban por 32 mil pesos al mes, también estaba Daniel Eduardo León, alías El Tiger, el cual era quien realizaba las finanzas de su negocio ilícito.

"El Pistache", historial en el narco desde su adolescencia

Lejos habían quedado sus hábitos pasados, “se habían pulido y mezclado con ropa cara y hábitos de juniors para encaja en los círculos de Polanco, Santa Fe, Las Lomas, donde laboraban para vender la droga y extorsionar a propietarios de restaurantes”.

En tres meses, desde la caída de El Betito, El Pistache se convirtió en un capo que controlaba el negocio en la ciudad: “la venta de drogas en bares y restaurantes de las zonas más exclusivas, además de extorsionar y cobrar derecho de piso a restauranteros y dueños de antros.”

Elemento de la Marina durante operativo en la colonia Narvarte 

Los dueños de los lugares que accedían a pagar, pues no tenían el apoyo de las autoridades, eran los dueños de Barezzito Polanco, Barezzito Arcos, Barezzito Roma, La Santa, Mohombi Polanco, Janis Palmas, Love Polanco, entre otros. El Tiger era quien elegía los centros nocturnos que serían extorsionados, además de la distribución de droga.

La consolidación del poder de El Pistache fue posible gracias a la colusión de funcionarios de la procuraduría capitalina y de policías de Cuauhtémoc. Fueron las autoridades federales las que “vinieran a ubicar y seguir durante varias semanas al Pistache, a su cerebro financiero y a sus principales operadores”.

Y pensar que, antes de que irrumpieran los agentes federales y marinos El Pistache y El Tiger cenaban sushi y pizza con alitas, mientras bebían sus Jäggermeister y veían sus series favoritas de Netflix como cualquier joven millenial. Sólo que estos dos, a sus 28 y 32 años, ya debían varias muertes y controlaban el millonario negocio de las drogas en una de las ciudades más grandes del mundo”, cierra la columna de García Soto.

cmo