Estamos a días de que termine el 2019 y las reuniones, intercambios y regalos ya están llegando, eso sin olvidar el tan ansiado aguinaldo.
El aguinaldo es una prestación a la que tienen derecho los trabajadores con una relación laboral remunerada y subordinada a un patrón. Éste debe entregarse a más tardar el 20 de diciembre y tiene que ser equivalente, por lo menos, a 15 días de salario.
Y para que el aguinaldo no sea sólo una sensación efímera de la época navideña, administrar este ingreso extra puede ser la diferencia, no sólo para afrontar la cuesta de enero, sino para empezar con ese “colchón” financiero para el 2020.
Al igual que con otros temas, la elaboración de un presupuesto nos puede dar claridad de cuánto podemos gastar del aguinaldo en esos intercambios y regalos, pero, en especial, cuánto vamos a destinar para pagar deudas y, aún más importante, para el ahorro.
La realidad es que los mexicanos no tenemos presupuestado ni el ahorro ni el pago de deudas con nuestro aguinaldo. De acuerdo con el barómetro de Navidad 2018, elaborado por Grupo Internacional Ferratum, el mexicano gasta su aguinaldo en alcohol, ropa y viajes. Tampoco es sorpresa que buena parte de estos gastos se hagan con una tarjeta de crédito, lo que aumenta el riesgo de empezar el 2020 endeudados.
Si controlamos los impulsos de querer participar en todos los intercambios, ir a todas las comidas y “lucirnos” con los regalos navideños, se pueden tener beneficios a largo plazo.
Ordenar nuestras finanzas personales, cómo ponernos al corriente en los pagos de tarjetas y destinar una parte de nuestro aguinaldo al ahorro, nos puede ayudar a cambiar nuestro panorama.
El porcentaje de ahorro dependerá de cada uno de nosotros y de nuestra realidad financiera. Lo que es un hecho es que, mientras más se ahorre, más cerca estaremos de un mejor futuro financiero.
Con un ahorro sólido y finanzas sanas, con deudas controladas o sin ellas, estaremos listos para dar un siguiente paso y empezar a invertir.
Hoy en día, invertir es tan sencillo como hacer depositos a nuestra Afore. Incluso, podemos acercarnos a alguna institución financiera para que nos amplíen el panorama de cómo invertir en un Fondo o ver la posibilidad de contratar un plan personal de retiro.
El esfuerzo que hagamos desde hoy en temas de ahorro e inversión tendrá un fin común: una vejez digna y una preocupación menos.
MJP