La promesa que hizo Enrique Peña Nieto sobre un crecimiento del 5% mediante reformas estructurales, se ve desvanecida.
El Paquete Económico 2017 confirma dicha situación, pues habrá un recorte en el gasto público de 239 mil millones de pesos para enfrentar el fin de la era del petróleo.
En 2015, el recorte fue de 124 mil millones de pesos; en 2016 ascendió a 169 mil millones y para el próximo año la cifra prácticamente se duplica.
Durante el mandato de Peña Nieto, México no ha alcanzado el crecimiento prometido, y la probabilidad de que lo logre es nula, pues los cálculos gubernamentales prevén un aumento para 2017 de 2.5%.
México mantiene su estabilidad en Latinoamérica, lejos de la recesión de Brasil y Argentina, pero también conserva desde hace tres décadas un crecimiento medio por debajo del 2.5%, una débil tasa para enfrentar la pobreza.
Raúl Feliz, miembro del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), indicó que “en 2013, el Gobierno adoptó una política fiscal blanda, con un aumento del gasto público, en la creencia de que las reformas estructurales iban a traer crecimiento. Pero no ocurrió así; los cambios no han dado el resultado que el Ejecutivo publicitó; deberíamos estar creciendo al 4% y apenas rozaremos este año el 2%”.
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En paralelo con este escenario, la crisis del petróleo ha roto todas las defensas, pues hace cuatro años, Petróleos mexicanos (Pemex) aportaba el 40% de los ingresos públicos y ahora apenas alcanza el 15%.
A pesar de registrar pérdidas por 40 mil millones de dólares en 2015, Pemex soportará el grueso del recorte, con el 42% del ajuste, lo que representa más de 100 mil millones de pesos.
Asimismo, otras áreas que tendrán importantes rebajas presupuestarias son: educación e infraestructuras con mil 700 millones de dólares cada uno; agricultura con mil 400 millones; medio ambiente con mil 186 millones y Salud con 813 millones de pesos.
Al respecto, Gerardo Esquivel, investigador del Colegio de México, señaló que “el recorte es inevitable después del impacto petrolero, pero apunta en la dirección equivocada. Daña áreas que no se deberían tocar, que son de futuro, y dejan la inversión pública, con un 2,8% del PIB, en su nivel más bajo en 50 años”.
Con información de El País.
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