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¿Qué es “la falacia del costo hundido” y cómo te puede dejar en la ruina?

Invertir y perder todo el dinero invertido es algo que pasa mucho más a menudo de lo que se cree, pues no sólo se trata de emprender un negocio, sino es algo que sucede en la vida diaria

Escrito en DINERO el

Aunque en ocasiones se puede llegar a pensar que tenemos todo bajo control y que debido a las historias de éxito que hemos visto a lo largo de nuestra vida, a nosotros también nos puede funcionar esa fórmula, la realidad es que más de la mitad de las empresas sobrevive menos de los cinco años.

Pero, no sólo las pequeñas y grandes empresas pueden fracasar en un corto o mediano plazo, sino también existen otro tipo de inversiones que no tienen nada que ver con emprender un negocio, y que a veces resultan aún más peligrosas, tanto que te pueden dejar hasta en la ruina total.


Se podría imaginar que estas inversiones se tratan de invertir en una carrera profesional que al final del día no estás dispuesto a ejercer, meter todo tu dinero ahorrado en la casa de tus sueños, hasta incluso en una relación que no va para ningún lado, pero no es así, en este caso se trata de una trampa.

Según la periodista de la BBC, Sandra Kanthal, descubrió durante su investigación respecto al tema, que suele ser difícil admitir el fracaso y, en consecuencia, salir del pozo financiero en el que se ha caído, los economistas la llaman “la falacia del costo hundido” o “la falacia de las pérdidas irrecuperables”, una especie de trampa que provoca que una persona siga intentando recuperar lo perdido a como de lugar, aunque no sea racional.

Por si no quedó muy claro, así funciona la “falacia del costo hundido”

Supongamos que estás en un restaurante y pides un postre a pesar de que aún no has acabado de comer el platillo fuerte y no sabes si te quedara un “huequito” en el estómago como para comértelo, sin embargo, comes un poco, pero te das cuenta que ya no quieres más, que te sientes satisfecho y que probablemente si continúas te sentirás mal.

Ante esta situación tienes dos opciones, la primera, comértelo completo hasta acabártelo porque ya lo ordenaste y tendrás que pagarlo, por lo que tomas decisiones económicas con un sesgo o segunda, no eres capaz de comerlo, lo que significa que tienes la capacidad de asumir y desprenderte de ese “costo hundido”.

Así lo explica Wandi Bruine de Bruin, profesora de la Escuela de Negocios de la Universidad de Leeds, en el Reino Unido:


La mayoría de las personas elige comerse el postre. Esta conducta afecta la toma de decisiones cuando has invertido tiempo o dinero, es un condicionamiento por costo


¿Cómo frenar estas pérdidas?

La experta Wandi Bruine de Bruin dice que, a través del paso de los años y la experiencia adquirida, las personas van tomando mejores decisiones y enfrentando de mejor manera dichas pérdidas:

 

La clave está en discernir cuando un compromiso puede terminar en algo bueno o cuando nos lleva a que las cosas vayan de mal en peor. La vida es muy corta para seguir invirtiendo en algo que no te hace feliz.

Si alguna vez te llegas a encontrar en una situación similar a la plateada, la investigadora sugiere que te hagas la siguiente pregunta: ¿cuánto más estoy dispuesto a perder?

majo