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"Por confiada presté mi tarjeta; me quedé con la deuda y con problemas"

Prestar tu tarjeta de crédito podría meterte en problemas con el SAT, con tu banco y con el Buró de Crédito

Escrito en DINERO el

Por confiada presté mi tarjeta a una prima para comprar su celular. Los primeros cinco meses sí pagó, pero después me dejo embaucada: ahora estoy con la deuda, el crédito que tenía no lo puedo ocupar y quería sacar un colchón que necesito y además me dijeron que me puedo quedar hasta 10 años en el Buró de Crédito, cuenta Ilse.

“Ya pasó más de un año; me traía vuelta y vuelta hasta que me di por vencida. Ahora no solo tengo que pagar la deuda sino los intereses que ya se generaron. He estado recibiendo llamadas telefónicas en las que constantemente me dicen que si no pago me mandaran al Buró de Crédito. Les expliqué la situación, pero como la tarjeta está a mi nombre pues yo soy la responsable”, dice.

Ahora cada 15 días trata de pagar “algo, lo que tenga”, porque me han dicho que es mucho problema estar en el Buró. “Yo había estado tratando de pagar puntualmente cuando compraba algo porque quería que me aumentaran mi línea de crédito porque necesito el colchón y a lo mejor más adelante una sala, pero pues ahora debo pagar lo que debe mi prima y volver a generar confianza de que yo si soy buena pagadora”.

De no creerse, dice, “hace no mucho me volvió a pedir la tarjeta prestada ahora para comprar una computadora, pero con una tengo, ya escarmenté”.

Muchas personas prestan su tarjeta de crédito, ya sea para ayudar a alguien con una compra o para “crecer” los beneficios que su tarjeta de crédito le brindará al realizar más compras, como puntos extra o acumulación de millas; sin embargo, esta medida podría ser más perjudicial que benéfica: Corres el riesgo que te dejen con la deuda, lo cual te traerá problemas con el banco o tienda departamental y afectará tu historial en el Buró de Crédito y finalmente pero no menos importante con el SAT.

De acuerdo con Sergio Baez, socio de Baxin Baez Consultores, cuando prestas tu tarjeta de crédito podrías generar una discrepancia fiscal, esto es, tienes más gastos que ingresos, lo cual se le podría hacer extraño al SAT.

Ejemplificó: “Tú ganas 30,000 pesos al mes y tienes crédito de 200,000 pesos y tu primo te pide prestada tu tarjeta; si gastaste los 200,000 pesos y pagaste al siguiente o a meses sin intereses, entonces el SAT puede inferir que tienes ingresos adicionales que no le estas declarando y puede pedir que le pagues por ingresos extras”.

La recomendación es: “aunque seas buena persona no prestes tu tarjeta de crédito”.

DISCREPANCIA FISCAL

Por prestar tu tarjeta de crédito el SAT podría someterte al procedimiento de discrepancia fiscal. 

Esto ocurre cuando el monto de las erogaciones del contribuyente (gastos, inversiones, pagos o depósitos) en un año son superiores a sus ingresos declarados, de acuerdo con lo que establece el artículo 91 de la Ley del Impuesto Sobre la Renta (LISR).

En caso de discrepancia fiscal, el SAT tiene que notificar el monto de las erogaciones detectadas. Además, le indicará al contribuyente qué información se utilizó para conocerlas, el medio por el cual se obtuvo y la discrepancia resultante.

Los pagos te costarán a ti

Las tarjetas de crédito, al igual que cualquier otro préstamo, son personales, por lo tanto, te paguen o no, tú deberás saldar dicha deuda. 

Daños a tu historial crediticio

Para evitar daños a tu historial y, en consecuencia, a tu calificación en el Buró de Crédito, deberás pagar y después arreglarte con la persona a quién hiciste el favor.

Problemas con el SAT

Si el pago de tu tarjeta de crédito suma más que tu ingreso reportado incurrirás en una discrepancia fiscal, lo cual puede terminar en una solicitud para aclarar y justificar esta diferencia.

Pérdida de relaciones

Es claro que después de verte metido en problemas por culpa de quien te pidió tu tarjeta y no te pagó, lo que menos querrás será verle, lo cual, casi por seguro, acabará en un distanciamiento.