México actualmente cuenta con 17 mil 799 casos confirmados de covid-19, así como con mil 732 defunciones derivadas de este padecimiento pandémico, ante lo que el país necesita un programa económico integral para superar los principales desafíos, entre los que se encuentra la recesión registrada a nivel mundial y la caída del precio del petróleo -lo que se aúna a la baja en la calificación crediticia de Pemex y la deuda soberana-, indica el Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico (IDIC).
En este sentido, el organismo indica que los micronegocios representan el 93% del total de las unidades económicas (de acuerdo con el Directorio Estadístico Nacional de Unidades Económicas, DENUE, del Inegi o 95% según el Censo Económico 2019), sin embargo, el empleo formal es generado por las grandes empresas: casi el 48% de acuerdo, según datos del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
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Por otra parte, se contempla que de la ocupación laboral total, 38% se encuentra en los micronegocios, mientras las grandes empresas crean 32% y el resto se divide en pequeñas y medianas empresas (Pymes).
Al contemplar que la reactivación económica del país necesita un plan integral, la contracción de 2.4% contabilizada durante el primer trimestre representa el primer aviso de una crisis que se profundizará. En enero y febrero se reportaron caídas de 0.8% y 1.6% respectivamente, por lo que la cifra del PIB oportuno permite estimar una contracción superior al 4.5% para marzo de este año.
Cabe resaltar que los efectos del coronavirus en la economía, y de las medidas de contención aplicadas, se hicieron patentes durante los últimos días de marzo, por lo que la afectación real se observó hasta el mes de abril.
Así, la tendencia negativa de los ciclos económicos muestra que la contracción se profundizará e incidirá con mayor fuerza en el mercado laboral en los próximos meses.
Entre los factores de riesgo se encuentran la baja en la calificación crediticia de Pemex y la deuda soberana, la cual se conjugará con la caída del PIB en Estados Unidos (anunciada ayer en -4.8% a tasa anual), en China y en la Unión Europea.
Bajo dicho contexto es fundamental que asociado con el manejo ordenado de las finanzas públicas se instrumenten medidas de reactivación económica que comiencen con la planeación de los requerimientos que la vuelta a la normalidad requiere.
A saber: medidas sanitarias, de seguridad, financiamiento, detección de sectores estratégicos, integración de cadenas de valor, aspectos definidos por el T-MEC, logística, por ejemplo.
Todo ello para que, una vez que el Consejo Nacional de Salubridad lo determine, se reinicie la actividad productiva en el país, lo cual está previsto para el 17 de mayo en las zonas menos afectadas en el país, y hasta el 1 de junio en las grandes urbes y sus zonas metropolitanas, como la ciudad de México, Monterrey y Guadalajara.
Por lo anterior, contar con una ruta crítica definida permitirá generar certidumbre y acuerdos en favor de la preservación del empleo y el fomento a la inversión productiva, aspectos esenciales para atenuar el daño al tejido social y económico que la recesión previa al coronavirus y la propia pandemia han incubado.
(diego joaquín)