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Los políticos que ganan con la aprobación del nuevo TLCAN, ahora USMCA en México

El gobierno saliente queda victorioso en el tema, mientras que para el entrante es un problema menos con el que lidiar

Escrito en NACIÓN el

Luego de la aprobación preliminar del nuevo Acuerdo Comercial Estados Unidos, México y Canadá (USMCA, por sus siglas en inglés), muchos de los participantes en la negociación del nuevo Tratado de Libre Comercio (TLC) del lado mexicano se querrán apuntar un tanto en la consecución del pacto.

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En México, personajes centrales de la renegociación del TLCAN como los secretarios Luis Videgaray e Ildefonso Guajardo; Jesús Seade, jefe negociador del próximo gobierno de Andrés Manuel López Obrador; Moisés Kalach, por parte del cuarto de junto codo a codo con Juan Pablo Castañón, del CCE, salen a relucir con buenos puntajes ante la opinión pública que esperaba que las charlas con sus homólogos canadienses y estadounidenses llegaran a buen puerto.

De acuerdo con el diario El País, la cercanía entre el canciller, Luis Videgaray y el yerno de Trump, Jared Kushner, ha sido clave para mantener vivas las negociaciones en medio de los permanentes ataques y el menosprecio del inquilino de la Casa Blanca a su vecino del sur. La perseverancia y la capacidad de negociación del secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, ha sido celebrada por sus homólogos. Hasta Enrique Peña Nieto, en los estertores de su mandato, podrá n de que logró, finalmente, un nuevo pacto comercial con Estados Unidos.

AMLO, EL PRIMER GANADOR

Pero si hay un político en México que tiene motivos para estar contento con el nuevo acuerdo es el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, según el The New York Times

El futuro mandatario tomará posesión del cargo el próximo 1 de diciembre, unas horas después de que su antecesor, Enrique Peña Nieto, firme el que se presupone su último acuerdo como presidente de México, en Buenos Aires, en el marco del G-20, junto a Trump y Trudeau. Después, deberá ser ratificado por el Senado mexicano, donde el partido de López Obrador, Morena, cuenta con el poder absoluto en las dos Cámaras.

El cruce de halagos, diplomáticos pero halagos al fin y al cabo; de mensajes educados entre López Obrador y Trump auguraría un nuevo paradigma en las relaciones entre los presidentes de México y Estados Unidos, si no fuera por la volatilidad de ambos mandatarios, especialmente de Trump. En el caso de López Obrador, ha insistido en que no quiere discutir con su homólogo, ni siquiera por el muro fronterizo que Trump ha prometido hasta la saciedad levantar entre ambos países.

De esta forma, López Obrador comenzará oficialmente su mandato sin uno de los mayores obstáculos para un presidente de México, como es la negociación del acuerdo comercial con Donald Trump. El político mexicano evitará, así, los permanentes encontronazos con los que el presidente de Estados Unidos ha acostumbrado a Peña Nieto y a los mexicanos durante los 13 meses de negociaciones del nuevo TLC.

"Espero que se mantenga una buena relación con el Gobierno de Estados Unidos, y convencerlos de que el problema migratorio no se resuelve construyendo muros ni con el uso de la fuerza, pero es una labor diplomática, de respeto, no vamos a pelearnos con el Gobierno Estados Unidos, no nos vamos a pelear con el presidente Donald Trump", comentó AMLO hace unas semanas en un acto en el norte del país.

El encargado de lidiar y apagar los fuegos a partir del 1 de diciembre entre la Administración de  Trump y el Gobierno de México será el futuro canciller, Marcelo Ebrard, a quien su antecesor, Videgaray, agradeció el trabajo en los últimos meses. Ebrard, ha acompañado las conversaciones y ha sido el hombre clave del futuro mandatario, a quien Justin Trudeau pidió que intercediera con Trump para facilitar un acuerdo trilateral como el que finalmente se ha logrado.

Tanto López Obrador como el actual presidente Enrique Peña Nieto recibieron con agrado la noticia del acuerdo, y no se refirieron al hecho de que incluye concesiones mexicanas, particularmente en la industria automotriz, una preocupación clave del presidente estadounidense, Donald Trump.

“La culminación de este proceso de negociación propicia certidumbre en los mercados financieros e inversión y creación de empleos en nuestro país”, dijo Marcelo Ebrard, quien será el ministro de Relaciones Exteriores de López Obrador, en un comunicado divulgado el lunes por la mañana.

EL PRESIDENTE ENRIQUE PEÑA, PASARÁ A LA HISTORIA CON SU FIRMA.

Los tres mandatarios tienen sesenta días para firmar el acuerdo, cuya fecha resulta conveniente tanto para el presidente entrante como para el saliente de México.

Para Peña Nieto es una victoria que puede proyectar como parte de su legado. Para López Obrador significa que el proceso se cerrará antes de su toma de posesión el 1 de diciembre y eso lo libera de la presión de tener que negociar apresuradamente al comienzo de su gobierno. Además, le permite centrar su atención en la economía de México que ha batallado en crecer, según El País

Resulta claro que López Obrador prefiere que sea Peña Nieto quien firme el acuerdo antes de dejar el cargo, porque así evitaría ser el artífice de un acuerdo que no les gusta a muchos de sus partidarios.

Al profundamente impopular Peña Nieto, cuyo partido fue tan rechazado por los votantes que solo tiene poco más del 10 por ciento de los escaños en el Congreso, firmar el acuerdo le permite consolidar un logro distintivo luego de las fuertes amenazas de Trump.

También le otorga a Peña Nieto una reivindicación de lo que muchos consideraron como una decisión imperdonable de política exterior: invitar a Trump a México en agosto de 2016, durante la campaña, a pesar de los insultos que el candidato republicano dijo sobre los mexicanos durante sus mítines.

iarb