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“¡Es la economía, estúpidos!", el origen

La frase que acuñó James Carville para Bill Clinton en los años 90 continúa vigente a través de los años

Escrito en DINERO el

“¡Es la economía, estúpido!”, una de las frases más famosas y más utilizadas en el mundo para múltiples objetivos y adaptaciones. Sin embargo, cuando se formuló por primera vez no tenía un propósito financiero, sino político. De hecho, el lema inicial no tenía verbo.

“¡La economía, estúpido!” es un eslogan generado por James Carville, asesor de Bill Clinton, para las elecciones presidenciales estadounidenses de 1992. En aquel entonces, Clinton era gobernador en Arkansas, en tanto que su rival, George Bush padre, había conseguido un gran éxito al frente de la Casa Blanca en materia de política exterior.

La Guerra Fría había acabado, mientras que la primera Guerra del Golfo había captado la atención de los norteamericanos. Por ello, los asesores de Clinton decidieron realizar una campaña agresiva y se centraron en otros ámbitos. Entre ellos, destacó la economía.

Un año antes de la elección, Bush tenía niveles de aprobación superiores al 80%. Pero la economía atravesaba una etapa de recesión y Carville lo aprovechó, ya sea para repetirla, para reformularla o para refutarla, no hay especialista en marketing político que se precie de tal que no la tenga siempre en la mente. La frase "¡Es la economía, estúpido!" se transformó en los últimos 15 años en la síntesis más cruda de la incidencia de factores como crecimiento, inflación o empleo a la hora de emitir el voto.

La caída del bloque soviético generó un terremoto financiero a principios de los noventa. Los países del este de Europa vieron como su ya maltrecha economía se desmoronaba. En pocos meses, el colapso de estos nuevos Estados terminó por repercutir a las potencias mundiales. La recesión se convirtió en una realidad en Estados Unidos entre 1990 y 1991, lo que provocó que el Gobierno implementara medidas como ajuste fiscal, privatización de empresas públicas o reestructuración del gasto público.

Pero Clinton supo aprovechar la coyuntura. El equipo de campaña del demócrata llenó su sede con mensajes económicos y centró el mensaje en tres lemas fundamentales. Además de la ya reconocida frase, “Cambio vs más de lo mismo” y “No te olvides del sistema de salud” fueron los otros lemas que representaron la estrategia del demócrata. Bill Clinton buscaba hacer creer al electorado que la recesión estadounidense no se debía a la coyuntura económica, sino que contaba con problemas más profundos. Apeló al bolsillo de los americanos... y ganó.

Bill Clinton se convirtió en el 42º presidente de los Estados Unidos y repitió su enfoque electoral en los comicios de 1996, donde a pesar de ser cuestionado por su escándalo con Mónica Lewinsky, fue reelecto. James Carville, por su parte, fue encumbrado por su planteamiento economico-político. La expresión “¡La economía, estúpido!” se popularizó y comenzó a generar infinidad de versiones. Por el camino, ganó un “es”. Hoy, representa un ejemplo de éxito en el marketing político. Y todavía se desconoce a quién iba dirigida.

De ahí que a partir de ahora nuestra cobertura económica lleve precisamente el eslogan que Carville generó y que tanto éxito tuvo y tiene, pero en plural: “Es la economía, estúpidos”.

JGM