Los generales de un ejército bizantino rodean una ciudad enemiga, en la que se posicionan con sus respectivas tropas en los alrededores, a cierta distancia entre sí, y no se deciden entre ordenar un ataque o una replegada; sin embargo, los altos cargos militares sospechan de que entre ellos hay al menos un traidor, lo que hace difícil tomar la decisión en conjunto. Ese problema se aplicó para el desarrollo de las criptomonedas.
Por lo que un general podría enviar un mensaje a los demás anunciando que va a atacar, cuando en realidad pretende ordenar el repliegue y hacer que el resto falle.
Acuerdo
Este planteamiento fue hecho por Robert Shostak y desarrollado con Leslie Lamport y Marshall Pease en 1982 en el centro de investigación científica y tecnológica SRI International.
Lo llamaron el "problema de los generales bizantinos"y lo que querían era solucionarlo para luego aplicar el proceso a sistemas informáticos conformados por varias computadoras.
Y para resolverlo, ofrecieron una serie de ecuaciones y algoritmos que llevan a la solución a través de un sistema de mensajes "inviolables".
Beneficio
El "problema de los generales bizantinos" y su solución se han aplicado desde la década de 1980 en diversos ámbitos, desde los sistemas informáticos a la industria aeroespacial y a la nuclear.
Pero más recientemente se ha usado en el desarrollo de las criptomonedas.
"Este problema se planteó para explicar una situación en la que los involucrados deben consensuar una estrategia para evitar el caos del sistema", explicó Eloisa Cadenas, una especialista en el tema a BBC Mundo.
"Cuando tenemos un sistema informático distribuido -que tiene muchos nodos o computadoras- puede haber una condición en la que no se sepa que un componente que falló realmente lo hizo", agregó Cadenas.
A ese problema se enfrentaban los creadores del dinero digital o criptomonedas en las décadas de 1990 y 2000, quienes buscaban eliminar de la ecuación de las transacciones personales a los poderosos bancos y a los gobiernos que dominan el sistema financiero mundial.
(María José Pardo)