Desde la pandemia, se buscaron alternativas que nos permitieran realizar actividades sin tener que recurrir al contacto físico. Los códigos QR fueron la solución para realizar pagos, leer menús y mostrar información.
Estos códigos, funcionan como un código de barras que pueden escanear con tu celular y se usan para almacenar y distribuir información. Desde 2020, su uso se ha popularizado y la mayoría de los negocios lo han comenzado a implementar debido a su practicidad.
Lamentablemente, los delincuentes ahora han descubierto una forma para realizar estafas a través de estos códigos. Para llevarla a cabo, los estafadores cambian la información de un código QR con sus propios datos para hacer una transacción financiera y recibir pagos. Esto se puede realizar con un código QR físico o en línea.
“Detrás de ese código yo puedo cargar cualquier elemento para ser descargado o para obtener datos, como transacciones financieras. Aplicaciones del ecosistema financiero generan sus propios QR para ser compartidos y a través de ellos puedo hacer una transferencia inmediata en tiempo real”, explica Jorge Martín Vila, especialista en ciberseguridad e Inteligencia Geoespacial, en una entrevista con Perfil.
“Al ser fáciles de generar y de compartir, cualquier persona malintencionada puede generar un código QR y sustituir el de un restaurante o el de un comercio por el que él creó, ya que nadie se va a poner a revisar el patrón de diseño que tiene”, agregó Vila.
Para evitar estas estafas debes revisar que el código no esté pegado sobre uno original, fijarte en el URL o buscar una vista previa del sitio antes de acceder con el código QR.