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Tras caída de “El Betito” surgirían nuevas bandas criminales

En entrevista para La Silla Rota, expertos en materia de seguridad dan una lectura sobre lo que le espera a la CDMX tras la caída del líder de “La Unión”

Escrito en METRÓPOLI el

Tras poco más de un año como el máximo capo de la droga en la Ciudad de México, Roberto Mollado Esparza, “El Betito”, líder de “La Unión”, fue detenido en la colonia El Rincón del Pedregal, en la delegación Tlalpan.

Responsable de la violencia que azota al centro y norte de la capital del país, su captura podría generar un aumento, aún mayor, en los asesinatos; así como la fragmentación de la organización criminal; y la aparición de nuevas bandas de narcomenudistas que busquen ampliar su poder.

Así lo consideran Javier Oliva Posada y Víctor Manuel Sánchez Valdés, ambos expertos de seguridad entrevistados por La Silla Rota.


Como sucede con la neutralización de los líderes de los cárteles nacionales, con la captura de “El Betito” es más probable que la violencia repunte a que llegue un bálsamo de paz a la Ciudad de México.

“Si atendemos al patrón de reacciones que se han registrado en otros casos, se esperaría un repunte de la violencia”, sostiene Oliva, investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Por su parte, Sánchez Valdez, investigador de la Facultad de Jurisprudencia de la Universidad Autónoma de Coahuila, no prevé una reducción de la violencia, aunque detalla que los miembros de “La Unión” tendrán una operación más discreta las siguientes semanas.

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Sin embargo, Víctor Manuel Sánchez Valdés señala que tarde o temprano la violencia detonara de nueva cuenta, pues estas grandes detenciones no vienen acompañadas con planes de contención.

“Se sigue cometiendo el mismo error, en lugar de que se tomen medidas para controlar el repunte de la violencia”, secunda Javier Oliva.

Tanto Oliva Posada como Sánchez Valdés coinciden en que le espera una posible fragmentación a “La Unión”, pues miembros dentro de la organización, así como otras bandas, buscarán el vació que la captura de “El Betito” dejó.

“Puede ser ese grupo o alguno de los [cárteles] predominantes a nivel nacional, lo cierto es que [el vacío de “El Betito”] alguien lo va a ocupar, entre la fragmentación y los grupos de otras parte del país, es muy probable que puede haber un repunte de la violencia”, sentencia Oliva.

La única manera en la que la detención de “El Betito” no genere un aumento de la violencia, precisa Sánchez Valdés, es que exista una línea de sucesión criminal marcada dentro de “La Unión”, aunque para el experto en este grupo delincuencial no lo hay.

Esto debido a que en junio pasado fue asesinado Juan Iván Arenas Reyes, “La Pulga”, considerado segundo al mando dentro de “La Unión”.

La fragmentación dentro de “La Unión” sería natural, pues así han sido los últimos meses dentro de banda de narcomenudistas, y así lo explica Víctor Manuel:

Primero, “El Betito” comenzó la disputa interna por el liderazgo de “La Unión” terminando con el asesinato de líder fundador Francisco Javier Hernández Gómez, “Pancho Cayagua”.

Luego, los allegados de “Pancho Cayagua” fundan una organización paralela a “La Unión” para combatir a “El Betito”.

Ahora, serían varios miembros de la organización los que se disputarían el liderazgo de “La Unión”.

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“Lo que tienes es un caldo de cultivo que no te da buenas señales, no te garantiza que la detención [de “El Betito”] se vaya a traducir en una reducción de la violencia, sino todo lo contrario, puede detonar un nuevo proceso de disputa o que se alimente la guerra que ya se encontraba vigente, agudizándose incluso”, reitera Sánchez Valdés.

Javier Oliva destaca que esta fragmentación provocaría la aparición de nuevos grupos criminales en la Ciudad de México.

Para Sánchez Valdés, la fragmentación tiene dos escenarios: “si el poder de las células delictivas es desigual, la grande se termina comiendo a la pequeña; pero si su poder es similar, ambos terminan coexistiendo en un territorio en disputa en la cual tardaran años en dirimir el proceso o quizá nunca se logre solucionar”.

Cuando elementos de la Marina abatieron a Felipe de Jesús Pérez Luna, “El Ojos”, el Cártel de Tláhuac comenzó a perder fuerza y se desvaneció en el mapa del narcomenudeo en el sur de la Ciudad de México.

Sobre si esto pasará con “La Unión”, Víctor Manuel rechaza la posibilidad, pues el tamaño del negocio de “La Unión” es más grande que el del Cártel de Tláhuac.

“Con el abatimiento de ‘El Ojos’, los integrantes de la organización no se pusieron de acuerdo, comenzaron a operar en bandas distintas con nombres distintos, era más factible, no había un tamaño de negocio tan grande en cuanto a ‘marca’”, relata Sánchez Valdés.

Mientras que “El Betito”, continúa el experto, utilizó otros nombres para combatir a “Pancho Cayagua”, pero cuando se convierte en la fuerza dominante, utiliza el mismo nombre: “La Unión”. “Para ellos, la marca es importante”.

Sobre el repunte del poder criminal en “La Fuerza Anti-Unión” tras la caída de Mollado Esparza, Víctor Manuel Sánchez Valdés no cree que el grupo tenga la fuerza suficiente para disputarle todas las zonas de operación a “La Unión”.

“El corredor grande de ‘La Unión’ abarca muchas delegaciones y cuando tú ves la zona en la que opera ‘La Fuerza Anti-Unión” en realidad son cinco seis colonias […] difícilmente van a poder librar una batalla general en todo el territorio de “La Unión”.