El 28 de agosto, los estudiantes del movimiento de 1968 se instalaron en la Plaza de la Constitución a esperar el IV informe del presidente Díaz Ordaz; sin embargo ese día se vivió lo opuesto a lo que se esperaba, pues fueron desalojados con violencia por parte del Ejército.
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Un día antes el movimiento se encontraba en la mejor etapa desde su inicio, se anunciaba que el Consejo Nacional de Huelga (CNH) había tenido contacto con la Secretaría de Gobernación, por lo que se esperaba la resolución del pliego petitorio.
A la una de la madrugada del 28, mientras los manifestantes dormían se abrieron las puertas de Palacio Nacional de donde salieron los batallones 43 y 44 de infantería, 12 carros blindados de guardias presidenciales, un batallón de paracaidistas, 4 carros de bomberos, 200 patrullas azules y 4 batallones de tránsito que desalojaron de la Plaza de la Constitución al grupo de estudiantes.
La prensa nacional publica en sus primeras planas un alud de declaraciones condenatorias, atribuyendo a los estudiantes el izar irrespetuosamente una gran bandera de huelga en el centro de la Plaza de la Constitución y profanar la Catedral tocando sus campanas.
El Departamento del Distrito Federal realiza un mitin para desagraviar a la bandera nacional. Numerosos burócratas son obligados a asistir al evento, brigadistas y asistentes protestan por la falsedad del mitin; el evento cambia de signo, se lanzan porras e insultos contra los granaderos y el mitin degenera en zafarrancho. Interviene entonces la policía y el ejército.
Las violentas acciones del 27 y 28 de agosto significaron en el movimiento el cierre de las vías de diálogo y el uso de la violencia que crecería hasta desembocar en la noche de Tlatelolco.
Con información de Milenio
VMFF