La velocista sudafricana Caster Semenya lleva toda una década justificando su género y denunciando la discriminación que sufre por su apariencia. Ahora se tiene que enfrentar a un tratamiento para evitar “tener una ventaja sobre sus rivales”.
Semenya perdió su apelación contra la pretensión de la Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo (IAAF): una polémica regulación que se ha intentado implementar desde hace un lustro para controlar los niveles de testosterona de las atletas, que en el caso de aquellas con diferencias de desarrollo sexual (DSD) puede ser alto.
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El Tribunal Arbitral del Deporte (TAS) dio la razón a la federación que argumenta que atletas como la dos veces campeona olímpica tenían una ventaja injusta sobre los demás.
¿Qué significa la regulación?
La decisión del Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS) de validar la nueva regla de la IAAF significa que las atletas con DSD deberán tomar medicación para controlar sus niveles y así poder competir en algunas pruebas de pista, o de lo contrario, tendrán que cambiar de especialidad.
La justificación de la IAAF
Un estudio financiado por la propia IAAF y basado en 2.127 muestras de atletas mujeres entre los mundiales de 2011 y 2013, las participantes con niveles de testosterona más alto presentaron una mejora considerable en su rendimiento en comparación con aquellas mujeres con niveles bajos.
De acuerdo a la BBC, el TAS determinó que las reglas para atletas con DDA eran discriminatorias, pero que la discriminación era “necesaria, razonable y proporcionada” para proteger “la integridad del deporte femenino”.
Sin embargo, en una entrevista con la Australian Broadcasting Corporation, el presidente de la Asociación Médica Mundial (WMA, por sus siglas en inglés), el alemán Frank Ulrich Montgomery, aseguró que el cumplimiento de la petición de la IAAF vulneran códigos de ética.
“Lo siguiente sería pedir a los jugadores de básquet de más de 2,25 metros que reduzcan quirúrgicamente su altura porque, por su puesto, tienen ventaja sobre los jugadores más bajos”, aseguró.
“Así que, ¿dónde establecemos el límite? En consecuencia, decimos que la medicina no debe interferir en situaciones no-patológicas únicamente para mejorar eventos deportivos”. Algo que ha defendido la propia atleta ante los tribunales.
Un caso similar al de Caster Semenya
En 2013 Dutee Chand se convirtió en la sensación del atletismo en la India al ser la primera velocista en llegar a una final de una competencia internacional, y a sus 18 años ya sumaba en sus palmarés los títulos nacionales en 100 y 200 metros planos.
Pero lo que prometía una carrera llena de éxitos tuvo un giro inesperado en 2014, Chad no “pasó” un examen que nada tuvo que ver con sus tiempos o dopaje, pero fue apartada del equipo indio cuando iba a participar en los Juegos de la Mancomunidad británica.
De acuerdo a la BBC, la razón fue que su cuerpo no era lo suficientemente femenino para competir en las pruebas de mujeres, pero lo señalaron como “demasiado masculino”.
Al igual que la sudafricana Caster Semenya, Chand descubrió que su cuerpo genera niveles de testosterona similares a los que se encuentran en los hombres.
Por esta razón, la Federación Internacional de Atletismo suspendió indefinidamente a Chand y se condicionó su regreso a las pistas a una reducción de sus niveles de testosterona, tratamiento que se podía hacer con una terapia de supresión hormonal o con cirugía genital.
La atleta se negó y consideró discriminatoria la suspensión. Numerosos expertos que han estudiado casos de género como los de Chand o Semenya consideran que las "regulaciones sobre hiperandrogenismo" son injustas y sin base científicas, ya que se fundamenta en rasgos genéticos y en la presunción de que un nivel alto de testosterona es un elemento crucial que influye en el rendimiento de los atletas.
Otras ventajas biológicas no se cuestionan
Las exigencias hacia la atleta Caster Semenya abren de nuevo el debate sobre hasta dónde una regulación es discriminatoria contra mujeres que logran sobresalir. Ya que los hombres no son sometidos al mismo nivel de pruebas para comprobar sus ventajas genéticas.
La mayoría de los atletas de élite tiene ventajas “injustas” que les permiten superar a sus rivales, pero nadie cuestiona las zancadas de Usain Bolt o la envergadura de los brazos de Michael Phelps.
El nadador olímpico se sometió a pruebas médicas que demostraron que su cuerpo produce menos de la mitad del ácido láctico que producen sus contrincantes. Ante esto el Comité Olímpico elogió la suerte de tener “una ventaja genética” tan grande.
Ventajas de Michael Phelps:
Falta de ácido láctico: Cuando los seres humanos hacemos un esfuerzo físico más allá de lo normal, nuestros músculos producen una sustancia llamada ácido láctico que provoca fatiga y desacelera las contracciones musculares, por lo que es necesario tomar un descanso y un periodo de recuperación.
Pero para Phelps es diferente. El nadador produce menos ácido láctico que sus contrincantes y como resultado, se recupera más rápido del esfuerzo.
Cuerpo aerodinámico: Pese a ser un hombre alto de 1.93 m, sus piernas son proporcionalmente cortas en relación con su torso, lo que hace a su cuerpo más aerodinámico con el área torácica actuando como motor potente para unas piernas menos pesadas de lo normal.
Pies grandes: Michel Phelps tiene una talla de pies equivalente a 12.5 en México. De manera que sus pies, aunados a los flexibles tobillos, actúan como su fueran aletas.
El debate seguirá abierto, el caso y ventajas de Caster Semenya y Michael Phelps se generan de forma natural, ¿no es justo aprovechar esa ventaja para destacar? Al final son dones de la naturaleza.
Por ahora, Semenya de 28 años aún no ha dado a conocer si se someterá a las restricciones dadas por la IAAF, cambiará de especialidad o dejará de correr.
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