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¿Quién era Ángel Fernández, el cronista del que habló AMLO en la inauguración del Salón de la Fama del Beisbol?

Andrés Manuel López Obrador inauguró el Salón de la Fama del Beisbol y recordó a Ángel Fernández

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Andrés Manuel López Obrador inauguró el Salón de la Fama del Beisbol en Monterrey, Nuevo León, en donde además de hablar de su infancia rodeado de su deporte favorito y reconocer que fue en “prospecto de Las Grandes Ligas”, recordó al narrador mexicano Ángel Fernández.

El cronista del deporte mexicano, Ángel Fernández, se convirtió en los años 70 y 80 en la gran figura de la narración deportiva en México tras crear un estilo lleno de creatividad al momento de narrar los partidos, así como de un gran ingenio para apodar a los jugadores.

El cronista mexicano es uno de los más recordados por su facilidad para convertir los partidos más aburridos en todo un encuentro épico.

Ángel Fernández, quien hizo famosa, entre otras, la frase con la que comenzaba cada partido que narraba: “A todos los que quieren y aman al futbol, éste es el juego del hombre...” “El Ángel”, cómo solía llamarse así mismo, nació el 2 de agosto de 1925 en Morelia, Michoacán.

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Desde joven entró al periodismo, el oficio que le atrajo desde pequeño. A los 16 años inició su carrera en Excélsior, en donde el Director Rodrigo del Llano lo mandó a curtirse a la sección de deportes que comandaba el controvertido periodista Manuel Seyde.

En 1957 se le dio la oportunidad en la XEB y narrar la pelea de campeonato entre Raúl Ratón Macías y Alphonse Halimi.

En 1960 por invitación de su amigo Jorge “Ché” Ventura comenzó a narrar partidos tanto en radio como televisión y como no conocía bien a los jugadores, lo auxiliaban soplándole los nombres de los futbolistas, así comenzaron a nacer sus apodos, mientras esperaba el nombre de quien llevaba el balón, les inventaba sobrenombres para describirlos, así nacieron un “Superman” Marín, “El Confesor” Cornero o un “Kalimán Guzmán”. 

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Su conocido grito de “¡GOOOOOOOOL”! nació durante una gira de la Selección Mexicana en Sudamérica, en donde el “Chololo” Díaz clavó un tanto en el ángulo de la portería brasileña. El balón fue cayendo mientras Ángel alargaba el grito ahogado que terminó durando una eternidad.

De sus narraciones se recuerdan muchas anécdotas. En una de sus narraciones, cantó “¡goooool” al ver el balón tocar las redes, sin embargo, al darse cuenta que la vista lo había engañado, volvió a gritar con más fuerza y en dos ocasiones pero agregó al final “¡Gooool que se escapa!”.

De los apodos más famosos se recuerdan los que le puso al arquero argentino Miguel Marín, que por sus lances felinos le llamó “El Gato” y poco después gracias a su manera de volar en la portería, lo bautizó como “Superman” y cada vez que venía un balón de peligro a él, solía especular con la posibilidad de que trajera criptonita.

A un gran defensa de los años 70, Miguel Ángel Cornero, quien tenía como norma que pasaba el balón o el hombre, pero no los dos, le puso de sobrenombre de “El Confesor”; a Pedro Nájera, que corría los 90 minutos, “El Siete Pulmones”; al jovencito goleador Hugo Sánchez, “El Niño de Oro”; al ídolo Enrique Borja, por su prominente nariz, “El Cyrano de las canchas”, a Leonardo Cuéllar, por su abundante melena, “El León de la Metro”.

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