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La mítica y fúrica pelea Hearns-Hagler que propició la mejor crónica de box

El 15 de abril de 1985 se enfrentaron “Marvelous” Marvin Hagler y Thomas Hearns en el Caesar's Palace de Las Vegas, por el campeonato de peso medio

Escrito en DEPORTES el

Bastaron poco más de dos rounds, ocho minutos y un segundo, para que se escribiera la mejor crónica en el mundo del box.

El 15 de abril de 1985 se enfrentaron “Marvelous” Marvin Hagler y Thomas Hearns en el Caesar''s Palace de Las Vegas, por el campeonato de peso medio. 

La preferencia en las apuestas favorables a Hearns para quitarle el cinturón al campeón, hicieron enfurecer a Hagler, quien desde que sonó la campana del primer round se lanzó contra el retador, cuatro años más joven que él y 13 centímetros más alto.

"He aguantado golpes de los mejores boxeadores en la división de peso medio y ni siquiera me han hecho tambalear. Y este tipo ni siquiera es un peso medio natural. Sicario mis nalgas...!!!, se burlaba el campeón previo al encuentro, según Pat Putman, cronista de la pelea en Sports Illustrated.

Emanuel Steward, manager del retador Hearns, aseguraba que Hagler estaría tan acelerado que luego de siete u ocho asaltos se quedaría sin fuerza. “Entonces iremos por el nocaut". Pero Steward subestimó al campeón. 

“Nadie cayó en el primer episodio sólo porque ambos atletas tenían una magnífica condición y su valor era enorme. Pero sin duda, ambos se alcanzaron con numerosos golpes suficientemente poderosos para derrumbar a mortales menos capaces. En total, ambos peleadores lanzaron 165 golpes: 82 por parte de Hagler por 83 del retador", escribió Putman y recuerda Jorge Cisneros.

En este primer asalto, la frente del campeón se abrió con un golpe de Hearns y sobre su ojo derecho caía sangre. Al percatarse de eso, el retador se convirtió en una máquina de soltar golpes, sin embargo eso sería su perdición. "Peleó 12 asaltos en uno", dijo su entrenador.

“Al regresar a su rincón, Hearns tenía la expresión agotada de un hombre que ya había luchado durante 36 minutos”.

Hagler, por su parte, fue atendido por un médico en la esquina antes de iniciar el segundo round. "No me preocuparé por el corte. Si vas a la guerra, te van a herir", dijo.

Los golpes que recibió de Hearns lo hicieron enfurecer aún más y “cuando regresó a su esquina después del segundo asalto, el campeón sabía que la pelea estaba a punto de terminar”.

A pocos segundos de haber iniciado el tercer asalto, la frente de Hagler se abrió más y el réferi Richard Steele paró por un momento la pelea para que fuera valorado en la esquina, pese a los reclamos de más de 15 mil espectadores que disfrutaban de la pelea.

“Decidiendo que no quería que el resultado fuera determinado por nadie más que él mismo, Hagler se movió, primero disparando un corto a la izquierda y luego un derechazo al costado de la cabeza de Hearns. Aturdido, el retador se tambaleó hacia atrás por el ring”.

Tras ese golpe, Hagler lo persiguió y descargó una derecha y una izquierda, y luego saltó con un derechazo que tronó contra la cabeza de Hearns. Solo por instinto, el retador trató de rematar, pero luego cayó de espaldas sobre la lona.

“Con gran voluntad, Hearns se dio la vuelta y se puso de pie a la cuenta de nueve. Pero Steele, después de estudiar los ojos vidriosos del retador, señaló sabiamente un alto el fuego”.

Con sangre todavía corriendo por su rostro, Hagler saltó en el aire, al menos $5.7 millones más rico. "Ganamos mucho dinero, pero les dimos un buen espectáculo", dijo Hearns al campeón defensor después de la pelea en el vestidor. 

(djh)