NFL 2022

El terror que la NFL ocultó: la enfermedad mental que llevó al suicidio a jugadores de futbol americano

La NFL intentó ocultar por años el terror y los suicidios de algunos jugadores de la NFL que fueron víctimas de la enfermedad CTE

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Hoy se celebra el Día Internacional de la Salud Mental, aunque el deporte suele endiosar a los atletas que vemos ganando campeonatos y triunfando en televisión, es importante recordar que son seres humanos que necesitan cuidar de su salud mental como todos. En la NFL este tema ha tomado una fuerte relevancia, pero todo se ha tornado una pesadilla, pues los golpes que reciben los jugadores de futbol americano son tan peligrosos, que muchos de ellos han muerto, recurriendo al suicidio por culpa de una enfermedad que se descubrió hace pocos años. 

El futbol americano es uno de los deportes que más pasión provoca en el mundo, pero también genera un daño cerebral a su jugadores. 

Pese a que la NLF quiso ocultar el terror por años, la demencia, la depresión, la violencia y los suicidios de algunos de los jugadores más importantes, confirmaron lo peor, existe una enfermedad cerebral que puede conducir a la muerte a quienes practiquen futbol americano.

Todo comenzó hace 20 años, cuando en 2002, el deporte más importante de Estados Unidos recibió una fuerte sacudida al quedar evidencia el terror que querían ocultar y que ya había generado algunas muertes de exjugadores. 

Un doctor de nombre Bennet Omalu, puso en jaque al deporte que más une a la nación americana. Descubrió la Encefalopatía Traumática Crónica (CTE) en el cerebro de un exjugador, y cuando esperaba convertirse en un héroe por hallar el origen del mal que martirizaba a tantos veteranos de la NFL, la liga lo negó, lo ocultó y lo convirtió en el enemigo número uno de los aficionados del futbol americano. 

El futbol americano puede matar: ¿Qué es la CTE?

La Encefalopatía Traumática Crónica, es una enfermedad neurodegenerativa provocada por la acumulación de traumas cerebrales que genera demencia, pérdida de memoria, depresión, agresividad, confusión y falta de control emocional.

Mike Webster: La primera muerte que lo cambió todo

El cerebro del jugador Mike Webster, quien fue estrella de los Steelers, fue el primero que cayó en las manos del doctor Bennet Omalu. Pese a que en el análisis inicial todo indicaba que había muerto de un infarto, el doctor se obsesionó y quiso comprobar qué era lo que de verdad había matado al jugador de, 1.85 metros y 120 kilos a los 50 años.

Con el permiso de la familia, analizó el cerebro, montando un laboratorio en su apartamento. Hizo pruebas hasta que unas manchas prendieron las alarmas con lesiones nunca vistas. Un estudio de sus 15 años de carrera afirmó que Iron Mike había recibido impactos en la cabeza que equivalían a 25 mil accidentes leves de tráfico. El resultado, la exestrella de los Steelers había quedado demente, viviendo solo en una camioneta, alejado de su familia y alimentándose de caramelos.

Omalu publicó su descubrimiento en una revista científica en 2005, y cuando creía que el mundo lo vería como un héroe, la NFL desacreditó el terror que había matado a Mike Webster.

Más suicidios y más cerebros que investigar

Pese a la negativa de la NFL por aceptar la verdad, Omalu no paró de investigar y las muertes de los jugadores de futbol americano, no paraban de llegar a su laboratorio.

El segundo fue Terry Long, quien se suicidó a los 45 años bebiendo anticongelante, las pruebas lo volvieron a confirmar: CTE

Después llegó Andre Waters, al que la NFL llevaba años negando una pensión de invalidez, se pegó un tiro en la boca a los 44 años, y la CTE también fue descubierta en su cerebro.

Justin Strzelczyk fue el cuarto, el entonces exjugador de 36 años empezó a oír voces, se plantó en una gasolinera, le dio 3 mil dólares a un desconocido al grito de “corre, el mal está llegando” y manejó a toda velocidad enloquecido hasta que su camioneta acabó contra un depósito de ácido y una gran explosión, también fue descubierto que tenía CTE.

Y así llegaron hasta 17 casos. En 2008 la universidad de Boston se unió a la búsqueda, y creó el primer banco de cerebros dedicado a buscar CTE en veteranos de la NFL

Sin embargo, no fue hasta el 2011 cuando la NFL no pudo ocultarlo más, los aficionados tampoco pudieron voltear a otro lado, la muerte de dos estrellas populares terminó por abrir la caja de pandora.

En 2011 Dave Duerson de 50 años se suicidó disparándose en el pecho en vez de en la cabeza, el motivo de elegir como morir lo explicó en su nota de suicidio: “Estudien mi cerebro”.

Un año después, Junio Seau de 43 años se suicidó de la misma forma. Dos jugadores que decidieron suicidarse de una forma más dolorosa para preservar sus cerebros intactos y que pudieran ser investigados. 

Los datos cada vez eran más contundentes, la esperanza de vida media del hombre en Estados Unidos es de 76 años, y la de los jugadores de la NFL es de 57. En septiembre, el centro médico de Boston informó que de los 91 cerebros de exprofesionales estudiados, 87 sufrían CTE.

Aaron Hernández, el suicidio que obligó a la NFL a tomar acciones

Uno de los casos más polémicos que sacudieron a NFL fue el entonces jugador de los New England Patriots, Aaron Hernández. El deportista de 27 años pasó de ser una estrella de los Patriotas de Nueva Inglaterra, a caer en la cárcel por asesinato y después se suicidó

Hernández vio truncada su carrera en la NFL tras ser condenado por el asesinato de uno de sus mejores amigos en 2013. En abril de 2017, mientras cumplía cadena perpetua en prisión, Aaron Hernández se suicidó.

Aunque nadie esperaba ver algo malo en el cerebro de un joven de 27 años, la autopsia sorprendió a los doctores, Aaron Hernández tenía un estado de encefalopatía traumática crónica (CTE), similar al de alguien afectado por esa enfermedad cerebral degenerativa de 60 años.

De acuerdo a la BBC, el cerebro de Hernández, fue llevado al hospital de la Universidad de Boston en una “operación secreta”, para evitar que la investigación trascendiera a los medios de comunicación y se hiciera pública.

Al cortarlo en pedazos de 1.3 centímetros, los investigadores notaron la existencia de “cuevas”, algo inusual en el cerebro de una persona de 27 años. El cerebro del exjugador de los Pats, tenía una acumulación excesiva de proteína tau, que mata las células nerviosas.

En el caso de Hernández, la proteína tau apareció por toda la corteza frontal, la parte del cerebro que controla la toma de decisiones, los impulsos y la inhibición.

También se había expandido a las amígdalas, que regulan emociones como el miedo o ansiedad, y otras partes del cerebro como el hipocampo, que se asocia principalmente con la memoria y con una parte del sistema límbico (responsable del comportamiento social).

Promesas de la NFL que se retiraron jóvenes por el miedo de la CTE 

De acuerdo a El Mundo, Chris Borland le tenía miedo a su trabajo, que le convertiría en multimillonario y en una estrella del futbol americano. 

“Me pregunté si era así como quería pasar mi vida adulta, dándome golpes en la cabeza. Decidí que sólo deseaba tener una larga vida, sin daños cerebrales ni una muerte prematura. El futbol (americano) es inherentemente peligroso”.

Así, a los 24 años, con un gran futuro tras ser uno de los mejores novatos de la NFL en 2015, decidió retirarse. Sin importarle perder 2.3 millones de dólares que ya tenía asegurados por los tres años que le quedaban de contrato con los San Francisco 49ers.

Tras la decisión de Borland, otros tres profesionales que se alzaban como promesas de la NFL, tomaron el mismo camino. Patrick Willis de 30 años también jugador de San Francisco, y con 15 millones por cobrar las dos siguientes temporadas.

Jason Worilds de 27 años, con ofertas de 40 millones por cinco años; y Jake Locker de 26 años con cuatro millones anuales.

¿Qué ha hecho la NFL contra esta enfermedad? 


El fondo de la NFL para indemnizaciones por casos de conmociones cerebrales hizo pagos por casi 500 millones de dólares en sus primeros dos años, pero los abogados de algunos exjugadores consideran que no hay médicos suficientes en la red aprobada para evaluar reclamos por demencia.

Los jugadores en retiro pueden solicitar indemnizaciones de hasta tres millones de dólares por casos de demencia moderada y 1.5 millones por situaciones menos graves. Sin embargo, la mayoría está en condiciones de recibir sumas mucho menores, con base en su edad y en el número de años que jugaron en la liga.

El arreglo resuelve miles de demandas, según las cuales, la NFL ocultó durante años lo que sabía de los riesgos de las conmociones cerebrales.

En 2015 se estrenó la película "La verdad oculta" con Will Smith protagonizando al doctor Bennet Omalu, el mismo que encontró los primeros casos de CTE en los jugadores de futbol americano que se suicidaron por no poder pelear más contra su salud mental. Cabe recordar que la película salió a la luz dos años antes de que se descubriera que Aaron Hernández sufría dicha enfermedad pero con un grado preocupante y nunca antes visto. 

 

(dmv)