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El terror que la NFL ocultó por años y que hoy le quita millones

La NFL quiso ocultar el terror por años, pero los suicidios de algunos exjugadores, confirmaron que existe una enfermedad cerebral que puede conducir a la muerte

Escrito en DEPORTES el

El futbol americano provoca pasión, amor, euforia, pero también daño cerebral a sus jugadores. Pese a que la National Football League (NLF) quiso ocultar el terror por años, la demencia, la depresión, la violencia y los suicidios de algunos de los jugadores más importantes, confirmaron lo peor, existe una enfermedad cerebral que puede conducir a la muerte a quienes practiquen futbol americano.

Esta temporada la NFL cumple 100 años, pero fue en 2002 cuando el deporte más importante de Estados Unidos recibió una fuerte sacudida al quedar evidencia la cara sucia de la liga más importante de aquel país.

 

Un doctor de nombre Bennet Omalu, puso en jaque al deporte que más une a la nación americana. Descubrió la Encefalopatía Traumática Crónica (CTE) en el cerebro de un exjugador, y cuando esperaba convertirse en un héroe por hallar el origen del mal que martirizaba a tantos veteranos de la NFL, la liga lo negó, lo ocultó y lo convirtió en el enemigo número uno de los aficionados del emparrillado.

El futbol americano puede matar: ¿Qué es la CTE?

La Encefalopatía Traumática Crónica, es una enfermedad neurodegenerativa provocada por la acumulación de traumas cerebrales que genera demencia, pérdida de memoria, depresión, agresividad, confusión y falta de control emocional.

Mike Webster: La muerte que lo cambió todo

El cerebro de Mike Webster fue el primero que cayó en las manos Omalu. Pese a que en el análisis inicial todo indicaba que había muerto de un infarto, el doctor se obsesionó y quiso comprobar qué era lo que de verdad había matado al jugador de, 1,85 metros y 120 kilos a los 50 años.

Con permiso de la familia, analizó el cerebro, montando un laboratorio en su apartamento. Hizo pruebas hasta que unas manchas prendieron las alarmas con unas lesiones nunca vistas.

Un estudio de sus 15 años de carrera afirmó que Iron Mike había recibido impactos en la cabeza que equivalían a 25 mil accidentes leves de tráfico. El resultado, la exestrella de los Steelers había quedado demente, viviendo solo en una camioneta, alejado de su familia y alimentándose de caramelos.

Omalu publicó su descubrimiento en una revista científica en 2005, y cuando creía que el mundo lo vería como un héroe, la NFL desacreditó el terror que había matado a Mike Webster

Más suicidios, más muertes, más cerebros que investigar

Pese a la negativa de la NFL por aceptar la verdad, Omalu no paró de investigar y los jugadores de futbol americano muertos, no paraban de llegar a su laboratorio.

El segundo fue Terry Long, quien se suicidó a los 45 años bebiendo anticongelante, las pruebas lo volvieron a confirmar: CTE,

Después llegó Andre Waters, al que la NFL llevaba años negando una pensión de invalidez, se pegó un tiro en la boca a los 44 años, una más, CTE.

Justin Strzelczyk fue el cuarto, el entonces exjugador de 36 años empezó a oír voces, se plantó en una gasolinera, le dio 3 mil dólares a un desconocido al grito de “corre, el mal está llegando” y manejó a toda velocidad enloquecido hasta que su camioneta acabó contra un depósito de ácido y una gran explosión, también tenía CTE.

Y así llegaron hasta 17 casos. En 2008 la universidad de Boston se unió a la búsqueda, y creó el primer banco de cerebros dedicado a buscar CTE en veteranos de la liga.

Sin embargo, no fue hasta el 2011 cuando la NFL no pudo ocultarlo más, los aficionados tampoco pudieron voltear a otro lado, la muerte de dos estrellas populares terminó por abrir la caja de pandora.

En 2011 Dave Duerson de 50 años se suicidó disparándose en el pecho en vez de en la cabeza, el motivo de elegir como morir lo explicó en su nota de suicidio: “Estudien mi cerebro”.

Un año después, Junio Seau de 43 años se suicidó de la misma forma. Dos jugadores que decidían suicidarse de una forma más dolorosa para preservar sus cerebros intactos.

Los datos cada vez eran más contundentes, la esperanza de vida media del hombre en Estados Unidos es de 76 años, y la de los jugadores de la NFL es de 57. En septiembre, el centro médico de Boston informó que de los 91 cerebros de exprofesionales estudiados, 87 sufrían CTE.

El preocupante resultado de la autopsia de Aaron Hernández

Uno de los casos más polémicos que sacudieron a NFL fue el entonces jugador de los New England Patriots, Aaron Hernández. El deportista de 27 años había visto truncada su carrera en el mundo del futbol americano tras ser condenado por el asesinato de uno de sus mejores amigos en 2013.

En abril de 2017, mientras cumplía cadena perpetua en prisión, Hernández se suicidó.

Aunque nadie esperaba ver algo malo en el cerebro de un joven de 27 años, la autopsia sorprendió a los doctores, Aaron Hernández tenía un estado de encefalopatía traumática crónica (CTE), similar al de alguien afectado por esa enfermedad cerebral degenerativa de 60 años.

De acuerdo a la BBC, el cerebro de Hernández, fue llevado al hospital de la Universidad de Boston en una “operación secreta”, para evitar que la investigación trascendiera a los medios de comunicación y se hiciera pública.

Al cortarlo en pedazos de 1,3 centímetros, los investigadores notaron la existencia de “cuevas”, algo inusual en el cerebro de una persona de 27 años. El cerebro del exjugador de los Pats, tenía una acumulación excesiva de proteína tau, que mata las células nerviosas.

En el caso de Hernández, la proteína tau apareció por toda la corteza frontal, la parte del cerebro que controla la toma de decisiones, los impulsos y la inhibición.

También se había expandido a las amígdalas, que regulan emociones como el miedo o ansiedad, y otras partes del cerebro como el hipocampo, que se asocia principalmente con la memoria y con una parte del sistema límbico (responsable del comportamiento social).

La opción de decidir: el retiro de las promesas para tener una vida de calidad

De acuerdo a El Mundo, Chris Borland le tenía miedo a su trabajo, que le convertiría en multimillonario y en una estrella del futbol americano. “Me pregunté si era así como quería pasar mi vida adulta, dándome golpes en la cabeza. Decidí que sólo deseaba tener una larga vida, sin daños cerebrales ni una muerte prematura. El fútbol (americano) es inherentemente peligroso”.

Así, a los 24 años, con un gran futuro tras ser uno de los mejores novatos de la NFL en 2015, decidió retirarse. Sin importarle perder 2,3 millones de dólares que ya tenía asegurados por los tres años que le quedaban de contrato con los San Francisco 49ers.

Tras la decisión de Borland, otros tres profesionales que se alzaban como promesas de la NFL, tomaron el mismo camino. Patrick Willis de 30 años también jugador de San Francisco, y con 15 millones por cobrar las dos siguientes temporadas.

Jason Worilds de 27 años, con ofertas de 40 millones por cinco años; y Jake Locker de 26 años con cuatro millones anuales.

El cambio de regla que redujo las conmociones cerebrales en el futbol americano

Un estudio en 2018 sobre el futbol americano descubrió que un pequeño cambio en las reglas de lanzamiento, puede llevar a una reducción significativa en las tasas de conmoción cerebral.

De acuerdo a la CNN, una carta de investigación publicada en la revista médica JAMA, aseguró que la conferencia atlética de la IVY League, cambió sus reglas en 2016 para mover las líneas de kickoff y touchback en los juegos, y hubo una reducción en la tasa de conmoción cerebral entre los jugadores.

Específicamente, la tasa promedio de conmoción cerebral anual en la conferencia universitaria fue de 10,93 por cada 1,000 jugadas durante el inicio del partido antes del cambio de regla. Descendieron a 2,04 después.

Los investigadores aseguraron que el juego de retorno de saque inicial plantea un riesgo de conmoción cerebral, un tipo de lesión cerebral traumática causada por un golpe en la cabeza, ya que involucra a los jugadores que corren a gran velocidad uno hacia el otro en una larga distancia.

El cambio de la regla requería mover la línea de inicio de la línea de 35 yardas a la 40 y la línea de touchboack de la línea de la yarda 25 a la 20.

Aunque la NFL aún no practica este cambio de regla, la liga aseguró que en 2018 el número de conmociones cerebrales en partidos y prácticas se redujo un 23.8 por ciento.

214 conmociones se dieron durante la pretemporada, como la temporada regular, en comparación al récord de 281 en 2017. La estrategia de reducción de conmociones de la NFL, desarrollada en conjunto con la Asociación de Jugadors de la NFL (NFLPA por sus siglas en inglés), incluyó tres puntos: intervenir en las primeras prácticas del campamento de entrenamiento, prohibir modelos de casco que no cumplan con los parámetros requeridos y la institución una serie de cambios en las reglas con base en la investigación biomecánica.

NFL paga millonada por casos de conmociones cerebrales

El fondo de la NFL para indemnizaciones por casos de conmociones cerebrales ha hecho pagos por casi 500 millones de dólares en sus primeros dos años, pero los abogados de algunos exjugadores consideran que no hay médicos suficientes en la red aprobada para evaluar reclamos por demencia.

Los jugadores en retiro pueden solicitar indemnizaciones de hasta tres millones de dólares por casos de demencia moderada y 1,5 millones por situaciones menos graves. Sin embargo, la mayoría está en condiciones de recibir sumas muchos menos, con base en su edad y en el número de años que jugaron en la liga.

El arreglo resuelve miles de demandas, según las cuales, la NFL ocultó durante años lo que sabía de los riesgos de las conmociones cerebrales.

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